Crisis De La “Estrategia De La Década De Oro” De Álvaro García Linera

Hasta hace poco se pensaba que el país ingresaba a un largo periodo de estabilidad política y social, es decir, se pensaba que ya no se producirían por un largo tiempo e incluso años las dramáticas movilizaciones sociales semejantes a las acaecidas en años anteriores. Este pensamiento se encontraba encandilado tanto por los resultados electorales alcanzados en las elecciones presidenciales de diciembre de 2009, como por las promesas electorales inflamadas de los “candidatos del cambio”, que levantaron las expectativas de que “ahora sí” se resolverían los problemas económicos y sociales de la población.
Alvaro García Linera (AGL), vicepresidente de Bolivia, no solo era uno de los que pensaba de esa manera, sino que fue el autor de la tesis política “oficial” del “largo periodo de estabilidad”, denominada por él mismo la estrategia de la “década de oro” (periodo 2010-2020). A las pocas semanas del triunfo electoral de diciembre y a los pocos días del inicio del segundo mandato del presidente Morales, AGL explicó los detalles de su tesis en una entrevista publicada con el título “Bolivia es un Estado Integral que transita al socialismo y que inicia una década de oro” (La Prensa, separata, 18/01/2010).
¿En qué consistía la tesis? AGL, con el trasfondo de la victoria electoral de diciembre y con la visión de un panorama futuro brillante coloreado por el descabezamiento político y jurídico de la oposición de derecha de la “media luna” afirmó, “mi lectura es que vienen a Bolivia tiempos de gran estabilidad política, que nos va a permitir dedicar la mayor parte de la energía al bienestar, a generar y distribuir riqueza. Se viene la década de oro para Bolivia, es una previsión objetiva.”
Para AGL no todo podía ser, sin embargo, como una taza de leche en el periodo de la década de oro y exhibió su perspicacia al anticipar que podían surgir “adversidades”. AGL explicó en este sentido que “Estamos entrando a un momento histórico donde las adversidades fundamentales van a seguir siendo fuerzas externas imperiales que se resisten a un Estado soberano, pero en lo interno los peligros no van a ser tanto de otros bloques de poder alternativos, porque no los hay. Las adversidades que hay que combatir internamente serán el faccionalismo, la corrupción y la ambición de los miembros del MAS, y nada de eso debe ser tolerado. Estamos entrando a un periodo estatal y social donde la adversidad política al proceso de cambio no va a estar tanto en otro proyecto de poder, sino en las enfermedades internas del MAS, que tienen que ser curadas, corregidas u operadas, a veces sin anestesia.” (Las negrillas son del autor).
Dos medidas fundamentales
La consolidación de la “estrategia de la década de oro”, requeriría, sin embargo, la implementación de dos medidas consecutivas a la aprobación de la Constitución Política del Estado (CPE) en enero de 2009. La primera consistía en la aprobación por la “Asamblea Plurinacional” de las “cinco leyes estructurales de la CPE” (ley del Organo Judicial, del Tribunal Constitucional, del Organo Electoral, ley Electoral y de Autonomías). Estas leyes eran consideradas los pilares estratégicos para consolidar el poder político, social y económico de la nueva oligarquía burocrática de Estado, así como para garantizar legalmente y con mano dura la implementación sin obstáculos de la nueva Constitución Política del Estado” o, lo que es lo mismo, el denominado “socialismo comunitario”.
La segunda medida consistía en el copamiento total no solo de las principales instituciones y poderes del Estado central, como se mencionó (ejecutivo, legislativo, judicial, electoral), sino también de cada uno de los poderes territoriales como las gobernaciones, las municipalidades y las denominadas autonomías indígenas. La elite burocrática consideraba que el copamiento de los poderes centrales no sería suficiente para asegurar la perpetuación de su poder total en el largo plazo, por lo menos durante la “década de oro”, sino que era necesario ampliarlo a los poderes territoriales, incluso a los más chicos.
Respecto a estos poderes AGL sentenciaba “Veremos que pasa en abril (elecciones para gobernaciones departamentales y municipales). Es un ámbito también de poder, de control de recursos, de toma de decisiones, de dirección cultural y política. Apostamos a un ensamble virtuoso, orgánico, entre niveles nacional y departamental. Sería lo ideal. Porque si no, vamos a seguir teniendo una disfunción entre un Estado y un poder nacional que apuestan a un lado, y poderes departamentales que se van a otro o en contramarcha. No es decisivo pero es importante y hay que dar esa batalla para que todo esté muy bien aceitado y se encamine sobre ruedas” (negrillas y paréntesis del autor del artículo).
Hasta el presente se han aprobado las leyes fundamentales mencionadas, se han copado, algunas veces forzadamente, los poderes del Estado Central, se han ganado muchas veces “a la mala” muchos poderes territoriales, lo que permitiría pensar a algunos, siguiendo la lógica de la “estrategia dorada”, que el periodo de la “larga estabilidad política” estaría garantizado. Varias y duras movilizaciones sociales surgidas consecutivamente durante estos últimos cinco meses permiten dudar, sin embargo, que la estabilidad política y social se encuentre asegurada. Es más, luego de estas movilizaciones, nada permite avizorar que el pronóstico de “la estrategia de la larga estabilidad” pueda cumplirse tanto en el corto, como en el largo plazo.
Debilidades
¿Por qué falla la teoría de la década de oro y del “ensamble virtuoso”? Por lo que se ve, la imposición de las leyes autoritarias, los copamientos institucionales y la represión policial a la oposición política no son suficientes para asegurar la estabilidad hermética. Los casos (entre varios otros sectoriales) de la larga marcha de protesta de los pueblos indígenas de las tierras bajas organizados en la CIDOB (abril-mayo), la dura y larga movilización de la provincia Caranavi del departamento de La Paz (mayo), así como la movilización de tres semanas del departamento de Potosí (julio-agosto) son reveladores de que en el modelo burocrático en construcción, existen contradicciones estructurales que generan inestabilidad. Estas contradicciones son las que causan las insatisfacciones sociales, las protestas y las movilizaciones.
En los casos de las movilizaciones mencionadas los poderes territoriales, sociales y políticos (alcaldías, gobernaciones, sindicatos, organizaciones sociales) e incluso parte de los poderes centrales (senadores y diputados del partido gobernante) se encontraban amplia o totalmente copados, cooptados, hegemonizados y protegidos por las leyes impuestas. Todos estos elementos colocados cada uno en “ensemble virtuoso” eran considerados herméticamente “funcionales” pero se derrumbaron como castillos de barro ante, aparentemente, pequeñas lloviznas reivindicativas. Con las movilizaciones no solo tambalearon los poderes territoriales y estallaron las organizaciones sociales cooptadas, sino que, por sus mecanismos totalizantes de “ensamble virtuoso no disfuncional”, también tembló y quedó afectado el bunker central de la oligarquía burocrática.
¿Cuáles serían entonces las verdaderas “adversidades” del modelo burocrático de Estado? Pese a las apariencias de fortaleza y coherencia, el modelo presenta en realidad, como se mencionó, profundas debilidades y contradicciones de tipo económico, social, político y ético, que dañan a la población mayoritaria. Estas contradicciones, ante la inflexibilidad estructural del Estado burocrático para autocorregirse, hacen que la población insatisfecha y en proceso de empobrecimiento y marginación política, se vea en la necesidad de interpelar y de presionar de manera cada vez más dura tanto al poder de la elite oligárquica como al modelo socialista en construcción.
Las contradicciones mencionadas revelan que los “factores adversos” señalados por AGL no están constituidos simplemente por las “fuerzas externas imperiales”, o por los “bloques internos de poder alternativos”, los que para AGL “no podrían existir”. Para ésta lógica no podría existir en el país un “bloque alternativo de poder”, o de oposición política real, debido a la “ausencia de un líder” o de un “proyecto alternativo de poder”, por lo que, en consecuencia, la estabilidad política de largo plazo “estaría garantizada”. Como las dirigencias de la derecha tradicional fueron descabezadas política y jurídicamente, no podría existir para AGL otra dirigencia opositora.
Debido a esta lógica, las movilizaciones mencionadas solo podrían ser engendradas por “fuerzas externas imperiales” y no por las reivindicaciones legítimas de los pobres y de la población. La incapacidad del modelo para satisfacer esas necesidades y las promesas incumplidas de los candidatos del cambio no jugarían ningún papel. Finalmente, ante la ausencia evidente en las movilizaciones de las argüidas “fuerzas externas imperiales”, como lo exigía “la teoría de la década de oro“ (por ejemplo el pretexto “USAID”), el poder acartonado encuentra finalmente “otra explicación teórica”, “otro culpable”, personificado en “los traidores o en los infiltrados en el MAS”. ¿Será suficiente, en adelante, efectuar purgas permanentes sin anestesia en el MAS para garantizar la década de oro?
La lógica burocrática de la nueva derecha no podía imaginar que para expresarse la población pobre y necesitada no requiere simplemente de “un líder” preexistente y de “un proyecto alternativo de poder”. La población decepcionada se mueve principalmente por sus necesidades y reivindicaciones sociales, políticas, económicas y éticas y genera sus líderes y sus proyectos de poder.
Contradicciones del modelo
La principal contradicción del modelo burocrático que se construye, denominado “socialismo comunitario”, es que no tiende al desarrollo equilibrado de la economía y de la sociedad. Su dinámica económica y social impulsa prioritariamente el fortalecimiento del sector estatal y extractivo de la economía, pero relega el desarrollo equilibrado de los grandes sectores productivos como el industrial manufacturero, el agropecuario, el agroindustrial y el de servicios. Al desdeñarlos e incluso reducirlos la oligarquía burocrática no contribuye a la generación de empleo permanente y creciente de los trabajadores, a sus ingresos ni, consecutivamente, al desarrollo homogéneo y equilibrado de la tecnología y de las regiones. Este modelo desequilibrado daña también, de este modo, a la naturaleza y al medio ambiente. Como puede apreciarse, el modelo, al generar mayor pobreza, desempleo y subempleo, entra en contradicción directa tanto con las aspiraciones de prosperidad de los trabajadores y de la población, como con las necesidades de desarrollo equilibrado regional y del país. Lo único que parece interesar a la oligarquía burocrática de Estado, es decir a la nueva derecha, aunque esta vez no democrática y despótica, es el fortalecimiento de su propio poder económico, social y político.

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