El Tigre apareció en medio del diluvio y se ‘morfó’ al puntero


The Strongest sacó de la galera una victoria incuestionable. Vimos un elenco ‘aurinegro’ con overol y se llevó por delante a Bolívar que, pese a jugar aceptablemente, cayó por 2-3.

Un clásico intenso, nervioso, de ida y vuelta y con muchas emociones se tiñó de ‘oro y negro’. En medio del diluvio –primeros tramos del partido– apareció anoche la  ‘garra’ del Tigre y se anotó un triunfo épico en el estadio Siles. La cuenta fue de tres goles contra dos y de lejos el mejor choque del año entre estos tradicionales rivales.

Un sutil toque, casi mágico, por la manera cómo fue concebido por el juvenil Rodrigo Ramallo, llevó la fiesta de Obrajes a Achumani, porque el acierto del valluno inclinó la balanza a favor del ‘ultrajado’ elenco ‘aurinegro’, llevando al tablero un 3-2 inobjetable, y que ahora se inyecta de valor para intentar revertir los contrastes por resultados favorables, y meterse en la conversación con los equipos que treparon al lote de los más pintados del torneo Clausura 2010.

La primera etapa fue de trámite interesante, porque la lucha se desataba en todos los sectores del campo de juego.

Zé Carlos (21’), con un balazo que pasó cerca al horizontal, insinuó peligro para el marco ‘aurinegro’.

Carmelo Angulo, tres minutos después, devolvía gentilezas porque su disparo pisando el área grande salió elevado. Tres minutos después volvió a desperdiciar Angulo con un remate esquinado que salió desviado. Cuando el juego era de ida y vuelta, el lateral Gerson García levantó un centro anunciado (37’) y el meta Farfán, que estaba adelantado, no pudo evitar el viaje del cuero, que encontró la red cerca del segundo vertical. Uno arriba el Tigre.

La paridad transitoria no tardó en llegar, porque ante un desajuste defensivo del ‘gualdinegro’, Cardozo ejecutó un tiro colocado y a media altura, y tras un pique superó la reacción de Rougcher, y a comenzar de nuevo (37’): 1-1.

Tras el descanso, una licencia de Gatty Ribeiro permitió a Ferreira levantar un centro rasante desde la derecha y Zé Carlos, que ingresó ganandole las espaldas a su marcador, no tuvo dificultad para empujarla el balón ante un meta (Rougcher) sin  poder de reacción (2’). Bolívar tomó la iniciativa.

Fue en estas circunstancias que la dinámica de juego subió y apareció la figura de Chumacero, que fue la manija de The Strongest, y Angulo un tapón que evitó la reacción ‘celeste’.

Precisamente, una lucida intervención de Chumacero ante el espigado Ithurralde (20’) contribuyó para que cambie la historia del pleito, le robó un balón que se transformó en gol (2-2). Cinco minutos después, una avivada del juvenil Rodrigo Ramallo llevó el canto de victoria a la tribuna sur.

Se conectó con un balón a 20 metros del marco de Farfán, y el resquicio que ofreciá la poblada defensa bolivarista fue desbaratado con remate medido y colocado cuando el cronómetro señalaba 25’.

Bolívar, a partir del tercer gol de su rival de siempre, perdió los estribos y sumó dos expulsiones: Parada (26’) y Ríos (33’) se fueron a las duchas, y la suerte de la ‘Academia’ estaba echada. Sigue primero, pero suben sus urgencias.


Los técnicos

El triunfo se lo consiguieron los jugadores. Si se juega de esta manera, no creo que nos ganen en adelante. Hubo buen juego y buena actitud. El equipo rindió en gran medida.

Néstor Craviotto, DT de The Strongest


Me gustó el partido. Da bronca perder así porque se generó más opciones de gol que el rival. Le dimos vida a un equipo que estaba muerto. Estoy hecho pelota, se debe recobrar la fe.

Néstor Clausen, DT de Bolívar


La figura

Alejandro Chumacero fue todo pulmón y le robó un balón fundamental al grandote Ithurralde para el gol psicológico de la paridad, y reavivó a un Tigre que fue garra y algo más.


Árbitro

Raúl Orozco empañó el partido, cometió muchos errores y no fue equitativo.

Cortó muchas jugadas cuando lo correcto era dar continuidad y no favorecer al infractor. Fue menos drástico con el Tigre.

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