Habrá que seguir contando los quintos para hacer las compras por cuatro meses más. Núe Morón, presidente de la Asociación de Hortalizas y Fruticultores de Santa Cruz (Asohfrut), explicó que la escasez de frutas, hortalizas, verduras y tubérculos durará entre 100 y 120 días más, dependiendo del producto. Esto es lo que le toma a las lechugas, tomates, cebollas y papas crecer. La buena noticia es que con la lluvia caída el fin de semana pasado, los ríos de las zonas productoras (básicamente valles cruceños) volvieron a tener caudal y los agricultores podrán volver a sembrar para reabastecer la demanda del mercado cruceño.
La sequía experimentada en los últimos meses ha provocado que entre diciembre y noviembre los productos de la canasta familiar hayan sufrido un incremento de precios entre el 20% y el 100%.
Núe explicó que ahora los productores vallunos deberán ‘rascarse el bolsillo’ para volver a sembrar porque nadie les da crédito y hubo campesinos, que perdieron hasta Bs 10.000 por hectárea sembrada. Indicó que la disminución de precios sólo llegará con la regularización de provisión de alimentos.
Ronald Peñaranda, responsable de Planificación de la Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO), explica que la actual crisis de alimentos comenzó con la siembra de verano pasado (hace un año), en la que se experimentó una reducción del 8% de la superficie sembrada (8.000 hectáreas). En invierno, esta merma se ha reducido a 2.000 hectáreas (ha), que representan un 4% de la siembra total y no debería afectar de gran manera la provisión de los llamados productos industriales, como la soya, el arroz, girasol, maíz, sorgo y caña.
De estos productos, los únicos que repercuten en los precios finales de la canasta básica en la actualidad son el maíz y el sorgo. Hasta ahora, según Peñaranda, los avicultores cruceños sufren la merma de productividad del maíz cultivado en la primera cosecha del año, en la que se levantaron 200.000 toneladas menos de granos, por una baja de rendimiento de 4,3 toneladas por ha a 2,9 toneladas (t). Este dato debe ser tomado en cuenta por los productores locales, porque, según Peñaranda, la demanda nacional de carne de pollo crece a un ritmo del 10% anual y la superficie sembrada de maíz y sorgo debe aumentar al mismo ritmo si no se quiere tener el aumento de los precios.
Este mismo fenómeno sucedió con la caña. En los ingenios azucareros, que con 129.000 hectáreas alcanzaba para producir 12 millones de quintales, suficientes para abastecer el mercado nacional y para exportar los excedentes. Sin embargo, según datos de la CAO, la productividad por hectárea de caña bajó de 50 a 37 toneladas, por lo que, sumado al contrabando de azúcar, se produjo un déficit que hace peligrar la provisión del producto en febrero y marzo. Para ello, el Gobierno importará 1,1 millones de quintales. Lo que no se entiende aún es el motivo del desabastecimiento de los últimos días, ya que, según los ingenios, productores cañeros y el Ejecutivo, hay azúcar suficiente hasta fines de enero.
En contraste con la escasez de hortalizas y azúcar, otros productos, como el arroz, abundan en el mercado y su provisión para los próximos años está garantizada.
Si la lluvia del fin de semana pasado fue un alivio para los horticultores, los productores industriales ruegan para que comience a llover desde la primera semana de diciembre. Eso les permitirá iniciar la siembra de verano a tiempo y disminuirá el impacto en los precios todo el año 2011.
Como solución a este problema, Peñaranda y Morón explican que lo único que se puede hacer es ‘cosechar agua’.
La CAO pide planes para tener superficies de producción industrial bajo riego, mientras que Morón solicita construir pequeñas represas en los valles más altos para guardar agua para los tiempos de sequía.
Falta planificar e incentivar a los productores
Intuición. Eso es lo que guía a los agricultores que producen lo que las familias cruceñas llevan a diario a su mesa. Lo que falta en las instituciones locales son datos precisos de qué tan grande es el problema y cuáles son los productos que se vieron más afectados con la sequía.
Ni la Asociación de Hortalizas y Fruticultores de Santa Cruz ni la Gobernación saben la cantidad de hectáreas afectadas y Nué Morón, presidente de Asohfrut, explica que las pérdidas totales abarcan unos 50 kilómetros del cauce del río Quirusilla.
Gregorio Cardona, responsable de Desarrollo Agropecuario Departamental de la Gobernación de Santa Cruz, admite que falta planificar, que se necesita zonificar la producción respetando las zonas agroecológicas y prever su cantidad, de acuerdo al consumo nacional y local. Consideran que para ello el Gobierno Nacional, el departamental y el local deberían sentarse a planificar o crear una instancia que se encargue de estos detalles.
Cardona explica que en la zona de los valles existen 18.000 hectáreas de cultivo bajo riego, pero que los agricultores necesitan mayor apoyo para comenzar a aplicar tecnología de producción. Además, por la precariedad de su economía, tienen muy poco acceso a fertilizantes y agroquímicos.
Morón abunda en este punto. Cuando un productor pierde su cosecha no hay nadie que lo ayude y la única forma de acceder a un crédito es hipotecando un inmueble urbano.
“Antes, las centrales de insumo nos daban créditos con la garantía de las minutas de nuestras tierras, pero ahora ya no. No somos sujeto de crédito y la tierra no sirve como garantía para ningún banco”, explicó.
Cardona admite que con la poca información con la que cuentan los organismos estatales, es difícil saber qué productos escasearán más en los próximos meses o incluso si la situación mejorará o tenderá a agravarse.
“No hay estudios. Hay que hacer un levantamiento de las áreas bajo riego y de las zonas para producir. Como no hay planificación, no se sabe cuánto se siembra”, dijo Cardona.
Si de apoyo se trata, Morón ironiza que con dos bolsas de papa y pocos kilos de fertilizante no hace agricultura. Si no les dan acceso a fuentes de crédito, pide que por lo menos se busque la forma de que tengan un seguro contra problemas climáticos, lo cual les ayudará a recuperar lo invertido cuando el sol calcine su chaco, cuando el granizo queme sus cultivos o cuando el río se ensañe con su tierra.
Hoy sequía, después inundación
Según el Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (Senamhi), la sequía actual se extenderá hasta la segunda quincena de diciembre. El informe de la entidad estatal precisa que a lo largo del año llovió un 25% menos que en 2009.
Los técnicos han notado un fenómeno de acortamiento de la temporada de lluvias, que antes comenzaba en octubre y terminaba en abril, y que ahora se concentra en diciembre a febrero. Esto puede provocar problemas de abastecimiento de agua.
La sequía afectó a los nueve departamentos del país y provocó el doble de focos de incendio que el año pasado. Este fenómemo, según el Senamhi, puede provocar más déficit de precipitaciones en los años posteriores.
Este trastorno climático llegó a efectos impensados, como que falte carne vacuna en Trinidad, capital de Beni, departamento que cobija al mayor hato ganadero del país.
Las regiones más afectadas por la sequía son Santa Cruz, Beni, el norte de La Paz y Pando. Se estima que 300.000 personas fueron azotadas a los largo de 10 meses.
Según el Senamhi, a partir de diciembre Bolivia está a expensas del fenómeno de La Niña, lo que traerá con-sigo un aumento de las precipitaciones en todo el país y se teme incluso que haya desbordes de ríos.
De acuerdo con el Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología, el fenómeno climático La Niña genera una mayor cantidad de precipitaciones pluviales en las regiones del altiplano y los llanos orientales, pero también de escasez en la región del Chaco y sur del país, que ya fueron golpeadas en los pasados 10 meses por la falta de agua, ha puesto en peligro el hato de ganado bobino y ovino de la zona.
Esto bajará el poder adquisitivo
Napoleón Pacheco / Fundación Milenio
El país está experimentando un alza de precios debido a varios factores. Los principales tienen que ver fenómenos climatológicos que han deteriorado la oferta, pero también sufrimos los efectos de la falta de inversiones en el sector agropecuario, porque no se observan aumentos importantes en la superficie cultivada, sobre todo en la zona de Santa Cruz.
Eso no sucede sólo porque los agricultores no quieren invertir, sino que también hay un problema grave que es la inseguridad jurídica, lo que provoca que se siga produciendo en la misma cantidad de terreno o se extienda levemente la frontera. Esto provoca que la producción no aumente como requiere la demanda.
También tenemos un incremento de precios de los alimentos en todo el mundo, similar al vivido entre 2006 y 2008. A eso se suma que Bolivia está pagando los costos de determinaciones de algunas autoridades que quisieron parar el alza de precio con la prohibición de exportaciones.
Pero esto no se notará en la inflación de este año. Hay que hacer notar que el índice elaborado por el Instituto Nacional de Estadísticas ya no es un dato representativo, sino todo lo contrario, tiene mucho sesgo. Eso hace, por ejemplo, que en plena crisis de precios las autoridades salgan a confirmar que la inflación para este año no superará el 4,5%, pese a que hay productos que han aumentado su precio hasta un 50%.
Esto provoca un efecto que hace la inflación irreal y si este dato es tomado por el Gobierno como la base para el incremento salarial, el resultado será un deterioro mayor del poder adquisitivo del salario de los bolivianos.
Se debe evitar, en estos momentos, introducir elementos que distorsionen más los precios.
Los precios de los productos son el mejor planificador de la producción. Lo que el agricultor necesita es mayor seguridad jurídica.
Nota: el deber
Prevén que la escasez dure120 días más
noviembre 07, 2010
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