El Gobierno de Brasil anunció la entrega de subsidios a Bolivia y Paraguay para fortalecer la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado, principalmente en la frontera con ambos países. Así lo anunció ayer el nuevo ministro de Justicia brasileño, José Eduardo Cardozo, quien fue posesionado en el cargo el domingo pasado por la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, que asumió la presidencia el sábado pasado.
“Tenemos que subsidiar iniciativas y hacer operativos integrados. Algunos países fronterizos no tienen capacidad operacional y los recursos para vigilar las fronteras”, dijo la nueva autoridad en declaraciones a la prensa de su país.
Brasil –dijo el ex diputado– deberá poner en funcionamiento este año los aviones espías Vant, de fabricación israelí, para proteger sus fronteras.
Cardozo anticipó, según reportaron los medios brasileños, que la cooperación involucrará transferencia de dinero a los países más pobres para la seguridad fronteriza, aunque no mencionó montos. “Si es necesario subsidiar algo, tendremos que hacerlo, siempre dentro de los límites de la ley”, dijo.
Bolivia y Brasil tienen una agenda bilateral en la que uno de los temas centrales es la coordinación de acciones para hacer frente al narcotráfico. Según las declaraciones del ministro brasileño, estos acuerdos, que tienen no sólo con Bolivia sino también con Paraguay como parte de una de las prioridades de la nueva gestión gubernamental, se fortalecerán para combatir con mayor rigor el narcotráfico y el crimen organizado.
Brasil cuenta con un sistema de radares y de aviones para controlar la Amazonia por donde operan las bandas del narcotráfico que podría ponerla al servicio de Bolivia y Paraguay.
En su discurso, durante la ceremonia de transmisión de cargo el domingo pasado, Cardozo prometió combatir al crimen organizado y el tráfico de drogas, y dar atención especial al patrullaje de las fronteras de ese país.
“Vamos a demostrar que el Estado es más fuerte que la delincuencia organizada. Que le duela”, expresó al proponer un pacto nacional, más allá de las diferencias partidarias, para combatir el consumo de drogas y el narcotráfico.
Dos de las mayores lacras sociales de Brasil contra las que se enfrentará Dilma Rousseff son el narcotráfico y la alta tasa de criminalidad, según expertos y analistas brasileños.
El experto Rui Tavares Maluf explicó que la mandataria “ha anunciado mano dura contra los grupos delictivos brasileños y una mayor cooperación y coordinación con las autoridades” de los países donde se origina el narcotráfico, que son principalmente Perú, Bolivia, Venezuela y Colombia.
Para otro analista brasileño, citado por los medios de ese país, Ricardo Antunes, a Rousseff le conviene “eliminar las causas estructurales del narcotráfico porque en Brasil existe un amplio mercado de consumidores”.
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