Calles permanecen aisladas y vacías

Los vecinos de la zona del desastre sufren por el cierre de sus negocios




Juan Pablo Rodríguez C.
Un gato camina sigiloso entre las personas que van y vienen de la oficina de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), ubicada en la calle Independencia, esq. Mercado. El felino no se inmuta con el trajín de los voluntarios, rescatistas y personas solidarias que ofrecen sus mejores esfuerzos en procura de colaborar en la misión que, a las 10:30, después de un comunicado oficial, es rescatar a los cadáveres de las víctimas del desastre.
Fuera, en las calles adyacentes a la zona del derrumbe, sólo habitan el sol y su inclemencia. Cada ciertos minutos alguna figura transita portando un casco, un pañuelo o herramientas que identifican a los equipos de rescate y apoyo, o las volquetas ensombrecen las losetas cargando escombros que son depositados en la zona del mercado Primavera o en un terreno cerca de Viru Viru.
La Policía amplió ayer una cuadra el cordón de seguridad desde temprano, impidiendo que curiosos, transeúntes e incluso periodistas se asomen al lugar.

Desde el lunes 24, a las 22:00, los negocios vecinos al edificio multifamiliar Málaga quedaron aislados y no vuelven a abrir desde entonces. Agapito Medina Cuéllar, propietario de la peluquería Medina, lamenta la situación y confiesa que se perjudica porque sus clientes no pueden llegar hasta su negocio. “Desgraciadamente el desastre nos afecta a todos; sin embargo, hay que aceptar esta situación porque es un accidente”, dice Medina, mientras se consuela.
Al mediodía, la chocolatería, el solarium, la boutique, la tienda de aparatos industriales y los otros locales colindantes al lugar del desplome parecen estemblar por el calor.
En YPFB, el movimiento se identifica con la llegada de alimento que traen los donantes, como la señora Mirtha que llega con una olla ‘gigante’ repleta de majao. Chicha, sodas, agua, energizantes, refrescos y todos los líquidos son apilados en los contenedores con hielo que se instalaron en YPFB.
En el aire aún no se percibe el olor a muerte que hay en la ‘zona cero’, pero los paramédicos toman sus previsiones y vacunan a los colaboradores contra infecciones dentro del ‘búnker’. Luis Barrancos, director del colegio Nacional Florida, próximo al desastre, cedió las instalaciones del centro para acoger a los expertos chilenos y a los oficiales de la Policía y advierte de que el lunes evaluará si es necesario postergar las clases en el colegio. “Aún no me comunico con las autoridades educativas, pero nadie nos puede prohibir ayudar”, afirma.
Mientras el sol se aplaca, la maquinaria se mueve bruscamente para escarbar el hormigón; la ciudad parece otra, ese pedazo le duele.

   Cortitas 
Familiares continúan a la espera en albergue
Vania Schwarn, directora de Política Sociales de la Gobernación, dijo que en el albergue Los Huérfanos aún permanecen alrededor de 30 familiares de las víctimas. “Corresponden a seis familias y se quedarán hasta que se rescate al último fallecido”, explicó. Cinco psicólogos de la Gobernación y cinco de la Defensoría de la Niñez realizan trabajos de contención.

No se tiene un plan de repliegue del trabajo
El Centro de Operaciones de Emergencia Departamental de la Gobernación aún no coordina un plan de repliegue de los operarios, maquinaria, rescatistas y efectivos que colaboran en la misión de búsqueda de víctimas del edificio. Lo que significa que no se conoce cuándo serán habilitadas las calle; sin embargo, se adelantó que los trabajos de desocupación serán paulatinos.

Escombros sufren el robo de fierros
Los escombros son depositados en dos puntos, uno es en la zona del mercado Primavera (5to anillo y Av. Centinelas del Chaco) y el otro, por unos terrenos de Viru Viru. Ambos lugares permanecen precintados para resguardar el material, ya que vecinos denunciaron que personas llegaban a demoler los desechos para robar los fierros de construcción, que tienen un alto valor.

Compran dos casas para víctimas
Cumpliendo la promesa hecha por el presidente Evo Morales a favor de los familiares de las víctimas fatales del derrumbe del edificio Málaga, el operador político del MAS en Santa Cruz, Roberto Fernández, adquirió las casas que serán donadas a Norma Arias, viuda de Domingo Meleán Pérez, que está en estado avanzado de gestación, y a la, madre de los hermanos  Luis Egüez y Johnny Calisaya, muertos en el inmueble.

Las dos casas están ubicadas en la urbanización Villa del Sol, cerca del Plan Tres Mil. Queda pendiente el caso del casero Óscar Gutiérrez, que sobrevivió al desastre.

Fernández explicó que para los demás casos, incluyendo el de Gutiérrez, se construirán las casas en los lotes que han ofrecido donar algunas empresas inmobiliarias. “Para ello, hoy (ayer) me reuní con el presidente Morales y el ministro de Obras Públicas, quedando confirmado que las casas serán hechas una vez se concluya la evaluación que me encargó el Presidente para atender los requerimientos de los familiares de las personas de escasos recursos económicos fallecidas bajo los escombros del edificio Málaga”, apuntó el representante masista.

Evo Morales entregará las viviendas en una fecha que se confirmará este lunes, según Roberto Fernández.  Ayer, algunos familiares de las víctimas fueron a la urbanización para la entrega de las casas, pero se les dijo que será otro día. /JAC


Nota: el deber

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