La estatal Empresa de Apoyo a la Producción de Alimentos (Emapa) sorprendió a los bolivianos al subir el precio del azúcar hasta 61 bolivianos la arroba y 5,30 bolivianos el kilo, como una medida contra la especulación directa del producto.
Hasta el pasado jueves, el precio del azúcar en las tiendas de EMAPA era de 4,30 el kilo y 49,50 la arroba, mientras que en los mercados de abasto sólo se comercializa al raleo y a un costo de 4 y 5 bolivianos la libra.
La Ministra de Producción, Antonia Rodríguez, y el Gerente de Emapa, Álvaro Rodríguez, explicaron en conferencia de prensa que los bolivianos son presa de especuladores e intermediarios que compran el azúcar a precio subvencionado y revenden, causando la desesperación de la gente.
Emapa dijo que a partir de la fecha, el precio de azúcar sube de 4,30 el kilo a 5,30 bolivianos y de 49,50 a 61 bolivianos, que no debería tener incidencia en otros productos como el precio del pan de batalla, porque existe un convenio para proveer azúcar subvencionada al sector panificador.
"Es una medida para precautelar que se siga teniendo azúcar a precios por muy debajo del mercado. Lo más grave que puede ocurrir es que no exista azúcar para comprar", manifestó Álvaro Rodríguez en una coincidente afirmación de la Ministra quien señaló que es mejor tener azúcar a ese precio a no tener.
"Hay personas inescrupulosas que quieren aprovechar la diferencia del precio que existe en el mercado y el precio de EMAPA, lo que está generando un mercado paralelo", justificó Álvaro Rodríguez.
El funcionario informó que en todo el país 18 mil personas por día compran azúcar en tiendas de EMAPA, entre otros productos, pero siguen formando largas filas desde hace tres semanas.
De acuerdo a los datos de Emapa, por semana se atienden a cerca de 90 mil personas en todo el país, por tanto, no existe una atención lenta y el fenómeno de las extensas filas se debe a que en muchas ocasiones compran familias enteras para comercializar en el mercado paralelo.
La Empresa aclaró que la variación de precios sólo alcanza al azúcar y no así a otros productos como arroz, harina o aceite que se comercializan a través de sus diferentes puntos de distribución en tiendas de barrio y puestos móviles a los mismos precios.
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