Crisis en el gobierno de Evo Morales

El aumento de precios de los alimentos le está pasando factura al presidente boliviano Evo Morales. La semana pasada hubo protestas en varias ciudades del país y los transportistas anunciaron otra huelga para mañana. Mientras los analistas consideran que el gobierno naufraga en sus políticas populistas, crece el descontento de los trabajadores.
Imagen de Bolivia: crisis en el gobierno de Evo Morales
A pesar de que los aumentos de precios en los combustibles se anularon, los alimentos básicos subieron y eso está creando un clima de malestar social - AP
El clima rechazo a las medidas del gobierno se sintieron en los últimos días en varias ciudades del país como Cochabamba, Santa Cruz, Oruro y Potosí, donde se registraron protestas que criticaron las medidas populistas del gobierno, como brindar dinero a través de bonos, ayudas o subvenciones, además del alza de los precios.

Según Morales, la escasez de algunos alimentos y el aumento en sus precios se debe a una prolongada sequía que el año pasado afectó la producción, pero también a la crisis mundial. Por esta razón, el gobierno mantiene fuertes subvenciones a los combustibles y a algunos alimentos básicos, lo que se convirtió en una pesada carga para el Estado.

Mientras la población forma largas filas para obtener azúcar a precios elevados hasta en 40%, la oposición y los analistas cuestionan que Evo Morales continúe dando prioridad a la entrega de campos deportivos o prometiendo proyectos como la instalación de un satélite propio.

LOS TRANSPORTISTAS, EN HUELGA

El poderoso gremio del transporte de Bolivia llamó a una huelga de 24 horas para mañana en demanda del aumento del precio del pasaje, al cabo de una reunión ampliada de dirigentes nacionales del sector. "Haremos un paro a nivel nacional sin levantar el de Cochabamba, que tiene carácter indefinido desde el martes de la semana que viene", anunció Franklin Durán, máximo dirigente de los transportistas.

De acuerdo con los líderes reunidos, "si es que no hay avance se va a hacer una evaluación y se va a declarar un paro de 72 horas" a nivel nacional, agregó Durán.

Los choferes exigen sustanciales aumentos de tarifas que van del 30 al 50% en taxis, buses y minibuses, cuyos precios están, según los dirigentes, congelados desde hace 11 años.

Los sindicatos del transporte de las ciudades de Cochabamba, Oruro y Potosí comenzaron a aplicar desde principios de este mes un aumento unilateral de hasta 30%, mientras en Santa Cruz, la principal ciudad de Bolivia, los choferes se manifiestan en las calles desde hace una semana por un ajuste de tarifas.

EL MALESTAR DE LOS TRABAJADORES

La semana pasada, la Central Obrera Boliviana (COB) hizo un llamado a la huelga y a marchas callejeras, hecho que derivó en una reunión que el presidente Evo Morales mantuvo con dirigentes gremiales, incluyendo al secretario Ejecutivo de la COB, pero que terminó sin acuerdos.

Días más tarde y sin un entendimiento, la COB planteó un incremento de los salarios sobre una base de 8.309 bolivianos (1.183 dólares) mensuales, es decir multiplicar por 12 el salario mínimo actual que equivale a 96 dólares al mes, pero Morales desestimó esa demanda y afirmó: "Cuando el planteamiento es de carácter irracional y descabellado, el pueblo no respalda”.

En medio de crecientes pedidos de aumento salarial, el presidente invitó a la COB a formar una comisión para estudiar el tema de los salarios de forma transparente. “Aquí está la plata del Estado y no es la plata del Evo", afirmó el mandatario, quien además reiteró que el aumento salarial de 2011 estará por encima del 7% de la inflación anual del año pasado.

EL PINCIPIO DEL FIN

La popularidad del mandatario viene en picada desde fines de diciembre pasado, cuando el gobierno anunció un alza de 83% en los combustibles, medida que el mandatario debió retirar pocos días después tras una multitudinaria marcha de protesta convocada por la COB, que desencadenó un proceso inflacionario y de escasez que todavía no se detiene.

Según el politólogo y ex asambleísta Jorge Lazarte, la población comenzó a desconfiar del gobierno de Morales, que fue reelecto para un segundo período de cinco años en 2010 con un abrumador 64% de los votos. En las actuales circunstancias "es difícil confiar en un gobierno que toma una decisión que no es revolucionaria, popular ni antineoliberal", afirmó Lazarte.
Los bolivianos rechazan un tercer mandato de Evo
En medio de fuertes protestas sociales por el desabastecimiento y el alza de los precios de los alimentos y del transporte, una encuesta realizada por el Grupo Fides, una red de radios y televisión de Bolivia vinculada a la Iglesia católica, recogió un apoyo a Morales de apenas un 17,3%.

Se encuesto a 400 personas en La Paz entre el 12 y 13 de febrero, y un 80,7% de ese total rechazó un eventual tercer mandato del presidente Evo Morales en las elecciones de 2014.

Morales asumió su primer mandato en 2006 con el 54% del sufragio, un registro inédito en los últimos 50 años de vida democrática, y fue ratificado en 2009 para un segundo período con el 64%.

El sondeo, que abarcó a diez barrios habitados por diversos sectores sociales, ubicó al ex alcalde de La Paz, Juan del Granado, ex aliado de Morales, como potencial candidato presidencial con un 39% del apoyo popular, seguido del empresario Samuel Doria Medina con un 20,3%, cuyas acciones de una firma de cemento fueron confiscadas por el gobierno.

El estudio demoscópico estableció también que un 84% de los encuestados no confía en el gobierno y un 73% estima que éste carece de una política económica y alimentaria.

Nota : Observador Global

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