Se cierra el círculo

Este 25 de mayo, con la inauguración de la planta regasificadora GNL (gas natural liquificado), en Escobar, Argentina, se cierra el círculo de países–mercado vecinos que pueden sustituir la importación de gas boliviano recibiendo GNL de cualquier parte del mundo.

También este mes debería inaugurarse el Gasoducto Juana Azurduy de Padilla (JAP) entre Bolivia y Argentina. Este gasoducto conecta los campos bolivianos de gas de Tarija con el sistema existente de gasoductos en la Argentina, y más adelante, cuando sea construido, con el gasoducto GNEA, para cumplir el contrato con Enarsa. Por lo anotado al principio, el JAP será el último gasoducto internacional que tienda Bolivia en mucho tiempo. 

Todo comenzó en 2003 con el rechazo a la exportación de GNL. Esa política sin visión de futuro y alejada de los adelantos tecnológicos, confinó nuestra producción a los mercados de Argentina, Brasil y Chile. A esa política se sumó el convencimiento, también equivocado, de que el gas boliviano era insustituible en el Cono Sur. 

Chile fue el primero en desmarcarse y mostrar la realidad. Decidió abastecerse con GNL de ultramar. A la fecha cuenta con dos terminales de regasificación en funcionamiento, abasteciendo su mercado. 

En mayo de 2006, a dos semanas de la llamada “nacionalización”, Petrobras apeló a la industria petrolera reunida en Ámsterdam en el 23º Congreso Mundial de Gas, pidiendo con urgencia contar a la brevedad posible con instalaciones para recibir GNL. Era la respuesta brasileña a las destempladas amenazas que acompañaron la “nacionalización”. En poco más de un año, Brasil contó con las instalaciones necesarias para sustituir la importación boliviana si la provisión se interrumpiera por razones políticas bolivianas. 

Argentina pretendió ocultar su crisis energética recurriendo apresuradamente a un contrato de compra-venta de gas con Bolivia, que no pudo ser cumplido por los productores nacionalizados. Paralelamente, logró instalar, en Bahía Blanca, una estación regasificadora para recibir GNL que le permitió pasar el invierno. En 2010, con financiamiento venezolano, inició en Quintero la construcción de una segunda planta. 

En síntesis, nos hemos quedado con costosas obras de infraestructura para abastecer dos mercados con la amenaza latente de ser substituidos total o parcialmente con GNL de ultramar. 

Acá cabe citar un ejemplo que debería hacernos reflexionar. ¿Recuerdan los esfuerzos y ofrecimientos del Perú en 2002 y 2003 para que tomemos en cuenta el gas de Camisea en nuestro proyecto de exportación de GNL? Bueno, el nuestro fracasó, pero Perú no cejó en su empeño y a la fecha cuenta con una planta licuificadora y el GNL producido en su país ya está siendo comercializado en Brasil y una decena de otros países fuera de nuestro continente. 

El gas continúa siendo el combustible menos contaminante favorito. Al momento, la oferta supera a la demanda de gas mundial por el uso masivo de gas no convencional de Estados Unidos, y porque todavía continúan los efectos de la crisis económica. Pero por otro lado, los efectos del terremoto–tsunami del Japón están generando corrientes de demanda que van a superar la oferta. Japón está aumentando su consumo y los planes para expandir la generación termonuclear nuevamente han sido diferidos por el accidente en Fukushima. Adicionalmente, la corriente generalizada de uso GNL es imparable. A corto plazo, existirán más terminales de regasificación en Argentina, Uruguay, sur del Brasil Colombia, Centroamérica, Europa y Lejano Oriente. 

Lamentablemente, nosotros no podremos participar en el auge de comercio de gas porque no tenemos cómo enviar el producto al mercado, al haber voluntariamente eliminado un proyecto de GNL. Nos hemos autocondenado a vender gas por gasoducto solamente a la Argentina y Brasil. Armar un proyecto del GNL como el que desestimamos en 2003, tomará una inversión mayor a los $us 10.000 millones y varios años de preparación, por tanto el círculo del GNL nos tendrá aprisionados por muchos años. 

www.columnistas.net 

Ingeniero petrolero 





Nota : Opinion

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