Hemos visto, aproximadamente la mitad de la cosecha del cine español de este año, Festival de Málaga, gran escaparate de la industria, y Cannes, donde estuvo Almodóvar, incluidos, y ya nos atrevemos a pronosticar que "Blackthorn" pisará la alfombra roja como una de las favoritas. Si consigue superar los prejuicios del público para acudir a ver una del Oeste a las salas, será también una de las favoritas de la audiencia.
Efectivamente, Mateo Gil, ese chico que le pasaba los apuntes a Alejandro Amenábar y que nos sorprendió tan gratamente como coautor de "Tesis", que puso a Sevilla en alerta durante la Semana Santa en "Nadie conoce a nadie", su primer filme como realizador, se ha hecho mayor. Tanto como para revisitar el "western", resucitar a uno de sus personajes míticos Butch Cassidy, y no solo salir indemne, sino además fortalecido.
El guión del casi novato Miguel Barros no solo desentierra al personaje de Paul Newman en "Dos hombres y un destinos", sino que abrillanta y actualiza el género: lo traslada al altiplano boliviano, lo que propicia unos paisajes a lo National Geographic, lejos del Saloon de cartón-piedra de Almería, que da a la fotografía un aire de superproducción que no se podría haber logrado sino con apenas 3.5 millones de euros de presupuesto. Además carga las tintas, sin que apenas nos percibamos de ello hasta el giro brutal que da la trama, del lado ideológico, pues Cassidy fue un ladrón que nunca robó a los pobres, ni siquiera usó la violencia contra ellos. El sentido de la propiedad, la honestidad, el papel de la mujer... todo se revaloriza en este filme sin que lo percibamos como un oneroso discurso.
Mención especial merece Sam Shepard, que aporta todas y cada una de sus arrugas a este viejo introvertido y desconfiado que ha pasado media vida oculto cuando todos le daban por muerto. Su interpretación rebosa sabiduría, tanta que contagia a Eduardo Noriega, que no lo tenía en absoluto fácil al medirse con este gigante y además en inglés. La carrera del guapo oficial de la saga Amenábar ha dado unos cuantos bandazos últimamente, pero hemos de reconocer que en este papel se ha dejado dirigir, y recoge los frutos.
Es obvio que recomendamos el filme y le dedicamos suerte en el fin de semana en que se medirá con "Transformers" y en el resto. Para hacer cine de hoy no es necesario usar la multipantalla ni recurrir a las historias cruzadas, basta con mirar a través de la cámara como lo haría un espectador del 2011, con todas las horas de cine que llevamos a las espaldas, y Mateo Gil ha sido siempre un ratón de filmoteca. No pasará desapercibido para la industria norteamericana, donde el filme se distribuirá al estar rodado en su idioma en casi el 90 por ciento del metraje. Admito apuestas.
Nota : Ocio Gay
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