Estos emprendimientos logran producir 77 variedades de 43 especies de verduras en los 14 distritos municipales de esa urbe.
Esta producción genera ingresos adicionales para las familias, alrededor de 40 bolivianos semanales, y mejora su alimentación, pues el 75 por ciento de lo que producen lo consumen ellos mismos. Es decir, las verduras ya forman parte de la dieta habitual de estas personas.
El responsable de Microhuertas del municipio de El Alto, Lucio Fernando Machicado, explicó que las microhuertas son “una herramienta que administran los mismos vecinos beneficiarios”.
“En una primera instancia se ha previsto que el 75 por ciento es para mejorar su seguridad alimentaria y el restante 25 por ciento para la comercialización”, explicó.
Las carpas financiadas por la FAO con 3 millones de dólares iniciales constan de paredes de adobe y techo de polietileno. Miden entre siete y 10 metros de largo, por cinco de ancho y siete de alto.
El costo de cada una de ellas oscila entre 2.000 y 3.000 bolivianos.
La FAO dejó un fondo rotatorio de 10.000 bolivianos para la compra de semilla, que se vende a los nuevos agricultores a precio de costo, es decir sin añadir ganancias: a un boliviano por unidad.
La FAO dejó un fondo rotatorio de 10.000 bolivianos para la compra de semilla, que se vende a los nuevos agricultores a precio de costo, es decir sin añadir ganancias: a un boliviano por unidad.
Según los beneficiarios, las microhuertas no sólo les reportan ingresos económicos extras, sino mejoras en su alimentación. “Tenemos una mejora en nuestra economía, porque no tenemos que comprar comida sino consumir de aquí mismo, y a la vez mejoramos nuestra alimentación porque no tiene químicos”, dijo Bertha Chuquimia, que administra uno de los viveros.
La Alcaldía alteña tiene una microhuerta en el cruce a Viacha para capacitar a los vecinos y existe el plan para construir otras tres en los distritos 1, 7 y 8.
“La función de estas carpas es brindar capacitación, asistencia técnica y actualizar a las familias migrantes del occidente que no conocen este tipo de cultivos, sólo de papa, oca, papalisa. Las verduras necesitan un mayor control de plagas”.
El programa de microhuertas comenzó el 2003 y existen planes para ampliarlo. Al momento, 170 familias y 30 unidades educativas demandan ingresar a este plan.
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