Hay un fenómeno que me parece muy extraño y que creo se ve en más y más entre la cultura de los videojugadores. Desde hace tiempo hay un sector de esta cultura que ya no se ve como videojugadores —o gamers en general—, ni siquiera como jugadores de MMORPG —RPG masivo multimedia online—, sino que tengo algunos amigos que se autodenominan jugadores de World of Warcraft (WoW).
No les interesa el género, ni siquiera en los vcambios del mismo o en los próximos juegos que puedan salir más adelante y que sean parecidos. Simplemente se dedican a jugar WoW. Sin importar si lo hagan cinco horas al día o sólo una o dos veces a la semana, a muchos de ellos no les interesan otros juegos en absoluto. ¿Por qué si ya hay WoW?
Lo que yo considero que ha sido muy revelador en este sentido es que últimamente he presenciado —y tenido la oportunidad de ser partícipe— el avance que ha habido en los MMORPG, de los cuales vemos nuevas propuestas muy seguido. En general es muy difícil encontrar dos MMORPG que se parezcan; son muchos los detalles que los hacen únicos. Sin importar lo que estemos jugando, algunas e las características del videojuego estarán mejor implementadas en algún otro.
Y eso sólo hablando de los MMORPG. Que —viéndolo desde una perspectiva mayor— es sólo una pequeña parte de la gran diversidad de videojuegos que existen en el mercado, aunque no quita que en si mismo sea un género muy amplio.
Mientras escribo esto me doy cuenta que esto es un tendencia que sucede cada vez más, no sólo en los videojuegos. Tecnologías más especializadas, estudios más especializados, gustos más “refinados” y coleccionistas de cosas cada vez más específicas. La especialización ha llegado a los videojuegos. ¿Pero es correcto? ¿Debería estar esto en su naturaleza?
Entiendo que estos juegos fueron diseñados para ser así, para absorberte y hacer que pases horas —o días, semanas, meses…— jugando. Pero quizás en ese mismo sentido se esté perdiendo la naturaleza misma de los videojuegos, su pluralidad y su diversidad. Quizás la gran pregunta es ¿quiénes son más felices? ¿aquellos que juegan más de un MMORPG o los que sólo juegan uno?
Tal vez aquellos que nunca han jugado otra cosa que no sea WoW no podrán apreciar las sutilezas de otros juegos, cosas que los hacen únicos e inigualables. Y en ese sentido no se podrán dar plena cuenta de los errores que tiene WoW y las pequeñas cosas que —comparado con otros grandes MMORPG— pueden llegar a ser molestas. No digo que WoW sea malo, sino que hay mucha variedad y siempre habrá algunos mejores en algunos aspectos y peores en otros.
Pero sería un poco como preguntarse ¿prefieres comer toda la vida el mismo platillo o arriesgarte y de vez en cuando probar uno que no te guste? ¿qué te hará más feliz a largo plazo? ¿qué es mejor dedicarte y “especializarte” en un juego o disfrutar la variedad?
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