La Iglesia exhortó a los devotos a demostrar una fe auténtica, más allá de la costumbre o la tradición
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Brillo, color, lentejuelas y escotes en los trajes de las morenas, diablas y caporales; alegría, el baile del público en las graderías, caporales acróbatas, miles de visitantes incluidos extranjeros en la fiesta; bailarines y penitentes de rodillas, con velas encendidas en las manos elevando sus plegarias a su “mamita de Urkupiña”; lágrimas en algún rostro… fantasía, alegría, acrobáticas coreografías, devoción… Urkupiña.
Éstas eran las estampas que se veían ayer en Quillacollo, donde más de 15 mil bailarines, repartidos en 61 fraternidades inscritas y otra decena de “acoplados”, protagonizaron la entrada folclórica para la Virgen de Urkupiña.
Las bandas de músicos que llegaron de otros departamentos también sorprendieron con sus coreografías y vestimenta, despertaron la alegría del público con sus composiciones haciéndolo bailar en las graderías.
Las chapacas, wakatoqoris, tobas y los tinkus se lucieron por los diseños elegantes en su vestimenta que llamó la atención de propios y extraños. Esta versión de la entrada se diferenció de anteriores años por el derroche de alegría, la restricción en la venta y consumo de bebidas alcohólicas -aunque no pudo erradicarse del todo el consumo- y por la ampliación de la ruta.
La entrada inició a las 8:36 con el recorrido tradicional que hicieron las autoridades por la ruta oficial, seguidas de la Fraternidad Caporal Universitarios San Simón. A esa hora, las graderías reflejaban una ausencia que lentamente se fue cubriendo; a partir de mediodía cientos de personas ya disfrutaban de las danzas.
LOS APLAUSOS
Los integrantes de la fraternidad Los Mallkus Perdidos, que llegó desde La Paz, como uno de los participantes invitados, se ganaron los aplausos del público y fueron admirados por sus trajes dorados y sus accesorios resplandecientes, además porque su figura Manko Kapac realzaba su presencia con un enorme cetro pintado de color oro y más de 10 anillos en todos sus dedos.
La banda 10 de Febrero de Oruro que acompañó a la diablada 14 de Septiembre, realizaba su paso por el palco con una coreografía única que sorprendió a los asistentes, quienes se quedaron admirando los pasos que realizaban sus integrantes.
Los niños con sus trajes en miniatura también formaron parte de las fraternidades, incluso pequeños de dos años demostraban sus destrezas sacando los mismos pasos que los adultos. La gente, sin dudar, aplaudió y se llenó de emoción al verlos.
Al concluir el recorrido cerca del atrio del Templo de San Idelfonso, las bandas dejaron de tocar y los danzarines comenzaron a caminar, algunos llegaron hasta la imagen de la Virgen de rodillas y con velas encendidas en las manos; otros elevaban plegarias a la mamita de Urkupiña agradeciéndole por los favores cumplidos; se observaron también que en algunos rostros caían las lágrimas al ver la imagen de María.
CARDENAL PIDE FE AUTÉNTICA EN URKUPIÑA
El cardenal Julio Terrazas exhortó ayer, domingo, a los creyentes de la Virgen de Urkupiña a que se abran al Señor para preguntarse "qué grande es su fe".
Según dijo la máxima autoridad de la Iglesia Católica en Bolivia, en su homilía en la Catedral de la ciudad de Santa Cruz, las personas, jóvenes sobre todo, que viajaron hasta Cochabamba para glorificar a la madre de Jesús, deben cuestionarse si realmente su fe y su amor fueron los que impulsaron este viaje. "Para tantos hermanos que están yendo a Urkupiña, deben dejar que el Señor les pregunte, deben dejar que el Señor los sacuda un poco para ver si esa fe que dicen expresar es profunda, es auténtica o es verdadera, o es sólo una costumbre o una tradición o un interés individualista y egoísta que muchas veces llevamos como expresión de amor y que en realidad es sólo para favorecer algunos intereses", reflexionó la autoridad eclesiástica.
Terrazas dijo además que los creyentes deben estar convencidos de que realmente el "Señor es el que dispone nuestras vidas y el que desea que nuestras vidas se encaminen hacia el Padre".
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