Alos estudiantes les interesa poco la leche. Prefieren los dulces, empanadas, chicles, chupetes y sodas, pese a que la mayoría de esos productos son más caros que una bolsa de leche saborizada y a la larga producen diabetes, obesidad y hasta cáncer. Angélica Viscarra, que desde hace 15 años vende en una de las aceras del colegio Don Bosco, surte su quiosco con todo lo que está ‘de moda’ en la televisión. Su puesto es uno de los cinco que rodean el establecimiento, sin contar los tres que están dentro. Nunca le faltan los chicles, bombones, chupetes, salteñas y ni qué decir la soda en botella pequeña, sobre todo en época de calor. Los precios de estos productos van de Bs 0,50 a Bs 2,50.
“El Pilfrut y el Chiqui Choc me piden temprano, solo al entrar a clases. Los más grandes, que se levantan tarde o no desayunan, me compran y se lo toman con un donut”, explica refiriéndose a los productos como jugos lácteos y leches saborizadas, cuyos precios son Bs 0,70 y Bs 1,50, respectivamente. Pero mientras ella vende unas 30 bolsitas de lácteos al día, expende 42 botellas de soda a un precio mayor. Esta realidad contrasta con las intenciones del Gobierno de reducir la venta de dulces en los colegios para fomentar el consumo de lácteos.
Lo mismo sucede en el quiosco del módulo educativo Humberto Vásquez Machicado. Chocolates y chicles, además de empanadas de pollo, salteñas o donuts son los productos más pedidos.
“Yo les digo a los chicos que la soda no es buena porque les da gastritis, que mejor tomen un refresco de limón o naranja, pero no hacen caso”, asegura la portera y dueña del quiosco del turno de la tarde, Martha Oyola. Raras veces consumen flan, budín, arroz con leche (a Bs 1 o 2) o Pilfrut, contrariamente, vende hasta 60 botellas pequeñas de soda al día. Según Oyola, hay chicos que incluso se van sin almorzar (por la tarde), al punto que había una estudiante que se desmayaba con frecuencia. “Unos lo hacen por flojera, otros porque sus madres venden en el mercado y no les da tiempo, y otros padres crían a sus hijos como chanchos, les dan la plata y no les importa qué hacen con ella”, relata. Janine Torres y Yomar Fernández, dos adolescentes del colegio Juan Wesley, cuentan que en los recreos compran empanadas de queso, soda, helados, raspadillo o Tampico congelado, además de salchipapas o donuts. América y Harold, de segundo básico, confiesan que les gusta las papas fritas, panchitos y sodas.
La oficial mayor de Desarrollo Humano del municipio, Ana María Encina, advierte de que muchos de los dulces que se venden en las tiendas de los colegios contienen colorantes prohibidos por ser cancerígenos. “Las salteñas y fritos como los asaditos no se sabe en qué condiciones se los hace ni con qué carne. Después de Japón somos el segundo país con el mayor índice de cáncer de estómago e hígado, y es porque comemos muchas cosas fritas, guardadas y picantes”, enfatiza.
El gobierno municipal incorporó este año en el desayuno escolar la leche blanca que, aunque no tuvo muy buena acogida en el gusto de muchos estudiantes, Encina cree que ante la insistencia ellos van a entender cuáles son los beneficios a la larga. También planteó al Servicio Departamental de Educación (Seduca) trabajar juntos para implementar desde 2012 el proyecto ‘quioscos saludables’, a través del cual se capacitará a los encargados de los quioscos en la manipulación de alimentos y se promoverá la venta de yogur y leche saborizada.
Lamenta que haya familias de escasos recursos que en vez de comprar leche, hacen una chicha de tarwi (producto de origen vegetal) que si bien tiene proteínas, no contiene el calcio y otros nutrientes.
El dulce desconcentra El elevado nivel de sacarosa o azúcar en los diversos tipos de dulces (chicles, chocolates, sodas y otros) que se venden en los colegios, no ayuda a la concentración en los estudios. Así lo advierte la nutricionista Denise Velazco, del centro Kcalory Center. Su consumo causa hiperactividad en los chicos hasta alcanzar un pico y luego les viene flojera, cansancio y pocas ganas de estudiar. El exceso de dulces también provoca caries dentales y sobrepeso. “Muchos profesores tienen que lidiar con todo esto, incluso hay niños que sufren problemas sicológicos por su sobrepeso”, dice.
Según estudios, al menos seis de cada 100 niños son obesos en Bolivia. Marcelo López, pediatra, explica que la leche en su estado natural es aún mejor, porque conserva todos sus componentes como la leche materna. Recomienda tomar al menos un litro al día, pues tiene mucho calcio. López recuerda que antiguamente la gente mayor solía tomar leche hasta en las fiestas, pues con un poco de fenet o licor se convertía en ambrosía. Ahora se toma cerveza y otras bebidas alcohólicas dañinas.
Seduca instruirá más control en quioscos El Servicio Departamental de Educación (Seduca) de Santa Cruz decidió instruir a los directores distritales que coordinen una reunión con los dueños de los quioscos de los establecimientos educativos para normar el expendio de los productos. La mayoría de los quioscos está en manos de los porteros de los mismos establecimientos, como un ingreso adicional a su sueldo. Por ejemplo, Martha Oyola, del módulo Humberto Vásquez, gana Bs 900 de sueldo y unos Bs 40 al día en su quiosco. Pero dice que debe pagar Bs 35 al día para que otra persona le ayude a limpiar las 16 aulas del colegio, de lo contrario no puede con todo. Bartolomé Puma, director del Seduca, admite esta realidad y asegura que en abril ya pasó la circular 013/2011 notificando a los porteros que tenían un plazo de 30 días para mejorar las condiciones del expendio en sus quioscos. Sin embargo, ahora se sumará el planteamiento de la ministra de Desarrollo Productivo, Teresa Morales, para exigir, al margen de condiciones higiénicas, la venta de productos más nutritivos.
“Las juntas escolares también deben involucrarse en este control. Incluso queremos pedir carné sanitario a los dueños de los quioscos”, dice. La directora del colegio particular Juan Wesley, Deddy Ribera, considera que para incentivar el consumo de leche se debe concienciar más a las familias. “Los estudiantes manejan dinero a su libre albedrío. La mayoría de los padres les dan plata, en vez de darles un fruta o una bolsita de leche. Claro, es más fácil darles Bs 10 o 20, hay alumnos que manejan hasta Bs 50 y cuando llamo a sus padres para ver si le dieron ese monto, ellos justifican”, explica.
“Hay otros alumnos que ni desayunan, algunos se ponen con la cara verde cuando corren un poco”, relata. En este caso, el quiosco se da por contrato a una persona que no es el portero.
Un plan para la leche La ministra de Desarrollo Productivo, Teresa Morales, asegura que los bolivianos consumen un promedio de 30 litros de este producto al año. Es decir, la quinta parte de lo que la Organización Mundial de la Salud (OMS) aconseja como un mínimo per cápita (150 litros). El Gobierno pretende iniciar campañas de promoción del consumo de leche y adicionalmente apoyar con créditos a los productores a través de la aprobación de decretos. Además, se enviará a la Asamblea Legislativa Plurinacional un proyecto de ley que incentivará el consumo de este producto, mediante la creación del fondo pro leche, a ser sustentado con una parte de los impuestos a la cerveza y otras bebidas alcohólicas. Para ello se retendrá Bs 0,10 por litro de cerveza y desde Bs 0,40 hasta Bs 1,30 por litro de bebida importada. Con todo eso se apuesta por incrementar el consumo hasta 50 litros de leche per cápita. Considera que la pobreza es una de las causas que frenan el acceso al consumo de leche. “Si no sube el precio de la leche, llegará a ser más barata que otros productos, sobre todo las gaseosas y las bebidas alcohólicas”, enfatiza.
Sondeo Yamile Áñez Mamá Yo no tengo problema, porque a mis tres hijos les gusta la leche. Mis hijos de seis y 13 años de edad toman dos vasos de leche al día y el menor, de tres, tres veces al día. Les gusta tomarla pura y a veces en arroz con leche o budín. La verdad que en el colegio prefieren tomar soda por el calor, pero cuando hace frío también toman leche.
Hugo Roda Papá En mi casa siempre tomamos leche. Tengo tres hijos (dos en edad prescolar), los menores toman tres vasos de leche por día, porque están acostumbrados. También les gusta el yogur. Mi hija de 11 años solo toma un vaso de leche por las mañanas. Incluso a mí me gusta tomar mucho yogur. Pero cuando están en el colegio mis hijos prefieren la soda por el calor.
Eliana Suárez Mamá Tengo un hijo en el kínder que está acostumbrado a tomar leche. Yo le di de amamantar y ahora toma tres vasos de leche al día sin ningún problema. Si se le ofrece, él toma. Lo que pasa es que muchos padres de familia no incentivan el consumo de la leche en la casa, cuando este producto es muy importante para el fortalecimiento de los huesos y los dientes. Beneficios Leche. No solo es un alimento para bebés. Al formar parte de la dieta diaria aporta abundante calcio, vitaminas y proteínas de primera calidad. Ayuda a prevenir infecciones intestinales y aporta lactosa que ayuda a la absorción del calcio. Su proteína (la caseúna) es la más completa que se conoce. Incluso se habla de que ayuda a prevenir el cáncer. No produce residuos tóxicos, aunque debe asegurarse de que no sufra alergia a la leche o intolerancia a la lactosa. Costumbre. Los adolescentes tienden a bajar el consumo de leche a un vaso por las mañanas. La remplazan con jugos o té, cuando podrían consumir yogur, porque un vaso de este producto equivale a uno de leche.
No tenemos apoyo para producir Javier Velarde Roca | Pdte. de Fedeple En Bolivia se producen 1,3 millones de litros de leche por día. Multiplicando esta cifra por 365 días y dividiendo entre los 10 millones de habitantes, cada persona debería consumir al menos 47 litros al año, pero no llegamos ni a los 35. Hay una gran cantidad de gente con no consume leche, principalmente en el altiplano. El principal consumidor y productor es el departamento de Santa Cruz. Por eso, si hablamos de los consumidores de leche, el mercado interno está totalmente abastecido, pero si hablamos de la demanda industrial está faltando leche, porque no hay programas de incentivo para producir más. No hay créditos especializados para la lechería, no hay incentivos de importación de vaquillas ni seguridad jurídica de la tierra. No existe el apoyo para la compra de equipos y transferencia tecnológica. La capacidad de la industria es casi el doble de la producción (de leche), pero es que como industriales se compran dos silos y duplican su producción, en cambio nosotros (los lecheros) tenemos que tener pastura, comprar la vaca, esperar que procree, es un procedimiento mucho más largo. El año pasado nos hemos estancado en la producción por la sequía muy fuerte. Nuestros animales tuvieron una condición corporal muy mala, muchos no se empreñaron, por lo tanto, bajó la producción. En la Federación Departamental de Productores de Leche (Fedeple) somos 900 afiliados, pero existen unos 16.000 productores en total, sumando los menonitas, los botelleros (vende- dores de leche en botellas), los productores de San Javier y los de Cordillera. Estamos queriendo coordinar con el Gobierno un plan lechero para la obtención de créditos e insumos, además de una repoblación ganadera. No sabemos qué respuesta vamos a tener. Las ideas de la ministra de Desarrollo Productivo son interesantes, pero no solo basta con inyectar plata, sino también promover campañas educativas para enseñar a la población a consumir leche. Ni siquiera las madres gestantes saben qué deben consumir.
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