Papa se despide de España con masiva concentración

Los españoles asistieron a la mayor concentración católica de la historia

El papa Benedicto XVI viajó de regreso a Roma tras haber presidido durante cuatro días la Jornada Mundial de la Juventud de Madrid, que se convirtió en la mayor concentración católica jamás celebrada en España.
Hasta dos millones de peregrinos, según los organizadores y el Vaticano, más de un millón según otras fuentes, participaron en los actos y celebraciones de esta JMJ que se clausuró con una multitudinaria vigilia a las afueras de Madrid, donde una marea humana aguantó con estoicismo temperaturas de más de 40 grados y una tormenta por estar con el papa.
Miles de estos peregrinos que asistieron a la JMJ regresaron a sus lugares de origen, y tanto las estaciones de autobuses y ferrocarril como el aeropuerto de Barajas se fueron llenando de jóvenes que partían.
También en Madrid-Barajas fue despedido el papa por los Reyes de España, Juan Carlos y Sofía, quienes le acompañaron hasta el pie de la escalerilla del avión, engalanado en las ventanas con las banderas vaticana y española.
En la ceremonia de despedida en el aeropuerto, el obispo de Roma aseguró que se marchaba de España "contento y agradecido", además de "realmente impresionado" por lo vivido durante los últimos días.
A las "alegrías y vivencias" de los últimos días se refirió también el rey Juan Carlos, quien agradeció al pontífice las palabras de amor y de esperanza que dirigió a los jóvenes de todo el mundo.
El papa dejó un mensaje a todos los españoles: "que los tengo muy presentes en mi oración, rezando especialmente -dijo- por los matrimonios y las familias que afrontan dificultades de diversa naturaleza, por los necesitados y enfermos, por los mayores y los niños, y también por los que no encuentran trabajo".
Antes de trasladarse al aeropuerto, Benedicto XVI acudió al pabellón ferial que fueo el "cuartel general" de los más de veinte mil voluntarios de la JMJ para despedirse y darles las gracias.
El papa les agradeció "como deber de justicia y necesidad del corazón" el que hubieran renunciado a participar de manera directa en los actos y celebraciones para entregarse a los demás, siguiendo las enseñanzas de Jesús.
Giselle Azevedo, misionera carioca de 28 años, que habló en nombre de los voluntarios, dijo que la JMJ le confirmó que "la Iglesia está viva y es joven" y que "era mi lugar".
"Hemos recibido mucho más de lo que hemos dado. Hemos podido maravillarnos con el misterio de la universalidad de la Iglesia. Jóvenes de todo el mundo unidos por una única persona: Jesucristo", dijo Azevedo, quien además agradeció la elección de Río de Janeiro como próxima sede de la JMJ en 2013.
El anuncio lo hizo el propio papa en la vigilia de Cuatro Vientos, donde los jóvenes españoles traspasaron la Cruz de los jóvenes de las JMJ a sus iguales brasileños.
En los doce discursos que pronunció en esta visita -la tercera a España de sus seis años de pontificado- Benedicto XVI denunció el relativismo moral, instó a los jóvenes católicos a ser practicantes, a "no seguir a Jesús en solitario", a casarse o a abrazar el sacerdocio si tienen verdadera vocación.


Nota: Correo Del Sur

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