En esa gran instalación se han realizado descubrimientos fundamentales, como el hallazgo del quark top, en 1995, la última partícula elemental de la tabla de partículas del Modelo Estándar que quedaba por detectar. El cierre definitivo del acelerador fue anunciado a principios de este año cuando el Departamento de Energía de Estados Unidos decidió no seguir financiándolo.
La colaboraciones científicas de los dos grandes experimentos del acelerador estadounidense, CDF y DZero, con medio millar de expertos en cada una, seguirán trabajando para analizar todos los datos tomados en los últimos meses de colisiones de partículas. La gran mayoría de esos físicos participan también en los experimentos del LHC.
El Tevatron, en un anillo de 6,3 kilómetros de largo, acelera y hace colisionar haces de protones contra haces de antiprotones. El LHC, en comparación, mide casi 27 kilómetros de circunferencia y es mucho más potente.
En los últimos años, y mientras se retrasaba la entrada en funcionamiento del LHC, los físicos del Tevatron se aplicaron, con grandes dosis de competitividad científica, a la búsqueda del bosón de Higgs para intentar adelantarse al acelerador europeo. Pero finalmente ha quedado a este lado del Atlántico la opción de dar con la famosa partícula.
En el acelerador de Chicago han participado activamente científicos de tres instituciones españolas: el Instituto de Física de Cantabria (IFCA), el Instituto de Física de Altas Energías (IFAE), de Barcelona, y el Ciemat, de Madrid, según informa el Centro Nacional de Física de Partículas, Astropartículas y Nuclear (CPAN).
Fermilab ha organizado el cierre del Tevatron invitando a todos sus científicos y empleados a seguir la transmisión del cierre de las operaciones mañana por la tarde (hora de Chicago) y a celebrar una gran fiesta de despedida después. Es la clausura de una de las grandes catedrales de la ciencia mundial de las últimas décadas.
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