La Paz (PL) El pueblo boliviano salió a defender su cultura ancestral el pasado 12 de marzo mediante concentraciones en diferentes regiones del país andino, en una jornada nacional en defensa del masticado de la hoja de coca.
La multitud reunida en las principales plazas de Bolivia respaldó asimismo las gestiones realizadas por el presidente Evo Morales en Viena, Austria, sede de las sesiones de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes, para demostrar que esa milenaria tradición no es dañina.
Ese organismo penalizó en 1961 la antigua costumbre andina denominada aquí "acullico" o "pijcheo", un hecho realizado a despecho de la tradición alimentaria, cultural y religiosa de millones de suramericanos.
En Cochabamba, autoridades y organizaciones sociales se reunieron en la plaza 14 de Septiembre en una manifestación para defender el masticado de la hoja sagrada de los pueblos andinos, y en demostración de sus bondades y posibilidades de industrialización.
El gobernador de esa región, Edmundo Novillo, manifestó durante la protesta que "la planta de coca no es dañina, pues más bien tiene un alto grado de beneficios para las personas por sus cualidades alimenticias".
En la ciudad de La Paz, una masiva marcha de organizaciones sociales se dirigió a la antigua estación para realizar el masticado de la hoja y posteriormente orientó su caminata rumbo a la céntrica plaza Villarroel, en la barriada de Miraflores, donde colmó el acto central del país en pro del "acullico".
Defender la hoja de coca es defender la cultura y la identidad de Bolivia, expresó en esa plazoleta a Prensa Latina el secretario ejecutivo de la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia, Roberto Coraite.
La coca en su estado natural no es una sustancia nociva, es nutritiva y aporta al desarrollo corporal y físico del ser humano, subrayó el dirigente campesino boliviano.
Juana Ancieta, presidenta de la coordinadora nacional de seis federaciones de productores del trópico de Cochabamba, destacó la unidad que generó en el país la reivindicación del uso tradicional de la hoja de coca, de importantes ventajas para los bolivianos, sobre todo por sus cualidades medicinales y nutritivas.
Los movimientos sociales y el pueblo boliviano rechazaron el informe de 2011 de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes, que criticó la medida adoptada por Bolivia de denunciar la Convención de 1961 de la ONU sobre el tema, el cual consideró a la coca en su estado natural como droga y proscribe su masticado.
Sin embargo, Bolivia solicitó su re adhesión con la condicionante de que ese órgano internacional rechace el masticado de la coca y considere sus propiedades medicinales y culturales.
El requisito de la Convención Única, contrario a la masticación de la hoja de coca, es incompatible con la Constitución boliviana y vulnera derechos indígenas y culturales reconocidos en acuerdos internacionales de derechos humanos, incluida la declaración de la ONU sobre los Pueblos Indígenas.
La Carta Magna aprobada en el 2009 por voluntad democrática del pueblo boliviano protege la coca como parte del patrimonio cultural, recurso natural renovable de la biodiversidad y factor de cohesión social, y establece que en su estado natural no es una droga y tiene usos alimentarios, tradicionales, culturales y medicinales.
De acuerdo con el licenciado Hernán Gallardo, máster en estudios de la coca, la Universidad de Harvard, de Estados Unidos, demostró en 1975 que la milenaria planta tiene 25 propiedades beneficiosas, como las vitaminas C, E,B1,B2 y minerales como Calcio, Fosfato, Potasio, Hierro y Zinc.
El estudioso remarcó que personalidades renombradas en la historia como Thomas Alba Edison, Herbert G. Wells y Julio Verne consumían la planta para su provecho.
Para los aymaras, cuya civilización se expandió en la región del lago Titicaca antes de la llegada de los incas, ese arbusto originario de los Andes, de tallo leñoso y hojas elipsoidales, pequeñas y de color verde intenso, que alcanza hasta 2,5 metros de altura, es el símbolo de la excelencia y por eso la denominaron khoka.
Utilizada desde hace más de 50 siglos por las civilizaciones precolombinas de Suramérica, la producción agrícola de esta hoja es parte de la cultura milenaria de los pueblos indígenas andinos y se integra a su farmacopea ancestral y a sus rituales sociales y religiosos hasta la actualidad.
A diferencia de cultivos como el maíz, el trigo y el arroz, esta fantástica planta de flores minúsculas, de color blanco y frutos rojos en forma ovoide, se adapta muy bien a las zonas tropicales de Bolivia, Perú, Ecuador y Colombia.
La coca puede dar cuatro cosechas al año sin necesidad de cuidados especiales, pues resiste cualquier parásito y enfermedad.
Constituida por 14 alcaloides, de los cuales la cocaína está presente solamente entre 0,5 y tres por ciento, la hoja de coca es un estimulante científicamente comprobado, pero no un narcótico, ya que no crea ninguna dependencia.
Un informe de la Organización Mundial de la Salud muestra que en su estado natural no daña al ser humano, mientras la afamada universidad de Harvard aseguró que es de los mejores alimentos del mundo.
Masticar esa hoja reduce de manera significativa los riesgos de tener caries, aumenta la resistencia física y alimenta a todas las personas que la mascan, debido a su gran riqueza nutricional, pues con solo 100 gramos cubre diariamente las necesidades humanas en elementos como calcio, hierro, fósforo y vitaminas A y B2.
Presenta nueve aminoácidos esenciales: fenilalanina, histidina, isoleucina, leucina, lisina, metionina, treonina, triptófano y valina; y contiene lípidos, glúcidos, fibras y minerales.
En general, tiene diferentes cantidades de carbohidratos, grasa, vitaminas A, B1, B2, C y E, niacina, beta y alfa caroteno, nitrógeno, calcio, fosfato, potasio, hierro, zinc, aluminio, bario, estroncio, boro, cobre, manganeso y cromo.
Las hojas de coca en forma mascada o entera se aplican en las sienes para tratar la cefalalgia o dolor de cabeza. Su masticado e infusión combate problemas estomacales, cólicos y diarreas. El alcohol en el cual se maceran sus hojas se emplea con éxito en fricciones para aliviar los dolores reumáticos.
Cocimientos a base de coca actúan contra los sabañones, especie de inflamación bajo la piel acompañada de prurito y dolor, producida por el efecto del frío o la humedad, principalmente en manos, pies y orejas. En forma de cremas nutre la piel y hace desaparecer las manchas y el acné.
Según estudios científicos, la fibra de la coca, cuyo contenido es casi tres veces superior al de las legumbres, 14 veces más que las frutas y 15 que los vegetales, desintoxica y refuerza el aparato digestivo y los intestinos, reduce las grasas, el colesterol y los triglicéridos.
Es un buen suplemento para los diabéticos, previene el cáncer de colon y recto, ayuda a eliminar las hemorroides, recompone y refuerza la flora intestinal, y combate la colitis, el estreñimiento, las diarreas y la mala digestión.
Además de la farmacopea, la coca se emplea en Bolivia en la cosmética para fabricar champús que suavizan y mejoran el crecimiento y brillo del cabello, en la obtención de harina y alimentos como panetones, panes, galletas, dulces, caramelos, hojuelas, turrones y también refrescos, bebidas y licores.
Fuente : Prensa Latina
La multitud reunida en las principales plazas de Bolivia respaldó asimismo las gestiones realizadas por el presidente Evo Morales en Viena, Austria, sede de las sesiones de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes, para demostrar que esa milenaria tradición no es dañina.
Ese organismo penalizó en 1961 la antigua costumbre andina denominada aquí "acullico" o "pijcheo", un hecho realizado a despecho de la tradición alimentaria, cultural y religiosa de millones de suramericanos.
En Cochabamba, autoridades y organizaciones sociales se reunieron en la plaza 14 de Septiembre en una manifestación para defender el masticado de la hoja sagrada de los pueblos andinos, y en demostración de sus bondades y posibilidades de industrialización.
El gobernador de esa región, Edmundo Novillo, manifestó durante la protesta que "la planta de coca no es dañina, pues más bien tiene un alto grado de beneficios para las personas por sus cualidades alimenticias".
En la ciudad de La Paz, una masiva marcha de organizaciones sociales se dirigió a la antigua estación para realizar el masticado de la hoja y posteriormente orientó su caminata rumbo a la céntrica plaza Villarroel, en la barriada de Miraflores, donde colmó el acto central del país en pro del "acullico".
Defender la hoja de coca es defender la cultura y la identidad de Bolivia, expresó en esa plazoleta a Prensa Latina el secretario ejecutivo de la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia, Roberto Coraite.
La coca en su estado natural no es una sustancia nociva, es nutritiva y aporta al desarrollo corporal y físico del ser humano, subrayó el dirigente campesino boliviano.
Juana Ancieta, presidenta de la coordinadora nacional de seis federaciones de productores del trópico de Cochabamba, destacó la unidad que generó en el país la reivindicación del uso tradicional de la hoja de coca, de importantes ventajas para los bolivianos, sobre todo por sus cualidades medicinales y nutritivas.
Los movimientos sociales y el pueblo boliviano rechazaron el informe de 2011 de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes, que criticó la medida adoptada por Bolivia de denunciar la Convención de 1961 de la ONU sobre el tema, el cual consideró a la coca en su estado natural como droga y proscribe su masticado.
Sin embargo, Bolivia solicitó su re adhesión con la condicionante de que ese órgano internacional rechace el masticado de la coca y considere sus propiedades medicinales y culturales.
El requisito de la Convención Única, contrario a la masticación de la hoja de coca, es incompatible con la Constitución boliviana y vulnera derechos indígenas y culturales reconocidos en acuerdos internacionales de derechos humanos, incluida la declaración de la ONU sobre los Pueblos Indígenas.
La Carta Magna aprobada en el 2009 por voluntad democrática del pueblo boliviano protege la coca como parte del patrimonio cultural, recurso natural renovable de la biodiversidad y factor de cohesión social, y establece que en su estado natural no es una droga y tiene usos alimentarios, tradicionales, culturales y medicinales.
De acuerdo con el licenciado Hernán Gallardo, máster en estudios de la coca, la Universidad de Harvard, de Estados Unidos, demostró en 1975 que la milenaria planta tiene 25 propiedades beneficiosas, como las vitaminas C, E,B1,B2 y minerales como Calcio, Fosfato, Potasio, Hierro y Zinc.
El estudioso remarcó que personalidades renombradas en la historia como Thomas Alba Edison, Herbert G. Wells y Julio Verne consumían la planta para su provecho.
Para los aymaras, cuya civilización se expandió en la región del lago Titicaca antes de la llegada de los incas, ese arbusto originario de los Andes, de tallo leñoso y hojas elipsoidales, pequeñas y de color verde intenso, que alcanza hasta 2,5 metros de altura, es el símbolo de la excelencia y por eso la denominaron khoka.
Utilizada desde hace más de 50 siglos por las civilizaciones precolombinas de Suramérica, la producción agrícola de esta hoja es parte de la cultura milenaria de los pueblos indígenas andinos y se integra a su farmacopea ancestral y a sus rituales sociales y religiosos hasta la actualidad.
A diferencia de cultivos como el maíz, el trigo y el arroz, esta fantástica planta de flores minúsculas, de color blanco y frutos rojos en forma ovoide, se adapta muy bien a las zonas tropicales de Bolivia, Perú, Ecuador y Colombia.
La coca puede dar cuatro cosechas al año sin necesidad de cuidados especiales, pues resiste cualquier parásito y enfermedad.
Constituida por 14 alcaloides, de los cuales la cocaína está presente solamente entre 0,5 y tres por ciento, la hoja de coca es un estimulante científicamente comprobado, pero no un narcótico, ya que no crea ninguna dependencia.
Un informe de la Organización Mundial de la Salud muestra que en su estado natural no daña al ser humano, mientras la afamada universidad de Harvard aseguró que es de los mejores alimentos del mundo.
Masticar esa hoja reduce de manera significativa los riesgos de tener caries, aumenta la resistencia física y alimenta a todas las personas que la mascan, debido a su gran riqueza nutricional, pues con solo 100 gramos cubre diariamente las necesidades humanas en elementos como calcio, hierro, fósforo y vitaminas A y B2.
Presenta nueve aminoácidos esenciales: fenilalanina, histidina, isoleucina, leucina, lisina, metionina, treonina, triptófano y valina; y contiene lípidos, glúcidos, fibras y minerales.
En general, tiene diferentes cantidades de carbohidratos, grasa, vitaminas A, B1, B2, C y E, niacina, beta y alfa caroteno, nitrógeno, calcio, fosfato, potasio, hierro, zinc, aluminio, bario, estroncio, boro, cobre, manganeso y cromo.
Las hojas de coca en forma mascada o entera se aplican en las sienes para tratar la cefalalgia o dolor de cabeza. Su masticado e infusión combate problemas estomacales, cólicos y diarreas. El alcohol en el cual se maceran sus hojas se emplea con éxito en fricciones para aliviar los dolores reumáticos.
Cocimientos a base de coca actúan contra los sabañones, especie de inflamación bajo la piel acompañada de prurito y dolor, producida por el efecto del frío o la humedad, principalmente en manos, pies y orejas. En forma de cremas nutre la piel y hace desaparecer las manchas y el acné.
Según estudios científicos, la fibra de la coca, cuyo contenido es casi tres veces superior al de las legumbres, 14 veces más que las frutas y 15 que los vegetales, desintoxica y refuerza el aparato digestivo y los intestinos, reduce las grasas, el colesterol y los triglicéridos.
Es un buen suplemento para los diabéticos, previene el cáncer de colon y recto, ayuda a eliminar las hemorroides, recompone y refuerza la flora intestinal, y combate la colitis, el estreñimiento, las diarreas y la mala digestión.
Además de la farmacopea, la coca se emplea en Bolivia en la cosmética para fabricar champús que suavizan y mejoran el crecimiento y brillo del cabello, en la obtención de harina y alimentos como panetones, panes, galletas, dulces, caramelos, hojuelas, turrones y también refrescos, bebidas y licores.
Fuente : Prensa Latina
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