Las mujeres tienen cada vez más presencia pública y política en el país andino, pero la violencia contra ellas es un fenómeno en expansión
"A ver, Xime, te he llamado para lo siguiente: tus líos ya no solamente le están afectando a tu hija, o a vos, o al Jaime, sino el problema es que tus líos están afectando a otra gente. Están afectando, pueden afectar a la empresa (...) Entonces, lo que yo he decidido hacer es, eh, como vos y el Jaime dicen que son mis amigos, meterme al tema y plantearles que hagan un arreglo". Quien habla es Samuel Doria Medina, principal candidato opositor en Bolivia por la conservadora Unión Demócrata (UD) a las elecciones del domingo. Los "líos" a los que se refiere son los presuntos golpes que el candidato a diputado Jaime Navarro había propinado a su mujer, Ximena. El "arreglo" que propone es, en definitiva, un pacto de silencio. El audio de la conversación, conocido en agosto y que Doria Medina denunció como una campaña en su contra por parte del Gobierno, volvió a poner de manifiesto en plena campaña electoral la vulnerabilidad de las mujeres en Bolivia. Un tema que todos los candidatos han abordado. Ninguno en sus programas tiene una propuesta concreta.
El número de feminicidios en Bolivia ha crecido desde 2009, según datos del Centro de Desarrollo e Información de la Mujer (Cidem).En cinco años se han producido 530; 110, en 2013. A principios de ese año se probó la Ley Integral para Garantizar a las Mujeres una Vida Libre de Violencia, que tipifica hasta 16 formas de agresión. Sin embargo, esta norma no cuenta con una reglamentación, por lo que su aplicación es casi nula. Un informe de la Fiscalía General, un año después de aplicarse la norma, indica que se habían registrado 10.579 denuncias. Solo 30 tienen sentencia. La activista, cineasta y fundadora de Mujeres Creando, Marina Galindo, cree que el problema no solo radica en la falta de reglamentación: "Esta ley posterga mucho más el acceso a la justicia. Los casos han pasado de los juzgados de familia al campo penal. Si en Bolivia tienes un problema con el sistema judicial, porque es corrupto, lo que estás haciendo es cargar a un aparato así un nuevo problema social".
La presencia de la mujer en la vida pública, y política ha avanzado en la última década. Tras las elecciones de 2009, con la aplicación del principio de paridad, la Cámara de senadores logró una representación del 44,4% de mujeres y, la de diputados, un 22,3%. Hoy, la Asamblea legislativa cuenta con un 27% de representación de mujeres. En las elecciones de este domingo, después de aplicarse por primera vez el principio de paridad y la alternancia en las listas, hay un 52% de mujeres candidatas —tres de ellas vicepresidentas— y las proyecciones apuntan a que la nueva asamblea tendrá un 40% de representación femenina. Muchas organizaciones, sin embargo, consideran que los avances en materia de igualdad en un Gobierno que presume de un discurso de izquierdas son simbólicos.
Hay una voluntad política, pero en la práctica la toma de decisiones sigue siendo un espacio machista
Lourdes Montero, coordinadora de Oxfam en Bolivia
"Hay una voluntad política, hemos tenido una presidenta de la Cámara de Diputados, de la Cámara de Senadores, pero en la práctica, la toma de decisiones sigue siendo un espacio machista, de un grupo de pocos varones", lamenta Lourdes Montero, coordinadora de Oxfam en Bolivia. "Las mujeres no por ser mujeres representan a las mujeres, sino que ellas están representando como mujeres el discurso de sus partidos, con todo el contenido patriarcal y machista que tienen. Las mujeres del MAS no son menos", ahonda María Galindo, que recuerda cómo hace dos años, durante el inicio del carnaval, el presidente, Evo Morales, se lanzó a cantar una copla en la que decía: "Este presidente, de gran corazón, a todas las ministras les quita el calzón".
Pese a que la llegada de Morales al poder en 2005 ha contribuido a la inclusión de la población indígena en la sociedad, los avances en materia de igualdad han sido limitados. "Bolivia cuenta con una sociedad patriarcal conservadora de la que el Estado es preso. Existe miedo a enfrentarse al poder político de la Iglesia católica, la evangélica, la aymara... Detrás de la plurinacionalidad y la interculturalidad hay una línea clara de mantener esta sociedad conservadora", argumenta Mery Marca, directora del Cidem. Asuntos como el aborto comienzan a ser discutidos, pero son temas tabúes en la agenda política. Oxfam calcula que al año se practican en el país entre 40.000 y 80.000 abortos clandestinos. Por complicaciones de esas interrupciones mueren al menos 480 mujeres al año.
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