Parricidio: Luis Alfredo, en complicidad con tres amigos, acabó con la vida de su padre, Lucio Mamani Mollo, y justificó el crimen alegando que le controlaba demasiado.
Uyuni / Agencias.- Lucio Mamani Mollo pereció a manos de su hijo, Luis Alfredo, quien en complicidad con tres de sus amigos y posiblemente en estado de ebriedad, lo degolló y apedreó tras una discusión en la que le reclamaba por el excesivo control que tenía sobre él, según las primeras investigaciones de la Fiscalía.
El hecho, que fue difundido en la página virtual de radio Fides, ocurrió el 3 de junio, día en que el infortunado llegó a la terminal terrestre de Uyuni, proveniente de Oruro. Allí fue interceptado por Luis Alfredo (17), hijo de la víctima, y sus amigos, Juan Carlos F. (28), Raúl Víctor S. Y. (16) y Vladimir T. (17).
El hombre, su hijo y los amigos de éste abordaron su vehículo y se trasladaron a los terrenos donde se construye la terminal aérea uyunense.
En el trayecto, según las indagaciones preliminares, padre e hijo discutieron por el excesivo control que tenía sobre él. En sus declaraciones a la Fiscalía, su hijo relató que del reclamo verbal se fue a las manos, luego le tapó la boca y la nariz, y posteriormente lo apuñaló con un arma blanca en la parte anterior del cuello.
Todavía con vida, el hombre llegó al lugar donde se construye el aeropuerto uyunense. Allí fue rematado a pedradas y su rostro quedó desfigurado.
Luego de perpetrar el asesinato, el cadáver fue enterrado. Para borrar las evidencias, el parricida y sus amigos quemaron sus pertenencias en el camino a San Cristóbal.
La familia del sujeto comenzó a preocuparse por su desaparición. Frente a esa situación, el autor del crimen y sus cómplices retornaron al lugar donde lo enterraron y sacaron el cadáver para trasladarlo a la localidad de Huari (Oruro).
Empero, el vehículo en el que iban se descompuso a la altura de la población de Chita, por lo que tuvieron que regresar a Uyuni a traer otro automóvil, también de propiedad de la víctima.
El coche averiado se quedó varado en ese lugar, lo que llamó la atención de los pobladores de Chita, que denunciaron el hecho a la Policía Fronteriza.
El cadáver fue llevado a Uyuni y depositado, junto con el motorizado, en su domicilio, donde permaneció 24 horas.
El padre de Lucio Mamani dio con el cuerpo de éste porque observó que sobre la camioneta había un bulto. Al revisarlo se dio cuenta de que se trataba de su hijo.
El hecho fue denunciado a la Policía Fronteriza en Uyuni, cuyo comandante, Iván Rojas del Carpio, comenzó las investigaciones y dio con los autores confesos.
El fiscal de Distrito, César Aranda, informó que posiblemente los responsables del hecho hayan consumido bebidas alcohólicas antes de tomar la determinación de eliminar a Lucio Mamani.
Descartó que el asesinato haya sido consecuencia de un problema pasional o ajuste de cuentas y dijo que ocurrió por problemas personales entre padre e hijo por motivos de disciplina.
Los tres motorizados de propiedad de Lucio Mamani se encuentran en dependencias policiales, dos de ellos no cuentan con documentación. Dos autores confesos del crimen fueron remitidos preventivamente por un juez cautelar a la cárcel de Cantumarca, en Potosí, y a otros dos se les dio medidas sustitutivas por encubrimiento.
No es la primera vez que en Uyuni, municipio altamente concurrido por turistas, se presenta un hecho sangriento. El lunes, la Policía hizo el levantamiento legal del cadáver de un hombre que fue descuartizado y depositado en un yute en su propio domicilio.
Para destacar
El asesinato ocurrió el 3 de junio, en la población de Uyuni, conocida porque ahí está la reserva de sal más grande del mundo.
Lucio Mamani fue degollado y llevado a los terrenos donde se construye el aeropuerto internacional, donde fue apedreado.
El hijo de Mamani y sus cómplices enterraron el cadáver, luego lo sacaron y lo trasladaron a su casa.
Dos de los autores fueron remitidos al penal de Cantumarca y a los otros dos se les dio medidas sustitutivas.
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