El ruso Anatoly Karpov, ex campeón mundial de ajedrez, regaló ayer las tablas al Presidente Evo Morales, en un encuentro que duró tres minutos y doce jugadas.
Antes del inicio de la partida, los dos protagonistas intercambiaron dos juegos de ajedrez como regalo: Evo Morales le entregó uno con motivos incas y el ruso hizo lo propio con otro de grandes dimensiones con fichas de base circular.
Ya en la partida, Karpov, con negras, se decantó por la defensa Caro-Kann para enfrentar al mandatario indigenista, quien respondió sacando al juego uno de sus alfiles, en una jugada denominada Ataque Hillbilly.Durante la corta partida, el ruso mostró su gran experiencia con jugadas rápidas y casi sin pensar, mientras que Morales necesitó de más tiempo para mover sus piezas.En toda la partida sólo hubo dos capturas, una por bando: peones que despejaron momentáneamente el centro del tablero, sin más consecuencias.Tras su duodécima jugada, Karpov movió sus brazos esperando una respuesta de su oponente que no llegó. Se determinó ׳tablas׳, hubo un saludo protocolario y, como colofón, unos consejos del ruso al presidente para sus próximas partidas.Al término, Morales no pudo más que agradecer la presencia del campeón ruso en Bolivia, algo que nunca pudo "soñar", según dijo, y destacó el esfuerzo que realiza para "incentivar, fortalecer y alentar" el ajedrez.El mandatario también recordó cómo aprendió a jugar al ajedrez en Orinoca gracias a un diccionario Larousse.De su parte, Karpov, muy relajado tras la partida con el presidente boliviano, hasta se atrevió a bromear: "Creo que ningún campeón del mundo ha llegado a tanta altura", en referencia a los más de 3.600 metros sobre el nivel del mar de La Paz.El ex campeón ruso (1975-1985 y 1993-1999), de gira por América, está promoviendo la creación de escuelas de ajedrez gratuitas para "devolver al ajedrez al sitio que se merece", en una experiencia que espera que se aplique en Bolivia.Karpov señaló que sus escuelas ya funcionan en 26 países y el viceministro de Deportes, el ex futbolista Miguel Ángel Rimba, prometió estudiar el programa de aprendizaje del ruso para ponerlo en marcha en el país.La partida con Morales no fue la única que disputó el ex campeón mundial. En el salón principal del Palacio de Gobierno le esperaban diez niños y adolescentes, campeones bolivianos, con los que se enfrentó en una serie de partidas simultáneas.Entre ellos, destacó el pequeño Henry Arauz, de siete años y campeón de Cochabamba, que con su juego atrevido y sin complejos sorprendió y puso a pensar a Karpov.Arauz, inquieto en su silla, jugó como si la partida no fuera contra el campeón ruso, que le tuvo que dedicar la mayor parte de su tiempo para maquinar la siguiente jugada, mientras que con los otros casi pasaba de largo.
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