El crecimiento económico fue acelerado

Eduardo Paz, presidente de la Cámara de Industria, Comercio, Servicios y Turismo de Santa Cruz

El empresario afirmó que Bolivia mejoró su producción alimentaria y que las relaciones con el Gobierno son saludables.

Cambio

En la siguiente entrevista con Cambio, el presidente de la Cámara de Industria, Comercio, Servicio, Servicios y Turismo de Santa Cruz (Cainco), Eduardo Paz, realizó un balance sobre los avances que logró el país en temas de desarrollo económico, producción alimentaria, el actual estado de las relaciones entre el Gobierno y el sector empresarial cruceño, además de la Ley Anticontrabando.

—En este momento, ¿cómo están las relaciones entre el Gobierno y el empresariado cruceño?

—Las relaciones han abierto, en un proceso gradual y saludable, la confianza, que se va construyendo de manera paulatina, creo que la población en general y los sectores empresariales deben ser también maduros y no inmediatistas, los resultados de este (proceso) se darán con el tiempo.

—Desde el punto de vista de la Cainco, ¿hubo un crecimiento en el sector productivo en los últimos años?

—Por supuesto, la demanda interna ha crecido y eso ha posibilitado a quien está establecido en Bolivia un mercado más grande. Sin embargo, algunos sectores en particular han sufrido algún impacto. Por ejemplo, el transporte internacional en algún momento, algunos sectores avícolas, cuando el precio del maíz y el costo de la venta de la carne de pollo los han aprisionado.

—¿Cómo está Bolivia en producción o seguridad alimentaria?

—Lo positivo lo podemos ver en el trigo, donde se está llegando a las 200 mil toneladas (anuales), pero el objetivo es llegar al autoabastecimiento con una producción de 600 mil toneladas. La dirección es correcta y buena, los mensajes del Presidente (Evo Morales), de que Bolivia no sólo debe tener seguridad y soberanía alimentaria, sino el potencial de exportar alimentos a otros países, también los vemos como algo positivo (...), hubo una mejora pero se tiene que relativizar cuando vemos incrementos en la producción soyera de Uruguay, por ejemplo, que nos dan envidia, pienso que deberíamos aspirar a desarrollos similares.

—¿Ustedes tienen fijada alguna agenda de trabajo con el Gobierno? ¿Cuáles son los temas de interés?

—Hemos conversado y marcamos una agenda económica y creo que el punto central está en que, en conjunto, el Gobierno en sus distintos estamentos, como el central, el departamental o el municipal, con organizaciones sociales y empresariado, tenemos que hacer realidad lo que dijo el presidente (Evo Morales) respecto a que se debe sentar las bases para una Bolivia industrializada y que dé oportunidades sostenibles a los ciudadanos.

—¿Cuál es el balance que hace sobre el comportamiento económico de los últimos cuatro años y los próximos cinco?

—El crecimiento económico del año 2005 a 2010 ha sido bastante acelerado. Ahora el reto está en cómo logramos de nuevo duplicar, en términos nominales, la economía en los próximos cinco años y la respuesta ya pasa por sentar bases productivas sólidas, seguramente basadas en la industria textil, manufacturas de cueros, la producción de alimentos como la quinua, soya, productos cárnicos, el pollo, la carne vacuna, el azúcar, el alcohol. Entonces hay otras potencialidades en nuevos polos, porque los polos industriales tradicionales están en El Alto, La Paz, Cochabamba y Santa Cruz. Tenemos Puerto Suárez, tenemos el Chapare, creo que hay mucho por hacer y creemos que, en conjunto, podemos construir mucho por Bolivia.

—En otro tema, en este momento está en vigencia la Ley Anticontrabando, pero también existen sectores que no parecen estar conformes con la medida, ¿cuál es la posición de Cainco al respecto?

—El lugar para arreglar diferencias siempre es una mesa, el diálogo, es la negociación y nosotros como ciudadanos y como institución esperamos que se resuelva este aspecto en esos términos.

Hace dos semanas tuvimos en Cainco a Marlene Ardaya, la presidenta de la Aduana, pero también estuvimos en la mañana con el sector comercial, un diálogo abierto, franco y en la noche invitamos a Ardaya a nuestro directorio. El contrabando es un problema estructural del país que ha causado bastante daño al aparato productivo y no solamente a los tradicionales, sino a los pequeños también, pues no permite que se desarrolle una industria de manera más sólida por esta competencia desleal que entra desde afuera.

—Pese a que la medida es considerada acertada, ¿qué impacto cree que tendrá en el comercio?

—En Cainco estamos conscientes de que mucha gente, comerciantes, especialmente del sector gremial, viven comerciando mercadería que entra de manera ilegal. Por eso nosotros creemos que la dirección que ha tomado el Gobierno de frenar el contrabando es buena, lo que hay que amortiguar es el costo social que pudiese tener esta medida, por supuesto que ese impacto yo no podría cuantificarlo ahora, y por eso creo que un diálogo técnico es importante, alejando todos los factores políticos posibles.

—¿A qué se refiere al decir que puede tener un costo social?

—Creo que puede haber un auténtico temor en los segmentos de gremialistas, de quedar sin mercadería para comercializar o de que ésta suba de precio y sus niveles de venta bajen, pero son puntos que se deben tratar. No porque exista ese temor el país va a dejar de avanzar en la dirección correcta.

—Están en marcha algunos ajustes en la administración aduanera, ¿qué opinión tiene al respecto?

—Nosotros tenemos un diálogo abierto con la Presidenta de la Aduana para resolver algunos temas del sector formal comercial, actualmente existen colas de camiones de varias semanas, especialmente los importadores de artículos perecederos, como agroquímicos o alimentos, están teniendo complicaciones, todavía no hemos logrado solucionar este problema.

—¿A qué se deben estas complicaciones en la importación?

—A cambios que hubo en el sistema aduanero para tener un mejor control a fin de evitar el contrabando técnico. ¿Y qué es lo que sucede? Se ha cambiado parte del personal, un funcionario que entra, como en cualquier oficio, tiene que ir aprendiendo, algunos controles seguramente son más rígidos y eso causa embotellamiento.

Entonces, creo que a pesar de los problemas, el diálogo (con la Aduana) es abierto y estos escenarios el país necesita multiplicarlos para mejorar cada vez más (...). Al final, el importador lo que quiere es tener su mercadería en el tiempo previsto, sin incurrir en costos adicionales ni deterioros.

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