LOS PELIGROS DEL PRESIDENCIALISMO

NUESTRA PALABRA PROLETARIA
Tenemos la obligación de evaluar los resultados del llamado proceso de cambio cuyos orígenes fueron las acciones populares de febrero y octubre del 2003 como efecto del descontento generalizado respecto a las políticas del neoliberalismo iniciado en Bolivia el año 1985.
Como producto de la maduración de contradicciones sociales agudizadas en los 20 años de neoliberalismo, el 2003 se produjo una explosión del descontento popular creando a su vez condiciones objetivas para un proceso de cambios estructurales antineoliberales; sin embargo, las condiciones subjetivas que debieron ser políticas de vanguardia revolucionaria estaban ausentes, y la incapacidad de las agrupaciones de izquierda con sus congénitos papeles de retaguardia de los movimientos populares no estuvieron a la altura requerida, agregando a ello dispersión o atomización, invalidaron la posibilidad de dotarle al proceso un contenido verazmente anticapitalista, por que solo así se podía entender una lucha efectiva contra el neoliberalismo.
Frente a esa falencia surge el M.A.S. movimiento populista de Evo Morales apoyado por la izquierda tradicional conformada por la Izquierda Unida y las ONG, el M.A.S. no es un partido político al estilo tradicional, es obviando su desgaste una fuerte corriente de opinión política y popular sin claridad ideológica, insinuándose proyectos políticos de acuerdo a las circunstancias, desde un socialismo comunitario hasta un capitalismo andino pasando por practicas corporativas. En tales condiciones era de esperar el incumplimiento de la “Agenda de octubre”, una nacionalización a medias de las transnacionales, la consolidación de bolsones latifundistas del oriente, y lo que es deplorable la aplicación de políticas antiobreras.
LOS PELIGROS DEL PRESIDENCIALISMO
El Movimiento al Socialismo además de sus falencias ideológicas no tiene estructura orgánica como partido ni como movimiento, por consiguiente en sus direcciones medias y bases no hay uniformidad política, factor que lo hace vulnerable a lo que ellos tipifican de “entrismos”, y la falta de estructuras orgánicas se traduce en falta de disciplina interna.
Sin ideología definida y sin disciplina orgánica, resulta lógico que el presidente asuma un poder personal preponderante al interior de su movimiento, reflejándose luego en la peligrosa tentación de prácticas dictatoriales antihistóricas fuera de este tiempo al estilo de los gobiernos fascistas.
Si a estas falencias agregamos la falta de un Plan de gobierno, el presidente se constituye en la expresión total del concepto de Estado. “El estado soy yo” los poderes parlamentario, judicial, electoral, mandos militares y policiales, todo esta centralizado en el poder presidencial, y el presidente como cualquier ser humano es victima de debilidades: El egocentrismo, prepotencia, soberbia, y autoconvencimiento de sentirse poderoso y hasta divino. El primer obstáculo para ese deseo sentimental es que la inicial ventaja de promocionar la condición indígena del presidente se vino abajo poniendo al descubierto que su indigenismo no es tal, es solo un motivo de especulación política por que los hermanos indígenas después de 6 años de “su” gobierno están igual o mas postergados, los lideres históricos con claridad ideológica del indigenismo y con visión de poder fueron excluidos de la conducción del actual proceso regresivo.

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