El disfraz de una Ley que despierta suspicacias

La Ley Antirracismo que pretende aprobar el oficialismo pese a los diversos clamores sociales que piden revisar los artículos 16 y 24, tiene un parecido a lo que le ocurre a las adolecentes cuando se enamoran de quien no debe y buscan casarse con esa persona pese a la oposición familiar.

Luego vienen algunas consecuencias inesperadas como en este caso, nace un engendro indeseado y encima, lleva dentro un espíritu que no le corresponde porque, irónicamente, es una Ley que tiene como misión reducir toda acción racista, pero discrimina y segrega a la vez.
 
A todo ello se suma la intratable actitud tanto del Presidente Morales como los Asambleístas oficialistas que se han obstinado en aprobar la controvertida Ley, deja entrever que cualquier posibilidad de diálogo y consenso están fuera de toda discusión y por el contrario, harán prevalecer su predecible  diatriba y descalificación contra los opositores, a fin de anular a cualquier opositor que se le cruce en el camino, así sea la prensa

Como dice el refrán, para muestra basta un botón y el vocero gubernamental, Iván Canelas, planteó que la licencia de funcionamiento de los medios de comunicación que la pierdan por difundir posiciones racistas sancionadas por la Ley que es discutida en el Senado, pase a manos de los trabajadores de ese canal de televisión, radio o periódico infractor, de tal manera que no queden desempleados, suena bonito pero de por sí, la propuesta se convierte en una invitación al soborno y la extorsión que el periodismo digno no está dispuesto a aceptar.  

Como van las cosas, las aguas amenazan con rebalsar el vaso porque la prensa cruceña pretende llegar a las más duras consecuencias a fin de evitar que se apruebe la Ley Antirracismo tal como la diseñaron en palacio de Gobierno. En Santa Cruz el periodismo cruceño, ha iniciado una huelga de hambre que amenaza con masificarse en caso de que la Asamblea en el Senado apruebe la Ley Antirracismo como está. En honor a la verdad, no creo que los diversos movimientos que se han generado en contra de esta Ley logren impedir las pretensiones oficialistas, la cual debe estar anotada en un cuadro de planificaciones como medida prioritaria para manejar el poder a su entero antojo, con las consecuencias ya conocidas.

En los hechos, los periodistas seguirán siendo las víctimas de las reiteradas acciones xenofóbicas que se han desatado en todo el país tras el advenimiento de los nuevos dueños del poder político. Solo para recordar, los invito a trasladarnos a aquel fatídico día del salvaje ataque a los reporteros de la prensa registrada en el municipio de San Julián, cuando estos acudían a cubrir la brutal agresión que protagonizaron los colonos del interior contra los buses de autonomistas chiquitanos que venían para asistir al histórico cabildo de millón. Una vez más, la animadversión gubernamental se asoma nuevamente en busca de acallar a los medos de prensa, esta vez con la Ley en la mano.

Nota : Hoy Bolivia

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