Una victoria Bolivariana y un fiasco golpista

— I —
“Prueba de fuego” es una buena noción para definir la manera en que varios actores fundamentales se plantearon las elecciones del pasado domingo en Venezuela. El Tribunal Nacional Electoral, observado milimétricamente por la oposición interna y externa; paso el veredicto, con un sistema electoral “confiable y seguro” según el decir de los especialistas.

La derecha se las jugó a fondo, con un apoyo internacional impresionante, que distribuyó más de 80 millones de dólares entre las ONGs que controla para trabajar electoralmente distintos segmentos y sectores sociales, en lo mediático la estrategia fue simple pero efectiva: la alquimia de las “medias verdades, mas las medias mentiras” son muy útiles para cooptar incautos, la otra estrategia fue la de magnificar errores, deficiencias e insuficiencias ; adentro y afuera presentaron a Caracas como la ciudad más insegura de América, como si Tijuana, Ciudad México, Bogotá, Cali, Medellín y Rio de Janeiro, no existieran. Que la situación económica era negativa, sin mirar la generalizada situación de crisis que vive Estados Unidos y La Comunidad Europea para solo hablar de los países ricos. A la corrupción le dieron una manija que asustaba. Obviamente con el control del 80 % de los medios de comunicación por parte de la oposición contra solo el 9% en manos del gobierno, los ilusionistas de la mediática, con sus truculentas técnicas de transformación de la realidad, pudieron fabricar parcialmente una realidad virtual, que sin duda funciona en un determinado segmento de la población.

Sin embargo el proceso Bolivariano triunfó, de manera incuestionable, los resultados electorales tienen un carácter de axioma matemático, 98 diputados el PSUV y 65 la oposición; se gano en 18 de los 24 estados; y el PSUV obtuvo 5, 422,040 votos que equivales al 48.2 % y la oposición obtuvo 5,320,175 votos que equivale al 47, 3 %, el PPT y otros pequeños partidos obtuvieron 500 mil votos, que equivale al 4.5 % de los votos y tienen dos diputados; fue este medio milloncito de votos que la oposición y los malabaristas de la manipulación mediática, quisieron asignárselos a la oposición, para desmoralizar la militancia del proceso.

El significado político de esos resultados da cuenta de un triunfo claro e incontrovertible, que en una especie de descarga eléctrica, el presidente Chávez calificó de “sólida Victoria” para continuar con la construcción del socialismo. El PSUV, ha reafirmado su condición de primera fuerza política y la gente ha votado por un proyecto socialista a pesar de la campaña anti-comunista con un libreto de argumentos propios del siglo XIX.

Son “pataleos de ahogao”, ese vano intento de querer discutir quien ganó y quien perdió, o querer presentar como una derrota una clarísima victoria. Discernir entre la verdad y la mentira es un oficio tan antiguo como humano, solo que cada vez se hace más difícil porque las técnicas de enturbiar el entendimiento, son cada vez más sofisticadas. En este caso, quisieron perforar nuestro subconsciente, incrustando una especulación aritmética, que genere dudas, sobre este éxito. Se trata de ir afirmando la idea “del principio del fin del Chavismo”, que nos lo quieren presentar como un proyecto fracasado. Nadie puede afirmar que el proyecto bolivariano, es una obra perfecta, porque no lo es, como no lo es ningún proceso de cambio, porque son obras humanas, por lo tanto perfectibles; la discusión sobre el déficit del proceso, es objeto de otro análisis, en todo caso los bolivarianos tienen capacidades de sobra para encarar ese desafío, y -como le escuche decir a una venezolana entrañable- “La revolución bolivariana es lo mejor que le ha pasado a Venezuela en los últimos cincuenta años”.

Es cierto que la oposición está viviendo su euforia triunfalista, pues ha salido bien de su estado de coma, tiene en el órgano legislativo una base de operaciones legal para intentar frenar el proceso; pero no hay que olvidar, en el análisis, el capital político personal que aportan los grandes líderes, sobre todo cuando ponen en juego su pellejo político, la gente vota firme por ellos, en el caso de Chávez se estima en dos millones de votos, en el caso del presidente Evo, un millón, sino mírese los resultados electorales en Bolivia entre las elecciones diciembre de 2009 y abril de 2010. La gente es así, vota firme por su líder; pero si no le cuece el diputado, no vota por él; esta es una manera rápida de comprender esa parte de los guarismos del voto. Claro que ahora solo se tiene “apenas” un 60 % del parlamento, no los dos tercios, que era la meta superior, que pena, pero “aquí y en la esquina del ají”-como dice el pueblo-eso, es un exitazo.

— II —

El pensamiento democrático en América Latina considera que el Golpe de Estado como una acción política anacrónica que debe quedar sepultada en siglo XX. Sin embargo la extrema derecha y el imperio no han renunciado a ella, creen en su efectividad, y no ha sido abandonado como vía de definición del poder y no es por nostalgia que se aferran al método; la impaciencia y la soberbia imperial tienen predilección por la vía rápida.

La experiencia golpista en Venezuela 2002, Bolivia 2008, Honduras 2009 y ayer en Ecuador, nos está enviando un mensaje tajante, “estamos dispuestos a todo”, incluso a resucitar el golpismo, es útil aprender la lección en experiencia ajena, para no pasar por el calvario que supone esa infernal experiencia. En Ecuador se ha denunciado la mano visible del imperio trabajando con la policía, el ejército y organizaciones sociales que ayer los vimos apoyando la intentona golpista, que la derecha se apresura a negar; quisieron crear una “grave crisis política, convulsión interna”, que es causal de revocatoria de mandato por la Asamblea Legislativa, a ese escenario apostaron sus fichas; fracasaron estrepitosamente pues las organizaciones sociales y los ciudadanos leales al gobierno, el ejército y la firme actitud del presidente, derrotaron el experimento derechista, alentado y prohijado por el imperio.

La voz solidaria de UNASUR, del Alba y de todas las organizaciones democráticas rechazando, la felonía golpista de atentar contra el mandato constitucional legal y legítimamente constituido, del presidente Correa, es de suma importancia, para que los Rocsa, los Marincovich, y otros que aún están activos en la política Boliviana, sepan que en caso de aventurarse otra vez, a intentar resolver a la mala sus nostalgias por el poder perdido, van a quedar aislados y combatidos por la comunidad internacional y con seguridad derrotados por las fuerzas motrices de la historia boliviana.

Los golpistas de ayer y de hoy niegan y edulcoran sus intensiones, y no es que nos consideren tontos, sino que piensan que somos víctimas perfectas para el ilusionismo de la virtualidad moderna.

Contra los contorsionistas fallidos del análisis manipulador, levanto el argumento poético inapelable, del cantor del pueblo “nadie le pondrá murallas a nuestra verdad”.

*    Ciudadano amazónico del Estado Plurinacional de Bolivia.


Nota : La Epoca

0 Comentarios

Publicar un comentario
Noticias Similares : ×