La marcha más multitudinaria -con más 15 mil personas- y la que registró los mayores incidentes fue la que unió las ciudades de El Alto y La Paz. Los manifestantes quemaron una bandera de Venezuela, intentaron incendiar un monumento al guerrillero Ernesto Che Guevara, rompieron un portón de la Vicepresidencia de Bolivia, incendiaron casetas de peaje y atacaron las oficinas de la aerolínea estatal BoA, además de las sedes de la Central Obrera y de los cocaleros.
Los manifestantes obligaron a su paso a cerrar todos los comercios, amenazando con pedradas a los que no apoyaran las protestas. El centro de la capital política del país estuvo colapsado durante varias horas, ya que la movilización intentó acercarse a la Plaza Murillo, sede de la casa de gobierno.
"Acabamos de cercar el Palacio de Gobierno. Queremos entrar a hablar con el Presidente, pero no nos dejan. El compañero (presidente) Evo Morales tiene que estar preocupado porque la población recién está empezando a reaccionar", dijo el secretario ejecutivo de la Federación de Juntas Vecinales de El Alto, Claudio Luna.
Sin embargo, la Policía se los impidió. Según los reportes parciales, los civiles lanzaron piedras, mientras que los uniformados respondieron con el uso de bombardas lacrimógenas y procedieron a detener a los revoltosos.
En Cochabamba, la Policía se enfrentó con un grupo de personas que ocupó la plaza principal de la ciudad, donde hubo avenidas bloqueadas por camiones de carga. También hubo protestas y bloqueos en Oruro y Tarija, y en otras ciudades, aunque con menos nivel de apoyo. A ellos se les sumaron los afiliados a la Confederación de Chóferes de Bolivia, que protagonizaron un paro que tuvo un acatamiento parcial.
"Hay 15 policías heridos en El Alto, dos de gravedad, y el resto (de los lesionados) fue en Cochabamba; hay 16 detenidos en Cochabamba y cinco en El Alto", informó por su parte el Ministerio de Gobierno, en un balance parcial de los incidentes registrados durante la jornada.
La bronca de los bolivianos no fue aplacada por el aumento salarial del 20% para cuatro sectores que anunció Morales, como una forma de compensar los problemas causados por el incremento de los combustibles. No obstante, el gobierno minimizó las protestas al señalar que fueron protagonizadas por "pequeños grupos".
El presidente habló en la cadena CNN de "grupos apadrinados por empresarios opositores" y acusó a alcaldes críticos del gobierno de movilizar gente. Antes, el ministro de Gobierno, Sacha Llorenti, sostuvo que la mayoría de las capitales regionales vivían "una relativa normalidad".
En cuanto al "gasolinazo", Morales dijo que "fue una decisión valiente en beneficio de los bolivianos. El gobierno tiene la obligación de estabilizar los precios". Además, declaró que duda que las protestas sean realmente masivas. "Soy consciente que desde el 2006 hay empresarios y opositores que quieren mi renuncia", añadió.
Sacha Llorenti, a su vez, denunció "actos de vandalismo" cometidos por activistas "identificados con el partido de (el ex alcalde y jefe del centrista Movimiento Sin Miedo-MSM) Juan del Granado, ex aliado y ahora opositor de Evo Morales.
En tanto, algunos sindicatos y agrupaciones vecinales advirtieron que podrían romper su vínculo con el presidente si no deroga Decreto Supremo Nº 748, que elevó el precio de las naftas entre un 57 y 83 por ciento.
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