CAMBIOS Una investigación analiza las tecnologías ancestrales en las comunidades aledañas a Charazani, en La Paz.
- Un centro de salud pública está casi al lado de otro centro de medicina ancestral Kallawaya en la localidad de Amarete, cerca de Charazani, al norte de La Paz.
Esta convivencia de ambas prácticas en la provincia Bautista Saavedra es probablemente uno de los cambios más importantes -con respecto a décadas anteriores- reflejado por miembros del Instituto de Investigación y Capacitación en Ciencias Administrativas (IICCA), que pertenece a la carrera de administración de empresas de la Universidad Mayor de San Andrés.
Dentro de este marco, se realizó una investigación referida a las tecnologías ancestrales en comunidades aledañas a Charazani de La Paz y los cambios e innovaciones a los que están sujetas.
Con el objetivo de descubrir los cambios y formas en las que desarrollan sus actividades para sobrevivir, se tomaron dos puntos de referencia inicial: la medicina y los tejidos ancestrales.
Las dos medicinas
El Gobierno inició un proceso de incorporación de la medicina tradicional en el sistema de salud pública con la inauguración de un hospital de este tipo en la localidad de Curva, también provincia Bautista Saavedra, en La Paz.
Sin embargo, estudios anteriores señalan al consultorio de la comunidad de Amarete, y sus similares anteriores cerca de Charazani, como los más antiguos que fueron establecidos sin ninguna política estatal previamente establecida.
En busca de lo ancestral
Después de recorrer un camino de más de 170 kilómetros de asfalto y aproximadamente 88 más de tierra desde la ciudad de La Paz, los seis estudiantes del IICCA, Félix Quispe, David Calisaya, Vladimir Gonzales como titulares de la investigación, junto a Samantha Gómez, Nadir Arias, Claudia Valverde, como grupo de apoyo, llegaron al municipio de Charazani.
Una vez en el lugar y guiados por autoridades municipales definieron cuatro distritos y localidades para su trabajo: Amarete, Caata, Chari y Lunlaya.
Fue entonces cuando, al observar los usos y prácticas de la cultura Kallawaya al momento de curar la espiritualidad o físico en el ser humano, cobraron mayor fuerza e importancia.
Según les explicaron, existen dos tipos de médicos en esta cultura: unos atienden al alma (o ajayu) y otros que se abocan al cuerpo, curando a través de preparados de plantas, ungüentos, y animales.
Al conversar con el kallawaya de Amarete Obaldo Kuno, los investigadores entendieron la innovación y cambio de las tecnologías de esta milenaria cultura. Esto a través de su explicación sobre cómo los consultorios de medicina tradicional hoy comparten los pacientes con la salud pública.
Los estudiantes consideran que la forma en que la salud pública puede compartir con la medicina kallawaya espacios y pacientes es una innovación en la práctica de ambas. “Se llega a un espacio en donde ambas se reconocen y se pueden trabajar al mismo tiempo y cada una en su área”, expresa el investigador David Calizaya a Página Siete.
Consultorio tradicional
Al observar el consultorio rápida- mente, evidenciaron que todo es muy tradicional, desde los tejidos con los que se cubre el mobiliario hasta los que se encuentran sobre las camas de revisión, que son utilizados para las mujeres de la comunidad en trabajo de parto. También el barro forma parte importante de la construcción.
“Las camas están más cerca del suelo. En ellas los kallawayas enseñan a las parteras de otras comunidades”, señala Samanta Gómez.
Economía y medicina
Visitando las otras localidades se dieron cuenta que la producción de papa, cebolla o haba está destinada en parte a la venta para así adquirir las hierbas necesarias para elaborar las medicinas tradicionales. Esto debido a que hay temporadas donde la sequía no permite que la tierra produzca todo lo necesario.
En Chari las mujeres son consideradas muy conocedoras con respecto a las plantas medicinales.
En Lunlaya, las casas negras donde se hace pan para la comunidad y la producción agrícola se hace en taquanas o chulpatirquis -terrazas de varios niveles- que son heredadas de generación en generación. Esto, junto a la actividad agrícola, forma parte de la producción de recursos económicos.
De esta forma, otra parte del hallazgo fue que estás prácticas han sufrido casi ningún tipo de modificación.
Una web alienta la creación de una comunidad de investigación
El Instituto de Investigación y Capacitación en Ciencias Administrativas (IICA) de la Universidad Mayor de San Andrés busca a través de un página web, referida al los Sistemas de Información de Ciencia, Tecnología e Innovación del departamento de La Paz (SICTI), abrir espacio a los investigadores de varias áreas para publicar sus trabajos y crear un banco de datos.
El dominio registrado como www.sicti.fccf.umsa.bo busca así abrir un mercado donde se haga conocer investigadores e investigaciones de todas las temáticas posibles que sirva como apoyo y consulta de otros investigadores e instituciones interesadas.
“Allí se podrá encontrar a investigadores individuales, centros y grupos de investigación junto a los proyectos y currículums”, señaló la tutora del proyecto Miriam Mallea.
Actualmente el portal cuenta con alrededor de 267 investigadores, 80 centros y 45 instituos de investigación.
Las solicitudes de apoyo o colaboración en alguna investigación se pueden realizar desde cualquier punto del país o el extranjero.
A futuro se pretende hacer una valoración y vigilancia tecnológica que permita ir incorporando links de otros centros de investigación y profesionales para ampliar la red de información ofrecida. Todo ello se realizará siguiendo normas internacionales establecidas dentro del campo de la ciencia y tecnología.
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