Reflexiones sobre las Fuerzas Armadas

Desde 1982, el proceso Democrático Boliviano ha tenido como componentes esenciales el retorno de los militares a sus cuarteles y la continuidad de obediencia al Poder Civil Constituido y a los postulados Constitucionales.
Poder Civil en el sentido que el poder es ejercido por los civiles sin que la Estructura Militar se incorpore como Estructura de Gobierno. Si bien casi siempre existe una Estructura Militar, está institución como tal está sometida al Poder Civil.
Los ejemplos se dan actualmente en todos los países de Sudamérica, donde sus gobernantes son los representantes de la voluntad civil, y la Estructura Militar esta a las órdenes de ese poder.
Aún hoy las percepciones de la sociedad sobre el Estamento Militar siguen siendo negativas. Esto debido a que no se ha podido encontrar un Patrón Institucional de relación cívico-militar.
Donde se pensaba  que dentro de la Transición Democrática en la que se encuentra el Sistema Político Boliviano tendría que ser la clase política la que resolvería este Patrón de relación Institucional vació.
Dejando pendiente la solución de este problema central, la clase política queda al margen, tomando los gobiernos de turno de manera directa el manejo de las relaciones entre civiles y militares; reflejando esto en una práctica clientelar y de cooptación partidaria de los mandos castrenses superiores, característica acentuada además de la cultura política boliviana.
Esto se complementaria automáticamente llevando a la Fuerzas Armadas a tomar un posicionamiento en una Corriente Ideológica Mundial o una Corriente Ideológica Política interna, logrando sesgar principios constituidos consagrados en la Constitución.
Claro ejemplo tenemos las declaraciones vertidas del Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas, Gral. Antonio Cueto Calderón legitimando la subordinación del Ejército Boliviano a la Ideología Política en la que yace el  actual Gobierno de turno , postulando al Organismo Militar en una Institución Antiimperialista y Anticapitalista.
Siguiendo la función de las Fuerzas Armadas dentro de los Estados Democráticos Modernos. Se determinan en un común denominador de tres funciones específicas. En primer lugar representan los intereses de la sociedad en materia de Seguridad.
La representación de los intereses de la sociedad en materia de Seguridad debe ser entendida  en sentido metafórico como símbolo.
Pero también  la representación implica una cierta responsabilidad de las Fuerzas Armadas  en situaciones extremas cuando la Seguridad de la comunidad se ve seriamente amenazada por factores de eclosión  dentro de la comunidad.
En segundo lugar asesoran al poder político en la temática de ‘’Seguridad”. En tercer lugar llevan a cabo las misiones del Poder Político.
Tanto la segunda como la tercera función nos trasladan a la historia donde nos demuestra numerosas casos que en nombre de la Seguridad las Fuerzas Armadas trasgredieron normas, valores pero esencialmente Derechos Fundamentales consagrados en el Estado Democrático.
En esta coyuntura de Transición del proceso Democrático Boliviano las Fuerzas Armadas están más subordinadas al actual Gobierno existiendo un cambio superfluo del Rol de las Fuerzas Armadas más de actitud que un cambio dentro de la Estructura Institucional.
Referente a este caso cuando no existen normas, mecanismos institucionales y  principios constitucionales que definen el Rol de las Fuerzas Armadas incrementando su Autonomía y como consecuencia a caer en la desprofesionalización y la deslegitimidad.
Es cierto que en las transiciones la primera preocupación del Poder Político es garantizar la subordinación formal de las Fuerzas Armadas y que eso constituye fundamentalmente un problema político y no técnico.
La segunda condición  de legitimidad de las Fuerzas Armadas en el Estado Democrático es que sus miembros hayan desvinculado una convicción de lealtad al Estado Democrático.
El debilitamiento de la independencia de las Fuerzas Armadas trae aparejado la dependencia directa a la clase política y consecuentemente la subordinación eventual a su voluntad subjetiva y no al Imperativo Constitucional que deben de servir.
A manera de conclusión debemos dejar claro que el tema de las Fuerzas Armadas podría entrar a un escenario de debate de Reforma Política y Constitucional. Resolver el patrón de relación institucional que deberían tener las Fuerzas Armadas como reflejo de un Estado Democrático Moderno está directamente vinculado a la subordinación sustantiva a los Valores, Principios Democráticos que consagran la Constitución en este periodo Democrático que se construye.
Las Fuerzas Armadas y peor aún las políticas del actual Gobierno no han sido capaces de definir una Agenda Democrática de Seguridad que incorpore temas urgentes como ser: procesos constantes de Modernización y Profesionalización militar, efectivo control civil a través de un Ministerio de Defensa eficiente administrativamente, a cumplir los objetivos delineados en la política de defensa, y finalmente, roles definidos de actuación de las Fuerzas Armadas, acorde con los nuevos conceptos de Seguridad y las nuevas tendencias de Inseguridad tanto externa como interna.

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