El Gobierno nacional comienza el año con una asignación de 2.054.668.012 bolivianos destinados a los gastos de la cartera ministerial de Defensa, lo que significa que en la última década (2001-2011) ha tenido un crecimiento presupuestario del 123 por ciento. Esta cartera se lleva, además, la mayor asignación de recursos (26 por ciento del total) entre las reparticiones del Poder Ejecutivo, según los informes publicados por el Ministerio de Economía y Finanzas.
A pesar de los descargos que dan las autoridades nacionales para justificar el progresivo aumento de recursos en favor de las Fuerzas Armadas en números y hechos, esta evolución presupuestaria indica que la seguridad y defensa del Estado y del orden establecido es prioridad para el “Gobierno de los movimientos sociales”, que tiene asignaciones aún por encima de proyectos de inversión en áreas de desarrollo humano y social.
Consultado sobre el tema, el ministro del área, Rubén Saavedra Soto, explicó que el incremento se debe al crecimiento vegetativo (natural) de su personal administrativo y a los aumentos salariales dispuestos por el presidente Evo Morales en los últimos cinco años.
Un resumen ejecutivo del POA 2010 de este ministerio, publicado en su portal en Internet, expresa que la pérdida del poder adquisitivo a través de los años es otro factor que influye para determinar la necesidad de aumentos en el presupuesto del área.
“Los recursos para Defensa sirven para el mantenimiento de aproximadamente 70 mil efectivos militares de todo el país, a quienes se dota de uniformes y de alimentación -a razón de 4,50 bolivianos diarios por soldado- además de pagar energía eléctrica, agua, teléfono y otros servicios a todas las unidades militares, que sobrepasan de 200”, sostiene Saavedra, de quien se sabe es experto en investigaciones financieras y está a punto de cumplir su primer año al frente de este aparato estatal.
Estos increments difieren abismalemnte de otros rubros como educación que experimenta una disminución del 15,9 por ciento con respecto a hace 10 años, aunque cabe aclarar que educación y salud tienen sus propios ingresos.
Hay más prioridad que para educación y salud
La explicación oficial, sin embargo, no responde al trasfondo de las críticas provenientes de la oposición política y de analistas económicos y políticos. El economista Alberto Bonadona cuestionó la distribución del gasto del Ejecutivo para este año porque cree que no se priorizan las áreas que responden a las necesidades básicas de la población, que, al tributar, paga buena parte de esos recursos.
“Educación y salud necesitan infraestructura, algo que se considera inversión. Es una lástima que un país tan pobre como Bolivia le ponga tanto dinero a las causas bélicas y represivas”, apuntó. La figura, a juicio de Bonadona, demuestra una “prioridad presupuestaria que hace pensar que el Gobierno espera utilizar el apoyo de las fuerzas militares y policiales para consolidarse”
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