Pequeños copos de nieve se diluyen en los surcos recién abiertos de una tierra reseca y sedienta. Miguel Choque exhala el aire húmedo y frío, sonríe y asegura que la nevada es señal de buen augurio para la siembra de quinua. Choque y otros campesinos vecinos suyos en esta región del altiplano boliviano ofrendan a la Pachamama (Madre Tierra) y piden por un buen año para el cotizado grano. En siete meses, los racimos en flor pintarán el paisaje agreste de amarillo, verde y rojo.
La quinua es un grano que ayudó a salvar del hambre a los incas y ahora está transformando una de las regiones más pobres de Bolivia desde que se popularizó en países ricos por sus excepcionales condiciones nutricionales, que llevaron a la NASA a incluirla en la dieta de los astronautas. Las ventas al por mayor se multiplicaron por siete desde que aumentó la demanda desde 2000.
El gobierno del presidente Evo Morales incluyó al cereal como alimento "estratégico" para la seguridad alimentaria de Bolivia y está impulsando su consumo interno. También fue incorporado en un paquete de alimentos de subsidio a madres en gestación.
Conocido como el grano de oro de los Andes, es el único alimento vegetal que provee diez aminoácidos esenciales para el ser humano. Tiene un alto contenido de proteínas y es buena fuente de fósforo, calcio, hierro y vitamina E; y puede incluso reemplazar la leche materna, asegura la FAO. "Tengo deportistas de alta competencia que hablan muy bien de ella", expresó David Schnorr, presidente de Quinoa Corp., la importadora más grande de Estados Unidos.
EL SECRETO MEJOR GUARDADO DE BOLIVIA
El arbusto brota en el altiplano, una región árida y pobre a 3.700 metros de altitud, y es resistente a las heladas y sequías que periódicamente golpean a esa región. Bolivia genera un 46% de la producción mundial y le siguen Perú, con 30%, y Estados Unidos, con 10%, según un informe del Ministerio de Desarrollo Productivo y Economía Plural. "Duplicamos nuestras ventas en los dos últimos años, en plena recesión", dijo orgulloso Schnoor.
En 2000, el país exportó 1.439 toneladas por 1,8 millones de dólares; el año pasado, las exportaciones alcanzaron las 14.500 toneladas por más 25 millones de dólares. Los principales mercados son la Unión Europea, Estados Unidos y Japón. Este año, la meta es producir 30.000 toneladas, asegura el viceministro de Desarrollo Rural, Víctor Hugo Vásquez.
La quinua no es un cereal. Es una semilla que se come como un grano, no tiene gluten y es más fácil de digerir que el maíz, el trigo, el centeno, el mijo y el sorgo. Los indígenas que la cultivan están entre los más pobres y hasta hace unas décadas, muchos de ellos todavía basaban su economía en el trueque. Desde que se puso de moda en países ricos, la quinua los introdujo en el mercado, recuerda Brígido Martinez, presidente de la Asociación Nacional de Productores de Quinua (ANAPQUI). En 1983, costaba un equivalente a 3 dólares el quintal y era conocido como "alimento de indios", mientras que hoy se cotiza a cien dólares, explica Martínez.
El boom comenzó cuando en su primera visita a Bolivia, a mediados de 1987, los reyes de España incluyeron al cereal en su dieta y la gente volcó su mirada a la quinua. Irónicamente, en las zonas de cultivo aparecieron casos de desnutrición entre los niños debido a que "muchos productores han cambiado la quinua por el arroz y el fideo, que son más baratos", explicó Wálter Severo, presidente de los productores en Oruro al suroeste de Bolivia, una de las principales regiones productoras. "Nosotros no hemos dejado de consumir", asegura Choque. "Sólo el 10% se queda en Bolivia, y el 90% va a la exportación. Eso debe cambiar", sostiene la ministra de Desarrollo Rural, Nemecia Achacollo. "Es más fácil comprar la Coca Cola que hacer un refresco de quinua".
¿UNA SALIDA ECONÓMICA?
Muchos en este país creen que la quinua puede transformar el empobrecido altiplano, como sucedió con la soya, que llegó a ser el motor del despegue económico de la rica provincia de Santa Cruz, en el oriente boliviano. Los precios pagados en mercados europeos y estadounidenses por tonelada métrica de quinua son hasta cinco veces más que los de la soya. Martínez no cree que el cereal vaya a incidir en el despegue económico de la región. A diferencia del oriente, los campesinos altiplánicos disponen de poca tierra, 10 hectáreas como promedio. "La quinua no nos está sacando de la pobreza, pero vivimos mejor. El campesino tienen mejores ingresos y por eso mismo consume otras comidas, pero no ha dejado de consumir quinua", explicó.
El cereal era ignorado por los mismos bolivianos por su sabor ligeramente amargo. Hoy, es un artículo de lujo. Pasó antes con la carne de llama hasta que se puso de moda por su colesterol bajo.
"La quinua es como el arroz del altiplano", declaró Morales a fines de diciembre durante una visita a Venezuela. "Antes la gente no quería comer quinua, decía que era un alimento del indio y, como es del indio, no querían comer. Ahora el pueblo boliviano empieza a reaccionar".
La quinua es un grano que ayudó a salvar del hambre a los incas y ahora está transformando una de las regiones más pobres de Bolivia desde que se popularizó en países ricos por sus excepcionales condiciones nutricionales, que llevaron a la NASA a incluirla en la dieta de los astronautas. Las ventas al por mayor se multiplicaron por siete desde que aumentó la demanda desde 2000.
El gobierno del presidente Evo Morales incluyó al cereal como alimento "estratégico" para la seguridad alimentaria de Bolivia y está impulsando su consumo interno. También fue incorporado en un paquete de alimentos de subsidio a madres en gestación.
Conocido como el grano de oro de los Andes, es el único alimento vegetal que provee diez aminoácidos esenciales para el ser humano. Tiene un alto contenido de proteínas y es buena fuente de fósforo, calcio, hierro y vitamina E; y puede incluso reemplazar la leche materna, asegura la FAO. "Tengo deportistas de alta competencia que hablan muy bien de ella", expresó David Schnorr, presidente de Quinoa Corp., la importadora más grande de Estados Unidos.
EL SECRETO MEJOR GUARDADO DE BOLIVIA
El arbusto brota en el altiplano, una región árida y pobre a 3.700 metros de altitud, y es resistente a las heladas y sequías que periódicamente golpean a esa región. Bolivia genera un 46% de la producción mundial y le siguen Perú, con 30%, y Estados Unidos, con 10%, según un informe del Ministerio de Desarrollo Productivo y Economía Plural. "Duplicamos nuestras ventas en los dos últimos años, en plena recesión", dijo orgulloso Schnoor.
En 2000, el país exportó 1.439 toneladas por 1,8 millones de dólares; el año pasado, las exportaciones alcanzaron las 14.500 toneladas por más 25 millones de dólares. Los principales mercados son la Unión Europea, Estados Unidos y Japón. Este año, la meta es producir 30.000 toneladas, asegura el viceministro de Desarrollo Rural, Víctor Hugo Vásquez.
La quinua no es un cereal. Es una semilla que se come como un grano, no tiene gluten y es más fácil de digerir que el maíz, el trigo, el centeno, el mijo y el sorgo. Los indígenas que la cultivan están entre los más pobres y hasta hace unas décadas, muchos de ellos todavía basaban su economía en el trueque. Desde que se puso de moda en países ricos, la quinua los introdujo en el mercado, recuerda Brígido Martinez, presidente de la Asociación Nacional de Productores de Quinua (ANAPQUI). En 1983, costaba un equivalente a 3 dólares el quintal y era conocido como "alimento de indios", mientras que hoy se cotiza a cien dólares, explica Martínez.
El boom comenzó cuando en su primera visita a Bolivia, a mediados de 1987, los reyes de España incluyeron al cereal en su dieta y la gente volcó su mirada a la quinua. Irónicamente, en las zonas de cultivo aparecieron casos de desnutrición entre los niños debido a que "muchos productores han cambiado la quinua por el arroz y el fideo, que son más baratos", explicó Wálter Severo, presidente de los productores en Oruro al suroeste de Bolivia, una de las principales regiones productoras. "Nosotros no hemos dejado de consumir", asegura Choque. "Sólo el 10% se queda en Bolivia, y el 90% va a la exportación. Eso debe cambiar", sostiene la ministra de Desarrollo Rural, Nemecia Achacollo. "Es más fácil comprar la Coca Cola que hacer un refresco de quinua".
¿UNA SALIDA ECONÓMICA?
Muchos en este país creen que la quinua puede transformar el empobrecido altiplano, como sucedió con la soya, que llegó a ser el motor del despegue económico de la rica provincia de Santa Cruz, en el oriente boliviano. Los precios pagados en mercados europeos y estadounidenses por tonelada métrica de quinua son hasta cinco veces más que los de la soya. Martínez no cree que el cereal vaya a incidir en el despegue económico de la región. A diferencia del oriente, los campesinos altiplánicos disponen de poca tierra, 10 hectáreas como promedio. "La quinua no nos está sacando de la pobreza, pero vivimos mejor. El campesino tienen mejores ingresos y por eso mismo consume otras comidas, pero no ha dejado de consumir quinua", explicó.
El cereal era ignorado por los mismos bolivianos por su sabor ligeramente amargo. Hoy, es un artículo de lujo. Pasó antes con la carne de llama hasta que se puso de moda por su colesterol bajo.
"La quinua es como el arroz del altiplano", declaró Morales a fines de diciembre durante una visita a Venezuela. "Antes la gente no quería comer quinua, decía que era un alimento del indio y, como es del indio, no querían comer. Ahora el pueblo boliviano empieza a reaccionar".
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