¿Cuánto tiempo trabajó en este proyecto?
¿Por qué escogió la temática de Blackthorn para filmar una película?
Bueno, porque nos gusta mucho el western, y había una oportunidad fantástica en el hecho de que Butch Cassidy, el bandido real, acabó sus días supuestamente en Bolivia con su amigo Sundance Kid, el Ejército boliviano les habría tendido una trampa. La película juega con la idea de que este bandido se escondió en Bolivia durante 20 años en un rancho, criando caballos. Cassidy ya tiene más de 60 años y quiere volver a casa a pasar sus últimos días en Estados Unidos. En el viaje de vuelta se encuentra con un ingeniero español que trabaja para Simón Patiño y ha decidido robar la mina en la que trabaja. Deciden aunar esfuerzos para llevar a cabo la fechoría. En síntesis, es una aventura de western clásico.
¿Quiénes participaron en esta producción?
Esta película es una producción española que inevitablemente acabó siendo de coproducción boliviana, porque íbamos a rodar aquí. Entró Paolo Agazzi. A pesar de que muchos son personajes anglosajones, hay bastantes actores bolivianos. Participan en la película Luis Bredow, Cristian Mercado, Luis Aduviri, Raúl Beltrán, Claudia Coronel, Erica Andia, Daniel Aguirre y otros, quizás alguno se me está escapando. También participó la actriz peruana Magaly Solier. Tenemos una producción en la que se habla inglés en gran medida, castellano, aymara y un poquito de quechua.
¿Cómo te sientes respecto de tu experiencia en Bolivia durante el rodaje de la película?
La experiencia fue muy intensa, porque era un rodaje muy complejo. Teníamos muchos caballos y ciertas secuencias de acción, un equipo enorme que había que mover por lugares que solían estar muy lejos de donde nos alojábamos. Había que organizarse muy bien y estar dispuesto a cambiar cosas para aprovechar las circunstancias del momento. Quizás por esa razón se creó una dinámica muy buena en el equipo, yo siento que hubo una compenetración muy buena entre la parte española y la parte boliviana. Ha sido una experiencia muy importante, hay muchas amistades, incluso algunas relaciones han salido de ahí del rodaje. Es decir, ha sido muy intenso y muy hermoso, la verdad.
¿Qué aspectos destacas de la realidad boliviana que te tocó vivir, más allá de la filmación?
Pues mira, mi impresión es que Bolivia está en un momento muy bueno, al margen de disputas mayores o menores que siempre hay en todos los sitios. Siento que es un país que tiene muchas ganas de hacer cosas, que está entrando en una dinámica muy interesante de progresar y luchar por lo que se quiere.
En cuanto a lo cinematográfico, siento que hay mucha gente preparada y con muchas ganas de hacer cosas. Existen actores y técnicos muy bien preparados, como pueden ver ustedes mismos. Siento que, cinematográficamente, viene un tiempo muy bueno para Bolivia, porque creo que se van a hacer cada vez más cosas, con mucho empeño, si bien no con mucho dinero, pero sí con derroche de ganas y de talento.
Nota: La Prensa
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