Esto provocó inmediatamente dos cosas: la alegría del cuerpo técnico, jugadores e hinchas de Wilstermann, y la tristeza de la parcialidad “celeste”, que acarició la copa y la dejó ir.
Mientras los jugadores de Wilstermann daban rienda suelta a su alegría dirigiéndose a la tribuna sur donde se ubican los “Gurkas”, Barba lloraba en la cancha y sus compañeros trataban de darle consuelo.
Pero quizá lo que más fortaleció al jugador fue que el técnico Baldivieso se le acercó, le puso el brazo al hombro y caminó con él hasta el camarín, dándole palabras de aliento.
Dentro del vestuario “celeste”, el ambiente era de tristeza y de asombro ante el resultado final. Afuera, una marea roja recorría el estadio Félix Capriles.
LAS FRASES
Pablo Lanz / Arquero-Aurora: "Fue una final de ida y vuelta como tenía que ser; nosotros fuimos más en el segundo tiempo pero no pudimos concretar el segundo gol para llevarnos el título"
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