El director departamental de Educación de La Paz, Sebastián Gutiérrez, admitió que existen falencias en el sistema educativo boliviano y calificó a és

    El director departamental de Educación de La Paz, Sebastián Gutiérrez, admitió que existen falencias en el sistema educativo boliviano y calificó a éste de regular.

    “Hay resultados no tan malos, también hubo partes positivas y, desde luego, no negamos la parte negativa, siempre existe y va a existir en todas partes y en todas las instituciones”, explicó Gutiérrez a Página Siete.

    De acuerdo con un informe de la Campaña Mundial para la Educación (CME), Bolivia es uno de los 60 peores países, dentro de los más pobres, para los estudios primarios.

    “El aprovechamiento, en cuanto a la enseñanza y aprendizaje de los niños, es regular en Bolivia”, puntualizó Gutiérrez.

    Sin embargo, el país posee la calificación de B, lejos de F, que supone la peor nota y que la tienen las naciones con la peor educación primaria del mundo, detalla el reporte de CME.

    Gutiérrez argumentó que dada la situación de país subdesarrollado, el aspecto económico no proporciona recursos suficientes para la educación.

    “No tenemos buenas aulas, no tenemos buenos mobiliarios”, explicó Gutiérrez.

    El estudio de CME define dentro de sus parámetros para la calificación, la universalidad de la educación, las políticas públicas, la calidad y el acceso a la escuela.

    “En sí, nos faltan métodos y medios para instruir, me refiero a distintos instrumentos, materiales didácticos”, añadió.
    La autoridad educativa apuntó que los maestros no enseñan de acuerdo a la realidad nacional, y que “ hay profesores de toda índole, por profesión y vocación”.

    CME sugiere a los países que aporten al menos el 20% de sus recursos a educación. Otro factor que cuenta el estudio es la provisión de alimentos en las escuelas.

    Al respecto, Gutiérrez indica que en el área rural no hay abasto de alimentos básicos suficientes, por ello, el desayuno escolar es de gran importancia.

    “Hemos visto que el niño del campo desayuna sólo un pan y sultana (preparado de cáscara de café)”, explicó.


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