Las instituciones financieras tienen interés de otorgar más créditos, sin embargo jamás se sentirán obligados de hacerlo ¿para estimular el crecimiento económico? Lo que si saben es que ganan con él y eso les basta, mientras no aumenten sus riesgos, ahora reducidos con sus gerencias de riesgos. Preferirán encajar, obteniendo rendimientos mínimos, en el peor de los casos. Además, sus actuales créditos están previsionados por arriba del 100% para tener buenas calificaciones, al mismo tiempo de disminuir sus utilidades y pagar menos impuestos. No les interesa aumentar sus carteras crediticias bajo incentivos de orden legal que pueden volverse riesgosos.
Tampoco los empresarios medianos hacía arriba arriesgan endeudarse, si sus actividades no cuentan con márgenes de utilidad aceptables, después de pagar insumos, gastos administrativos y financieros, incluidas las reservas en depreciaciones de sus equipos, maquinas e instrumentos de trabajo para mantenerse competitivos. En el caso de los que se dedican a servicios, cuenta mucho las cargas por beneficios sociales debido a sus características de emplear más personal que realizar inversiones intensivas. Los empresarios “chicos” con volverse padrinos/madrinas y explotar a sus parientes pobres no tienen esos problemas.
Sin embargo, lo que olvidan las autoridades para aumentar el crecimiento económico, es exigir a sus diferentes instancias de gobierno un pago puntual al recibir las obras, servicios y trabajos profesionales de los que ganaron las licitaciones o convocatorias. Estamos seguros que sería un fuerte empujón al tan deseado crecimiento económico del país, evitar que las burocracias demoren los pagos a los empresarios que han trabajado para ellas o sus diferentes organismos estatales. Cada vez que atrasan sus pagos, están costando elevados intereses financieros a los que les han proveído sus productos y servicios, porque deben prestarse de privados, ya que las instituciones financieras que cobran menores intereses, raramente dan créditos a empresas privadas con contratos públicos.
Bienvenidas las buenas intenciones gubernamentales de apoyar iniciativas para incrementar los créditos productivos de las entidades financieras e incentivar las inversiones de los empresarios, sin olvidar que algunos de estos quiebran o tienen grandes dificultades porque el Estado no cumple con sus obligaciones por licitaciones y convocatorias atendidas, quedando así perjudicado el crecimiento económico.
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