Inexplicable

Hay cosas que no tienen explicación, peor aún cuando las personas o autoridades, como en el caso presente, no dicen nada de un problema que los ciudadanos tienen que sufrir día a día, mientras la publicidad que hace la Alcaldía muestra “las maravillas” que está haciendo en beneficio de la ciudadanía.
Una excepción de trabajo eficiente es el realizado en la Plaza principal. Como el Presidente tenía que llegar, se trabajó día y noche y la plaza estuvo lista el 6 de agosto, por lo menos en la parte visible para las autoridades que presenciaron el desfile. Veremos cuánto tarda el 50% que falta.
Las otras calles, destruidas simultáneamente sin que exista explicación racional de tal conducta, han sido dejadas al olvido. Pasan los días y no se ve a nadie trabajando en ellas, mientras el tráfico se torna más caótico aún de lo que ya estaba, como si no fuera suficiente el incremento de vehículos que tuviera que ser la causa principal.
Lo insólito del caso es que se han escogido calles seguramente al azar, porque muchas no precisaban cambio inmediato de piso en la calzada, y se les ha sacado el pavimento o la loseta y todo se quedó ahí. Gente del Municipio visitó las casas pidiendo a los vecinos que tomen sus precauciones porque durante un mes no se podría utilizar garajes ni transitar en ellas. Parecía una conducta ejemplar. Sin embargo, ese mes en muchos casos ya se ha cumplido y en otros está por cumplirse sin que se vea a nadie trabajando como todo el mundo esperaba. Como explicación, sólo está el silencio de las autoridades y la frustración de la gente que ha perdido su capacidad de reacción.
Y lo más curioso. Se siguen destruyendo calzadas, como las dos cuadras de la calle Camargo, para citar un solo y nuevo ejemplo. En todas partes de la ciudad se da este fenómeno causado precisamente por quienes tienen la obligación de hacer que el tráfico y la circulación peatonal, sean más fluidos.
La fiesta patria del 6 de agosto ha convocado a gran número de personas, desde la comitiva oficial presidida por el señor Presidente, su gran cuerpo de seguridad, otras autoridades, personeros de la prensa y turistas que no han visto cómo ha quedado la ciudad después del festejo. Sucre se convirtió en la capital de la basura y ha tardado días en recuperar parcialmente su imagen que desde hace muchos años deja mucho que desear. En este tema, hay instituciones particulares y privadas que han ofrecido su ayuda para recuperar la tradicional limpieza capitalina y los personeros municipales vieron con agrado la iniciativa, pero no pasa nada porque falta la capacidad de ejecución.
Ojala estas notas semanales fueran siempre de felicitación y de satisfacción por los trabajos que se hacen, pero cuando se dejan las cosas a medias por lapsos indefinidos sin que nadie parezca tener apuro en reconstruir lo que se destruye, no queda más opción que reclamar, que protestar y exigir. La alternativa sería peor aún, porque es pensar mal, ya que no hay explicación racional que justifique lo que ocurre actualmente.
Cuando estos trabajos deberían demandar horario extraordinario e inclusive nocturno, se dejan las cosas destruidas con la mayor irresponsabilidad, sin que nadie sepa la fecha en la que decidirán emprender las obras con la capacidad y eficiencia que debería ser la característica de lo que se hace con fondos públicos.
Hasta este momento, lo que ocurre en el tema de las calzadas es sencillamente inexplicable.

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