Después de cuatro décadas en el poder, y a seis meses del inicio de la rebelión, el dictador libio, Muammar Khadafy, se encuentra más aislado que nunca. Los rebeldes, que ayer presentaron una hoja de ruta de la transición política, avanzan en todos los frentes de guerra mientras se estrecha el cerco sobre Trípoli y se multiplican los rumores sobre el paradero del líder libio.
Según el diario Al-Sharq Al-Awsat, que se distribuye en varios países árabes, Khadafy está enfermo y pretende viajar a Sudáfrica para recibir tratamiento médico. El dictador libio habría solicitado al presidente Jacob Zuma que lo reciba en su país junto a varios de sus familiares. El diario afirma que Khadafy se puso en contacto también con altos cargos británicos y franceses para garantizar la seguridad de su viaje. Ni el régimen libio ni el gobierno sudafricano confirmaron la información.
Mientras tanto, el avance de los insurgentes hacia la capital parece imparable. Un comandante rebelde dijo a la cadena de televisión Al- Jazeera que sus fuerzas tomaron la ciudad de Al Heesha, situada en la ruta que une Trípoli y Sirte, bastión y cuna de Khadafy.
En la ciudad de Zawiya, a tan sólo 50 kilómetros de la capital, los combates se suceden desde el pasado sábado, cuando comenzó la nueva ofensiva rebelde que está haciendo retroceder a las tropas gubernamentales en algunas poblaciones. Ayer, los milicianos de la oposición lanzaron un asalto a la refinería de petróleo de la ciudad con el propósito de expulsar a las últimas fuerzas leales a Khadafy y cortar definitivamente las rutas de enlace entre la capital y las localidades próximas. La bandera verde del régimen seguía ondeando en el edificio principal de la refinería, mientras que en el resto de Zawiya prevalecían las banderas tricolores de la oposición. En cinco días de combates han muerto varias decenas de personas. Con los negocios cerrados y la ausencia de transeúntes en las calles, el aspecto de Zawiya es el de una ciudad fantasma, según los reportes de los pocos periodistas internacionales presentes en la ciudad.
Tras seis meses de conflicto y varias semanas de estancamiento, en los últimos días, ayudados por los bombardeos de la OTAN, los insurgentes han cosechado varios éxitos militares que han cambiado el rumbo de los acontecimientos.
Además de la mayor parte de Zawiya, los rebeldes controlan varias ciudades al oeste y al sur de la capital, y ayer abrieron un nuevo frente en la localidad de Ajaylat, próxima a Sorman, un enclave costero conquistado por los rebeldes hace unos días. "Todavía hay ciudades entre Sorman y la frontera de Túnez que no han sido liberadas", reconoció un vocero de la oposición.
En el frente oriental, los rebeldes lanzaron hace unos días un nuevo ataque sobre Brega, un enclave petrolero que fue escenario de feroces combates en marzo pasado, tras el inicio de las operaciones militares de la alianza atlántica. Según fuentes del Consejo Nacional de Transición (CNT), con sede en Benghazi, sus fuerzas controlan la zona residencial de la ciudad.
NO AL DIÁLOGO
La oposición continúa rechazando cualquier tipo de negociación con Khadafy, a pesar de que fuentes tunecinas sostienen que se están celebrando reuniones entre las partes en su país. El Consejo Nacional es partidario de que el dictador renuncie y abandone Libia, y ha condicionado cualquier solución diplomática al conflicto a esa exigencia.
Los avances sobre el terreno de los últimos días y el redoblado apoyo de Washington y la OTAN han insuflado optimismo en las filas rebeldes, resquebrajadas hasta hace poco por el estancamiento del conflicto y las disputas internas. Ayer, el CNT divulgó una nueva hoja de ruta y fijó las etapas principales de la transición democrática a que aspira en la era post-Khadafy.
El nuevo documento de 37 artículos es una versión modificada del programa presentado en marzo pasado, que calificaba al CNT como el "representante legítimo del pueblo libio tras la revolución del 17 de febrero". La oposición tiene previsto nombrar un gobierno interino una vez que logre desalojar del poder a Khadafy. En un plazo de ocho meses, ese gobierno organizará elecciones para la formación de una Conferencia Nacional o Parlamento con 200 miembros. Los nuevos parlamentarios redactarán una nueva Constitución, la que deberá ser aprobada en referéndum.
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