En Bolivia, hace unos días, un grupo de periodistas del Diplomado de Periodismo Ciudadano de Cochabamba ha publicado un interesante reportaje* sobre otro pulmón no menos importante que da vida a 64 comunidades indígenas de tierras bajas y en el que se destaca lo siguiente:
1) Que, el territorio amenazado por la construcción de la carretera Villa Tunari-San Ignacio de Moxos, contiene la mayor reserva de flora, fauna y agua dulce del país y cuya superficie se compone en un 62 por ciento de llanura aluvial beniana, a una temperatura promedio de 30 grados Celsius y está inundada la mayor parte del año por unas 170 lagunas alimentadas por variadísimos ríos. Un 8 por ciento de la superficie es pie de monte y el resto, serranías. Se estima la existencia de unas 3.000 variedades de plantas superiores que dan cubierta y contribuyen al hábitat de 108 especies de mamíferos, 470 de aves, 39 variedades de reptiles, 53 tipos de anfibios, más de 180 de peces y muchas más de insectos, destacando que muchas de estas especies son exóticas, únicas y están amenazadas de extinción.
2) Que, según estudio del Programa de Investigación Estratégica de Bolivia, la construcción del tramo II de la carretera impulsada por el Gobierno boliviano y construida por una empresa brasileña, implicará la deforestación de 610.000 hectáreas de bosque en 18 años, es decir, el 43 por ciento de la cubierta vegetal del Parque.
3) Que, según la Sociedad de Ingenieros de Bolivia el costo definido para toda la carretera en 415 millones de dólares, tiene un sobreprecio de 170 millones, considerándose como la carretera más cara a construirse en Bolivia hasta la fecha y que, según el Presidente emérito de la Sociedad de Ingenieros de Cochabamba, Ing. G. Maldonado, para su diseño se fueron por la solución más fácil sin realizar análisis de rutas alternativas.
Por su parte, el ex vicepresidente Víctor Hugo Cárdenas, durante una entrevista televisiva, hizo pública la denuncia de que los tramos I y III de la referida carretera, también carecen de una ficha ambiental bien documentada, habiendo conminado a los responsables a presentar dichos documentos, en una entrevista realizada durante el noticioso del miércoles 17 pasado en Unitel .
Y, mientras parece que el Gobierno aún no alcanza a comprender la magnitud del problema, la sacrificada marcha de los habitantes del Tipnis para preservar su hábitat de una segura destrucción continúa firme y gana espacio en la conciencia de la ciudadanía nacional porque están demostrando con su actitud, la inteligencia y el sentido común que poseen estos bolivianos de tierras bajas, al anteponer razones de verdadera importancia nacional sobre intereses económicos, mercantiles y desarrollistas de orden sectorial. La hora de las definiciones está próxima.
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