La protesta fue respaldada por decenas de movimientos sociales que virtualmente paralizaron la capital y marcharon por la céntrica Explanada de los Ministerios, una neurálgica avenida de Brasilia que concentra todos los edificios del poder público.
Una de las ausencias más notorias en la marcha fue la del Partido de los Trabajadores (PT), un antiguo aliado del MST y fundado por el antecesor de Rousseff, Luiz Inácio Lula da Silva, quien también fue objeto de duras críticas.
Según la Policía, la que fue la primera gran manifestación en contra del Gobierno de Rousseff, quien asumió el poder el pasado 1 de enero, reunió a unas 20.000 personas que se plantaron contra sus políticas económica y agrícola.
El MST reiteró su queja por la "paralización" de los programas de reforma agraria, que según denunció uno de sus coordinadores, José Valdir Misnerovicz, tienen ahora "el peor ritmo de la historia". Los movimientos sociales centraron sus protestas en diversos puntos, pero "la mayor reivindicación de todos es muy concreta: hay que acabar con el neoliberalismo", dijo.
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