La compañía sigue tratando de detener el crudo que aún sale del oleoducto tendido por el fondo del mar y que desde el miércoles pasado y hasta la fecha vertió 218 toneladas, a 180 kilómetros de Aberdeen (Escocia).
Se trata del mayor vertido sufrido en la zona en la última década, y cubre un área de 41 kilómetros cuadrados.
Aunque Shell afirmó que sólo quedaba una segunda filtración que sólo vertía dos barriles al día e insistió en que la mancha no llegará a la costa, el director técnico de la compañía, Glen Cayley, reconoció que hay toneladas de crudo en el interior de ese conducto.
Admitió asimismo, en declaraciones a la agencia de noticias británica PA, que está siendo muy complicado acceder a esta segunda filtración y pararla, por encontrarse en una zona de difícil acceso rodeada de vegetación marina.
Las organizaciones ecologistas criticaron estos días la forma de actuar de Shell.
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