Duro golpe

El crimen organizado no está dentro de las favelas, sino afuera, en las milicias

La madrugada del domingo, unidades de élite de la Policía Militar, Civil y Federal de Brasil ocuparon las favelas de Rocinha, Vidigal y Chácara do Céu, otrora bastiones del narcotráfico. Se trata de un duro golpe contra las drogas, tanto más importante por cuanto demuestra que no existe problema demasiado grande ni complejo cuando se tiene la voluntad para resolverlo.

En efecto, según informó la prensa local, no fue necesario un solo disparo para ocupar estas favelas enquistadas en un cerro estratégico, que separa tres de los barrios más pudientes de Río (Leblon, Gavea y Sao Conrado). Con la pacificación de Rocinha (que alberga a cerca de 80.000 habitantes) y Vidigal, el Gobierno podrá establecer un cordón de seguridad en las zonas centro y sur de Río de Janeiro, las que quedarán más expuestas al turismo y al escrutinio internacional en los próximos cinco años, con la celebración de las Olimpiadas (2016) y el Mundial (2014) en Brasil.

Este operativo se gestó tras un prolongado trabajo de inteligencia y un cerco previo de varias semanas, implementado para evitar que los criminales abandonen las favelas antes del asalto. Fruto de este estrangulamiento, agentes de la Policía Militar lograron detener a Antonio Francisco Bonfim Lopes, alias Nem, el narcotraficante más buscado de Río. Nem fue encontrado en el maletero de un vehículo diplomático, perteneciente al Consulado de Congo, que intentaba burlar el cerco.

Horas antes, uno de sus lugartenientes y otros cuatro traficantes también fueron detenidos por la Policía Federal, conocida por ser de la menos corruptible. Estos criminales fueron capturados mientras escapaban luego de romper el control tendido alrededor de Rocinha, gracias a la ayuda de tres policías civiles y dos exagentes de la Policía Militar, quienes también fueron arrestados en posesión de dinero, fusiles, pistolas, cargadores, granadas de mano y joyas de oro.

Hecho que revela el mayor problema de Brasil: la corrupción vinculada con el narcotráfico y las mafias compuestas por policías civiles y militares, soldados, bomberos, exagentes y otros funcionarios de cargos elevados.

Al respecto, en una reciente entrevista, el diputado Marcelo Freixo, presidente de la comisión encargada de perseguir a las milicias, señaló que tras la aprehensión de Nem, “Río no va a cambiar nada”; pues si bien dentro de las favelas existe mucha violencia por el comercio de las drogas, no hay un crimen realmente organizado. En cambio, donde sí existe, afirma Freixo, es en las milicias que están dentro del Estado... “Y no es un dominio con barricadas sino a través de las actividades económicas de gran facturación”. Es de esperar que la lucha contra la corrupción, liderada por la Presidenta de Brasil, logre desbaratar estas mafias enraizadas en las fuerzas del orden y el poder político.


Nota: La Razon

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