Cochabamba : Oportunidades para el desarrollo regional

Si las condiciones se dan y si existe un proceso de entendimiento cabal sobre la autonomía departamental, sin excluir los otros niveles autonómicos, las oportunidades que pueden tener las regiones, plantearían un cierto grado promisorio para mejorar la vida de los habitantes.
Las autonomías se diseñan mediante instrumentos legales como la Ley Marco de Autonomías y los Estatutos Autonómicos Departamentales, con principios y objetivos, pero por muy perfectos que sean, pueden quedar en el papel, sino existen liderazgos regionales, o sea, gente de carne y hueso que esté dispuesta a conjuncionar ideas con los diferentes sectores sociales, políticos, económicos y productivos.
En ese entendido las autonomías pueden convertirse en instrumentos de gran alcance para el desarrollo de las regiones y para beneficio de los habitantes, o pueden caer en un vacío que complique la situación anterior aumentando gastos en su funcionamiento de manera inútil y perturbadora.
Pensando con optimismo en el caso particular de Cochabamba, resultan importantes los primeros acercamientos que ha dado el gobernador Edmundo Novillo con empresarios e industriales en un encuentro donde se habló para trabajar juntos un plan autonómico dirigido al desarrollo del departamento. El Gobierno ha dicho que los lineamientos generales del proyecto tienen que ver con la industrialización y la participación de todos los sectores, es decir con una política industrial que articule las políticas nacionales, un concepto aceptable, tomando en cuenta que la visión de la autonomía en cualquier país que ha experimentado este proceso, tiene que partir de lo regional sin estar desvinculado de las grandes políticas nacionales en materia de desarrollo y de la producción.
Lo importante es dar su lugar y oportunidades a cada uno de los sectores productivos. La empresa privada, la estatal, la comunitaria y la cooperativista son los grandes pilares que pueden empezar a diseñar el desarrollo de una Cochabamba autonómica.
Una empresa privada moderna que conciba la producción y la ganancia con un pensamiento generador de responsabilidad social, como ahora se insiste en explicar la nueva visión empresarial, una estatal que promueva la generación de puestos de trabajo y que incursione en los niveles productivos que no compitan con otras iniciativas y por el contrario generen nuevos espacios de producción, una comunitaria que como se ha dicho no sólo produzca sino que se industrialice, y la empresa cooperativa que ha dado muestras de combinar los factores sociales con los económicos, generando oportunidades y fuentes de empleo, combinando la justicia social con la eficiencia, como la hecho desde su fundación COBOCE, un ejemplo valorado no sólo nacionalmente sino en ámbito internacional.
Si todos estos factores encuentran cauces comunes en el proceso de autonomía, con reglas justas e integradoras en lo departamental y nacional, tomando en cuenta todos los sectores de la producción actuales e incorporando a otros, se puede vislumbrar esperanzas para una región que ha estado postergada sistemáticamente por diversas causas, pero principalmente por un centralismo injusto.
Con planes y proyectos, y capacidad de producción, pero además con emprendedores inteligentes que trasunten aquellas barreras de un tradicionalismo que más ha fijado su vista en la exportación de ganancias y capitales, no sería iluso pensar que en Cochabamba se daría de manera clara un despegue de la economía departamental, con los consiguientes beneficios para los cochabambinos y la gente que cree en el futuro de esta región.
La autonomía es un proceso político y administrativo pero fundamentalmente importa a la vida de las personas y a su futuro.

Nota : Opinion

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