El día sabado en inmediaciones de la calle España a eso de las 10:30 de la noche, un grupo de amigos nos aprestábamos a tomar un taxi que nos condujera a todos hacia nuestros respectivos ho-gares -por eso de la inseguridad ciudadana, habíamos decidido que ninguno se iría solo-, de repente, me percaté de que una pequeña silueta se nos aproximaba en la oscuridad, un automóvil que pasaba por ahí iluminó el pequeño rostro de una niña de aproximadamente 7 a 8 años que se nos acercó "cómprame chicles, señorita". Después de hacerle un par de compras ofrecimos llevarla hasta su casa y respondió, "no, estoy trabajando señorita". Al igual que esta niña, en Latinoamérica, según un estudio de UNICEF, hay más de 30 mi-llones de niños trabajadores. De ellos, 800.000 están en Bolivia, lo que re-presenta el 10% de nuestra población, y las tres cuartas partes de estos niños tienen entre 7 y 14 años. Lavan y cuidan autos, son vendedores ambulantes, lustran zapatos, etcétera, pero cada día se ven niños en las calles trabajando, obligados por la pobreza, porque lo que ganan sus padres no alcanza para mantener a su familia y en muchos casos no tienen padres que los mantengan económicamente.
Sin derecho a la diversión propia de su edad y en situaciones precarias, muchos de estos niños cumplen jornadas que quizás superan las 48 horas. El trabajo infantil sin duda trae consecuencias psicológicas, el hecho de que a tan corta edad estos pequeños se hagan cargo de tan grandes responsabilidades en lugar de estar jugando como cualquier otro niño y disfrutando de su infancia, hace que maduren más rápidamente, perdiendo paulatinamente su condición de niños. Me he enterado a través de la prensa, que el Ministerio de Trabajo está planificando ejecutar acciones y políticas nacionales enmarcadas en el Plan Nacional de Erradicación Progresiva del Trabajo Infantil, pues la eliminación de la explotación infantil sería un mandato de la Constitución Política del Estado. Sin embargo, en la actualidad ya no resulta extraño que un niño, niña o adolescente menor de 17 años trabaje en diferentes actividades, lo que demuestra que sus derechos son violados constantemente; el derecho a la educación, a tener una infancia feliz, a la alimentación y sobre todo a la protección, son normas legales que son olvidadas por autoridades, padres de familia y la población en general. Cuando hablamos de niñas y niños se nos vienen a la mente juegos, escuela, protección, familia, sonrisas, ¿no deberia ser así? sin embargo la realidad es otra.
Nota : Opinion |
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