Tan grande fue la herida que abrió el gasolinazo que ninguna abrogación o anuncio oficial de que no habrá más “nivelaciones” consigue frenar la hemorragia.
Pasado el estupor por tantas emociones en tan corto lapso de tiempo (en sólo cinco días pasamos de la ira al regocijo), ya tenemos la cabeza más fría pero no podemos pensar mejor porque las secuelas están ahí, en los precios de los mercados y en la constatación diaria de que, abrogación y todo, se produjo nomás una espiral inflacionaria que nada ni nadie podrá curar.
La economía popular está sangrando y, como ése es un tema que va más allá de ideologías y poses de soberbia, los análisis sobre lo sucedido se multiplican más que si en el país se hubiese producido un golpe de Estado. Los que hablan y hablan sobre el tema —o escriben y escriben, como es mi caso— parecen meterle hilo y aguja a un bordado interminable. Se asemejan a Penélope que, aguardando el retorno de Ulises, descosía en la noche lo que avanzaba en el día.
Y en medio de esos análisis está, persiste, la elucubración de que el descontento por el gasolinazo hubiese llegado a tal punto que pudo causar la caída de Evo Morales. Ésa sería, según los bordadores, la razón del primer retroceso de nuestro ensoberbecido Gobierno.
Entonces, hay tema para rato. ¿Realmente habría caído Evo Morales? En mis anteriores artículos respondí que “no” porque el Presidente todavía tiene el respaldo de los campesinos pero no por razones económicas ni políticas sino genéticas. Como es obvio esta columna no es leída por los supermanes del periodismo boliviano, nadie me tiró pelota y siguió el bordado.
Otra de las preguntas que ronda en el ambiente fue lanzada en Fides TV: “¿Después de Evo, quién? Y la respuesta de Raúl Garafulic, el entonces entrevistado, fue “Juan del Granado, Samuel Doria Medina y René Joaquino”.
La respuesta también dio lugar a buenas sesiones de bordado de aquellos tejedores que todo lo reducen a la propiedad de los medios —y olvidan que en estos hay gente pensante— pero, humildemente, creo que “Gara hijo” está equivocado.
No desmerezco a esas tres personas como líderes de la oposición. Después de todo, el MSM surgió como la segunda fuerza opositora en las últimas elecciones, UN mantiene su presencia en el panorama político nacional y Joaquino sigue siendo invencible en Potosí.
El detalle es que ninguno de los tres podrá avanzar más porque el Gobierno ya les ha puesto grilletes en tobillos y muñecas. Un elemento clave del proyecto político del actual Gobierno es la eliminación de los opositores y la vía ideal para ello es la judicialización de la política. Como en ningún otro régimen, en este se inició una avalancha de juicios —justificados o no— y la mayoría de ellos está dirigida a políticos opositores.
Tras el anuncio del juicio a Doria Medina por supuestamente haber causado una corrida bancaria —acusación que él negó rotundamente—, ya no queda un solo opositor sin juicio encima.
Del Granado será enjuiciado, lo mismo que Luis Revilla, y a Joaquino ya lo bajaron por el simple hecho de haberle procurado ahorro a la Alcaldía de Potosí al comprar autos usados.
¿Después de Evo, quien?... nadie… y no precisamente por falta de capacidad o liderazgo sino por el simple hecho de que él ya liquidó a cualquier posible sucesor. Penélope puede seguir bordando de día y desbordando en la noche pero el Ulises boliviano jamás volverá porque él, a diferencia del homérico, fue devorado por Polifemo, el gigantesco monstruo de un solo (y dogmático) ojo.
Nota : Tierra Lejana
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enero 13, 2011
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