Tres policías argentinos fueron suspendidos por su presunta participación en los incidentes que derivaron el domingo en la muerte de un hincha de San Lorenzo en las cercanías del estadio de Vélez Sarsfield (en Buenos Aires) confirmaron ayer portavoces policiales.
La suspensión pesa sobre un oficial y dos suboficiales de la comisaría con jurisdicción en la cancha de Vélez mientras se investiga la muerte de Ramón Aramayo, de 36 años, que falleció tras un choque entre aficionados y agentes de la policía federal.
Los enfrentamientos provocaron graves incidentes en el estadio y la suspensión del partido entre Vélez y San Lorenzo, correspondiente a la sexta jornada de la Liga de la Primera División.
El jefe de Gabinete argentino, Aníbal Fernández, opinó que los partidos entre estos equipos no deberían jugarse “nunca más” con público, sino “en canchas neutrales” y a puertas cerradas, dado que sus hinchadas “han demostrado que tienen una vocación enorme de que las cosas no salgan bien”.
“Quisiera que la ministra (de Seguridad, Nilda) Garré pueda trabajar con las manos libres y a fondo para poder saber exactamente qué fue lo que sucedió. Si es responsabilidad policial, investigarla y sancionar a los responsables”, señaló Fernández en radio La Red.
El fallecimiento de Aramayo hizo estallar la tensión que se advertía en el ambiente de las gradas en las que estaban los hinchas de San Lorenzo, luego de que los ultras se enteraran del hecho por medio de un llamado telefónico.
Tras siete minutos de juego, el árbitro Sergio Pezzotta suspendió el encuentro para el que se había convocado a un millar de policías como parte de una fracasada operación de seguridad.
Mabel Flores, la viuda de Aramayo, afirmó que a su esposo le pegaron agentes de la policía que después lo dejaron tirado en las cercanías del estadio, por lo que pidió a testigos del hecho que “tengan valor y se presenten a contar la verdad de lo que ocurrió”.
La suspensión pesa sobre un oficial y dos suboficiales de la comisaría con jurisdicción en la cancha de Vélez mientras se investiga la muerte de Ramón Aramayo, de 36 años, que falleció tras un choque entre aficionados y agentes de la policía federal.
Los enfrentamientos provocaron graves incidentes en el estadio y la suspensión del partido entre Vélez y San Lorenzo, correspondiente a la sexta jornada de la Liga de la Primera División.
El jefe de Gabinete argentino, Aníbal Fernández, opinó que los partidos entre estos equipos no deberían jugarse “nunca más” con público, sino “en canchas neutrales” y a puertas cerradas, dado que sus hinchadas “han demostrado que tienen una vocación enorme de que las cosas no salgan bien”.
“Quisiera que la ministra (de Seguridad, Nilda) Garré pueda trabajar con las manos libres y a fondo para poder saber exactamente qué fue lo que sucedió. Si es responsabilidad policial, investigarla y sancionar a los responsables”, señaló Fernández en radio La Red.
El fallecimiento de Aramayo hizo estallar la tensión que se advertía en el ambiente de las gradas en las que estaban los hinchas de San Lorenzo, luego de que los ultras se enteraran del hecho por medio de un llamado telefónico.
Tras siete minutos de juego, el árbitro Sergio Pezzotta suspendió el encuentro para el que se había convocado a un millar de policías como parte de una fracasada operación de seguridad.
Mabel Flores, la viuda de Aramayo, afirmó que a su esposo le pegaron agentes de la policía que después lo dejaron tirado en las cercanías del estadio, por lo que pidió a testigos del hecho que “tengan valor y se presenten a contar la verdad de lo que ocurrió”.
Además
Aumentan los muertosLa muerte de Ramón Aramayo, hincha de San Lorenzo, es la número 183 en la historia del fútbol profesional argentino por hechos violentos, desde los años 30.
Informe preliminarEl informe de la autopsia dice que el cuerpo de Aramayo presentaba golpes, aunque no lo suficientemente graves como para originar la muerte; se habla de “escoriaciones menores típicas de un forcejeo”.
Informe preliminarEl informe de la autopsia dice que el cuerpo de Aramayo presentaba golpes, aunque no lo suficientemente graves como para originar la muerte; se habla de “escoriaciones menores típicas de un forcejeo”.
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