La demanda boliviana obliga a negociar con Chile el litigio

La demanda boliviana obliga a negociar con Chile el litigio
Para que prospere, la demanda internacional anunciada por el presidente Evo Morales el 23 de marzo, tarde o temprano deberá contar con la aceptación de Chile para ir al litigio, coinciden ex diplomáticos e historiadores consultados por La Razón.

Ante un tratado como el de 1904, no caben sino dos opciones: o “denunciarlo” o plantear su revisión, que necesariamente va a arbitraje, señala el ex presidente Carlos Mesa. La denuncia significa el desconocimiento unilateral del pacto, lo que de por sí expresa un estado extremo de hostilidad. En cambio, la revisión comprende la negociación o el litigio, y, para lo uno o lo otro, se necesita del ‘acuerdo’ de ambas partes.

Al respecto, el ex canciller Armando Loaiza añade que la mejor manera de llegar al litigio es habiendo agotado la negociación bilateral, esto es, que objetivamente ambas partes vean que no queda otra que la resolución emitida por parte de un tercero, el tribunal que ambos acepten.

La necesidad de concertar el litigio se verifica cuando antes de empezar el juicio ambas partes deben firmar el llamado “compromiso arbitral”, un acuerdo mediante el cual de manera conjunta se decide quiénes serán los jueces, si la sentencia podrá ser o no apelada, los plazos del proceso, el presupuesto mismo del juicio, entre otros aspectos.

Diálogo. Si bien Chile, a través del presidente Sebastián Piñera, advirtió que el diálogo y la demanda internacional son excluyentes, para los especialistas, por lo menos en esta etapa, es posible una complementación, con cierta flexibilidad en ambos países.

Según el historiador Ramiro Prudencio Lizón, aún ahora, con el anuncio boliviano de entablar la demanda, es posible una salida: Bolivia de todas maneras conforma su Comisión de Reivindicación Marítima; pero no tanto para presentar la demanda, sino para estudiar el tema y preparar un futuro, aunque no inevitable, litigio; y, paralelamente, proseguir el diálogo con Chile.

Carlos Antonio Carrasco, profesor boliviano en Derecho Internacional, por su lado, opina que en la medida en que el diálogo bilateral en los últimos cinco años no fue fructífero, el anuncio boliviano del 23 de marzo es un legítimo llamado de atención de parte de Bolivia para que Chile ya no dé más largas al asunto. “Como dijo el Presidente, son muchos años en que Chile tiene la misma estrategia de ganar tiempo, haciéndonos perder el nuestro”·

MULTILATERAL. Con el anuncio de acudir a tribunales internacionales, el Gobierno “multilateralizó” el problema marítimo. Este es un avance, señala el ex mandatario Mesa, como una manera de presionar a Chile.
Lo multilateral en el tema del mar tiene un efecto adicional, destaca Mesa: “Cada vez que entra la multilateralidad en escena,

Chile cambia sus velocidades; cuando está en la bilateralidad, Chile da largas; pero cuando sale la multilateralidad, Chile sale a nivel global para contrarrestar un tema de imagen; porque la multilateralidad pone en evidencia que hay un tema pendiente con Bolivia, que no hay la posibilidad de integración en Sudamérica si es que no se resuelve el problema marítimo de Bolivia”.

En suma, un problema no menor de opinión pública nacional e internacional para Chile: “Esa idea del Chile moderno, que resuelve todos sus problemas, se pone en entredicho. La multilateralidad plantea presiones de opinión pública interna, y eso incomoda al Gobierno chileno”, destaca Carlos Mesa.

Para el ex gobernante, la bilateralidad del problema marítimo en últimas no es otra cosa que “encapsular” la relación Bolivia-Chile: “Cuanto más bajito se hable, mejor”.

Con todo, para el académico Carlos Carrasco, si bien la multilateralidad amplía las posibilidades de encarar el problema, la bilateralidad, la negociación directa, es la que suele dar resultados más concretos.

Entre el diálogo y la demanda

Discurso
El ex presidente Mesa ve una doble moral en Chile: mientras con Perú, con el que está en juicio, igual dialoga; con Bolivia da a elegir, o diálogo o demanda.

Tratado
Se coincide en que el Tratado de 1904 ha sido incumplido en varios puntos.

Hay necesidad de avanzar en otros temas bilaterales

Pese al natural distanciamiento que plantearía la demanda boliviana, entre Chile y Bolivia existen asuntos pendientes propios de una relación poblacional, económica y comercial que hay entre dos países vecinos.

Por ejemplo, la negociación que se lleva adelante acerca del aprovechamiento de los recursos hídricos relacionados al Silala.

Al respecto, el ex canciller Armando Loaiza señala que los asuntos pendientes son: la habilitación del nuevo puerto de Iquique, el corredor bioceánico, los problemas de libre tránsito, el intercambio fronterizo, entre otros.

Pese a la tensión que puede alcanzar el conflicto limítrofe, existe de hecho una complementación económica y comercial importante entre ambos países, la que de todos modos deberán mantener y hasta mejorar los respectivos gobiernos de Bolivia y Chile.

La ruta crítica que debe seguir el futuro proceso

El proceso judicial que se prevé llevará adelante Bolivia, debe empezar “preparando el caso”, el planteamiento inicial de la demanda, previendo tanto los aspectos que favorecen a la posición boliviana como aquellos que la debiliten en el Tribunal.

“Aquí se debe tener sumo cuidado en la preparación del planteamiento, ver sus debilidades potenciales para no fracasar en el Tribunal”, señala Mesa.

Luego viene el denominado periodo de excepciones, en el que se presentan las objeciones que se considere para demostrar la improcedencia del juicio. Según Loaiza, este es uno de los tramos más difíciles.

Una vez firmado el “compromiso arbitral” entre ambos países, se avanza hacia el proceso contencioso, el juicio en sí. Luego de un plazo acordado de antemano, se dicta la sentencia.

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