En el centro de la ciudad, durante las noches de invierno, alrededor de 30 personas duermen debajo del puente de la Autopista. Estas personas prefieren dormir en la calle y descartan alojarse en un albergue de invierno, pues en tal caso no podrían inhalar clefa o beber alcohol.
Hay un equipo multidisciplinario compuesto por la Alcaldía de La Paz, la Red Abordajes en la Calle y la Asociación de Comunidades Terapéuticas; coordinadas por el director de Seguridad Ciudadana, coronel José Luis Ramallo, quien admite que “en el marco de las decisiones individuales y el respeto a sus decisiones, nosotros no podemos obligar a estas personas que vayan a algún albergue en esta época sobre todo”.
Una adolescente que vive tres años debajo del puente dice que prefiere dormir en ese lugar, porque en un albergue le prohíben “volar durante la noche de descanso”.
“NO LOS VEN COMO PERSONAS”. La Empresa Municipal de Áreas Verdes mantiene un jardín. Elena Plata, funcionaria de esa entidad, dice que “aquí, cada noche duermen hasta 30 personas, y entre familias son unas 20; pero de qué sirve saber cuántos son si nadie los ve como a personas, debería haber una institución que les rehabilite, que los recoja y los proteja, pero en todos los años que cuido esta área verde, nunca nadie se ha acercado a estas personas”.
Alrededor de las 11.00 salen a tomar el sol, momento en el que deambulan por las calles, limpian parabrisas y piden alimentos o limosna.
La jardinera Silveria Catacora dice, mientras descansa con su acullico, que “estas personas necesitan que se las cuide y se les vea como a gente, nadie hace nada, este lugar es tan céntrico de El Alto a La Paz, todo el mundo pasa por aquí”.
“Aquí está toda mi familia y mi hogar”
Mientras el bullicio de toda la ciudad declina desde que anochece, el puente de la Autopista se convierte en el hogar nocturno de dos decenas de familias. Sus integrantes salen por la mañana de los compartimientos formados por la estructura de hormigón. Ese lugar ha sido tomado por indigentes que asignan los sitios “por el más antiguo”, adolescentes, adultos, parejas y una anciana.
Es innegable que la mayoría está en estado de ebriedad y de alucinación, por el alcohol y la clefa que consumen por las noches.
Marevick, un adolescente, se anima a conversar y dice que “aquí está toda mi familia, aquí entre todos nos cuidamos, aquí está todo lo mío. Aquí es el único lugar donde puedo dormir y nadie me prohíbe volar, si me falta trago o vuelo, lo compartimos”.
Mientras, trata de ocultar las heridas que tiene en su cara y sus manos, dejadas por las heridas sufridas en alguna pelea.
Fernando, otra persona que ha dormido debajo del puente, dice que “aquí estamos todos porque hemos sufrido una decepción muy grande en nuestra vida y este lugar es nuestro escape a esa realidad, yo he perdido a todos mis hijos y en el único lugar que me siento seguro y puedo volar es debajo del puente. Si yo quisiera, podría dormir en cualquier albergue, pero antes de entrar siempre me piden que deje mi vuelo, y por eso, sobre todo, yo prefiero dormir debajo del puente”.
Para destacar
Los indigentes aspiran clefa en lana o algodón humedecidos. Así no se evapora fácilmente.
Dos bolivianos cuestan las botellas pequeñas alcohol en botellas para beber.
Hogar. Es el único lugar que ven como su cada y en donde nadie les prohíbe sus adicciones.
La cifra
30 personas componen las 20 familias que viven debajo del puente de la Autopista.
Nota: La Prensa
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