El “monolito de la fertilidad” regresa a su hogar en Ecuador

Por su forma fálica y por mostrar el miembro viril al que se acercan sus manos, la gente del poblado de Sacachún le atribuye a la pieza poderes metafísicos.


    El monolito precolombino conocido como San Biritute, al que le atribuyen poderes sobre la fertilidad y la lluvia, regresará esta semana al pueblo ecuatoriano de Sacachún, donde su salida hace más de medio siglo coincidió con el inicio de sequías y el éxodo de la población. Descubierto en el cerro Las Negras en 1869, San Biritute fue trasladado a la vecina Sacachún, pero en 1952, y contra la voluntad popular, militares se llevaron la escultura, de 2,35 metros de altura y casi una tonelada de peso, a una calle de Guayaquil, donde permaneció varios años antes de exhibirse en un museo. Su forma fálica y el presentar un miembro viril al que se acercan sus manos creó polémica en Sacachún, donde la Iglesia tampoco veía bien que se le “santificase” y se le otorgasen “poderes”, recuerda Joaquín Moscoso, director de Proyectos Emblemáticos del Ministerio Coordinador de Patrimonio de Ecuador. “La gente le asignaba un valor simbólico y cierto tipo de propiedades hasta metafísicas”, comentó Moscoso a EFE, al considerar que no se puede encasillar como un culto pagano. Lo clasificó, más bien, en el ámbito de las creencias, “como en el mundo católico y el cristiano se les da también a cierto tipo de santos y vírgenes”. Sacachún, extendida sobre 12.000 hectáreas y dedicada básicamente a la crianza de animales, es una comunidad cristiana que, en opinión de Moscoso, necesitaba fortalecer su identidad con ciertos elementos simbólicos como San Biritute, de la cultura manteño-huancavilca, que se desarrolló entre los años 800 y 1.500 después de Cristo. Moscoso espera que la Iglesia Católica no se pronuncie sobre el retorno de San Biritute a la provincia de Santa Elena, pues ya se han superado, dice, “oscurantismos”, en tanto que el representante del arzobispo en la zona, Eduardo Castillo, considera que el monolito no tiene relación con el ámbito religioso. “Pertenece al patrimonio ancestral y por eso se considera que es correcto que para las raíces culturales esté presente ahí”, dijo el sacerdote, que aseguró que “no es prudente ni legítimo” oponerse al retorno si el objetivo es cultural. Precedida de leyendas sobre presuntos beneficios para la fertilidad, para atraer las lluvias y la abundancia, la escultura, de la que nadie sabe a ciencia cierta el origen de su nombre, llegará el sábado a Sacachún con escolta motorizada en medio de la algarabía de la gente, que durante medio siglo no dejó de tramitar su retorno. “Cuando a él se lo llevaron perdimos nuestra identidad”, dijo Francisco Lino, ex alcalde del pueblo, pues desde entonces la comunidad “decayó bastante, la gente comenzó a emigrar, a talar la montaña, como que se desesperó”, y de los aproximadamente 300 habitantes de mediados del siglo pasado, ahora hay 72. 

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