El cardenal Julio Terrazas instó en su homilía dominical a una pronta solución de la marcha indígena por una cuestión de vida, al tiempo de expresar su preocupación por la magnitud de algunos acontecimientos y las voces que exigen soluciones rápidas a problemas de todas las regiones y otras que, sin medir consecuencias, piensan terminar con estas voces que están despertando al país en busca de un mejor futuro para la Patria.
El cardenal exhortó a los católicos a no acostumbrase a recibir, como si fuera normal, noticias sobre muertes, accidentes, irresponsabilidades, los discursos inyectados de odio y rencor. "A nosotros nos toca repetir que la Iglesia está para hablar a todos sin distinción. Estamos dispuestos a escuchar también a aquellos que no piensan como nosotros, con tal que esa manera de pensar diferente, no se exprese en gritos de odio, de venganza, en maldiciones de personas o de instituciones".
Dijo que el mensaje del Santo Padre en España resalta la importancia de señalar a Cristo como el Salvador, como el hijo de Dios, por tanto, los católicos "no creemos en un líder pasajero, no nos arrodillamos ante aquellos que se creen dioses, no estamos de acuerdo que se multipliquen los ídolos y con qué esperanza hemos visto al sucesor de Pedro hablando al mundo entero de Cristo, que para los creyentes significa todo y para los que no creen a lo mejor es un escándalo".
"En este momento difícil, que ojalá se solucione pronto, que está viviendo el país con esa marcha de nuestros hermanos indígenas, podría encontrar la luz de un Dios que no viene a sojuzgar a nadie, que no viene a cambiar las cosas sólo por cambiarlas, sino de un Dios que quiere restituir la dignidad humana", manifestó.
Recordó que el Papa Benedicto XVI dijo que hay errores, hay cosas que no van en el mundo y en el pueblo, pero no se puede condenar negando la dignidad humana de aquéllos que cayeron, o de aquéllos que tienen ideas diferentes.
"La base del Evangelio es que creemos en Dios que habita en nuestras vidas, por lo tanto, la dignidad humana se eleva más allá de las tumbas, de los cementerios y de las cárceles que ya están llenas, porque a nosotros nos interesa la vida", dijo al instar a la esperanza sin triunfalismos, porque falta mucho, falta la cruz, el sepulcro, los insultos, la flagelación y todo aquello que pasó Cristo entregando su vida para los humanos.
"Ése es el camino. Caminos de promesas fáciles, donde borran la cruz, es el camino que llevan a nuevas frustraciones", advirtió al aplaudir la concentración de un millón y medio de jóvenes en España, donde el Papa mostró que el camino de la justicia, comprensión y diálogo para todos, es Jesucristo.
El cardenal exhortó a los católicos a no acostumbrase a recibir, como si fuera normal, noticias sobre muertes, accidentes, irresponsabilidades, los discursos inyectados de odio y rencor. "A nosotros nos toca repetir que la Iglesia está para hablar a todos sin distinción. Estamos dispuestos a escuchar también a aquellos que no piensan como nosotros, con tal que esa manera de pensar diferente, no se exprese en gritos de odio, de venganza, en maldiciones de personas o de instituciones".
Dijo que el mensaje del Santo Padre en España resalta la importancia de señalar a Cristo como el Salvador, como el hijo de Dios, por tanto, los católicos "no creemos en un líder pasajero, no nos arrodillamos ante aquellos que se creen dioses, no estamos de acuerdo que se multipliquen los ídolos y con qué esperanza hemos visto al sucesor de Pedro hablando al mundo entero de Cristo, que para los creyentes significa todo y para los que no creen a lo mejor es un escándalo".
"En este momento difícil, que ojalá se solucione pronto, que está viviendo el país con esa marcha de nuestros hermanos indígenas, podría encontrar la luz de un Dios que no viene a sojuzgar a nadie, que no viene a cambiar las cosas sólo por cambiarlas, sino de un Dios que quiere restituir la dignidad humana", manifestó.
Recordó que el Papa Benedicto XVI dijo que hay errores, hay cosas que no van en el mundo y en el pueblo, pero no se puede condenar negando la dignidad humana de aquéllos que cayeron, o de aquéllos que tienen ideas diferentes.
"La base del Evangelio es que creemos en Dios que habita en nuestras vidas, por lo tanto, la dignidad humana se eleva más allá de las tumbas, de los cementerios y de las cárceles que ya están llenas, porque a nosotros nos interesa la vida", dijo al instar a la esperanza sin triunfalismos, porque falta mucho, falta la cruz, el sepulcro, los insultos, la flagelación y todo aquello que pasó Cristo entregando su vida para los humanos.
"Ése es el camino. Caminos de promesas fáciles, donde borran la cruz, es el camino que llevan a nuevas frustraciones", advirtió al aplaudir la concentración de un millón y medio de jóvenes en España, donde el Papa mostró que el camino de la justicia, comprensión y diálogo para todos, es Jesucristo.
Nota: LA PATRIA
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