Gorbachov: Fracaso de golpe salvó a Rusia del comunismo

El último dirigente de la Unión Soviética, Mijaíl Gorbachov, reconoció ayer el "papel decisivo" del pueblo soviético y del fallecido primer presidente ruso, Borís Yeltsin, en la derrota del golpe de Estado de agosto de 1991.
"El pueblo jugó un papel decisivo y Yeltsin también. Lo importante era evitar un derramamiento de sangre. Podía estallar una guerra civil. Éramos una potencia con armas nucleares", señaló Gorbachov en una concurrida rueda de prensa.
Gorbachov, de 80 años, tachó de "traidores" a los integrantes del Comité Estatal de Emergencia (GKChP) que le apartaron del poder entre el 19 y el 21 de agosto de 1991, entre los que se encontraban "amigos" como el presidente del Sóviet Supremo o Parlamento, Anatoli Lukiánov.
"Había que ser muy idiota para dar una asonada. Pero había que sacar de en medio al viejo Gorbachov. Me había convertido en una figura incómoda para los reaccionarios. Mira que me habían llamado muchas veces para advertirme de que iba a haber un golpe", dijo.
El octogenario político elogió el coraje mostrado por el Ejército soviético al no asaltar la Casa Blanca, entonces sede el Parlamento ruso, donde se habían congregado Yeltsin y miles de personas opuestas al golpe.
"Tonterías", respondió con firmeza Gorbachov cuando se le preguntó sobre las sospechas que aún albergan algunos de que él participó de alguna forma en la conjura organizada por el temido KGB.

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