Liberan a dos hermanas que estaban olvidadas en la cárcel


      Marcelo Tedesqui V. /Página Siete
      Marcelo Tedesqui V. /Página Siete
      En la foto aparecen las dos mujeres tras ser liberadas.
      Minutos después del mediodía de ayer, para dos hermanas se acabó lo que definieron como una pesadilla de la que no pudieron despertarse desde hace nueve meses en la cárcel.

      El juez Ricardo Maldonado dispuso ayer la suspensión de su detención preventiva en la cárcel de la zona de Obrajes.

      El 5 de noviembre, en una comunidad cercana a Chulumani, provincia Sud Yungas, ellas fueron contratadas junto a 17 personas para acopiar coca.

      El juez contó que la Fiscalía señaló que los propietarios de la coca guardaron el producto en su domicilio, en cuatro bolsas, tres medianas y una grande.

      Denunciaron que en horas de la noche, las dos acusadas rompieron los candados e ingresaron a la casa para llevarse los sacos llenos de hoja verde que tenían un valor de Bs 5.000.

      Luego, según el libro de investigaciones, ellas contrataron un minibús que las transportó de Huancané a Chulumani. Procedieron a iniciar el secado de la coca en la cancha de fútbol de aquella localidad.

      Una de ellas contó que una amiga las contactó para recoger la coca que faltaba secar. “Al día siguiente, sábado, hicimos el trabajo con el objetivo de ganar algo de dinero. Nos dijo que nos iba a pagar Bs 400”.

      Los comunarios se reunieron y las interceptaron en ese lugar. Amenazaron con lincharlas. El juez recordó que la Fiscalía decidió trasladarlas a La Paz.

      Los comunarios recuperaron en el lugar toda la coca.

      Fueron sometidas a una audiencia cautelar, en la que se determinó detención preventiva para ambas en el Centro de Orientación Femenina de Obrajes.

      Tras recuperar su coca, y al comprobar que las mujeres estaban en la cárcel, ni la Fiscalía ni los comunarios continuaron el proceso. El 17 de mayo de 2011, el juzgado envió una conminatoria para que el fiscal presente acusación contra las dos señoras.

      En un reporte presentado por la Policía también se confirmó que no se realizó ningún acto investigativo posterior.

      Se olvidaron de las mujeres, que dentro de la cárcel vivieron un terrible calvario. “Tengo mi hijo, mi mamá se quedó a su cargo. Ella está enferma. Sufrimos mucho. Nos las arreglamos para trabajar y sacar algo de dinero”, dijo una de ellas. “Trabajamos con tejidos; mi hijo se quedó con su padre, pero el alejamiento me mató. Gracias a Dios se ha acabado esta pesadilla”, complementó la segunda.

      En el penal conocieron a la abogada y activista de derechos humanos Marisol Quiroga, quien luego de escucharlas aceptó defenderlas sin ningún costo. “Trabajo en el proyecto Justice Maker y las patrocinamos gratuitamente. Las conocí en un taller dentro del penal”.

      La abogada señaló que este caso es un ejemplo de retardación de justicia, “de los muchos que existen en las cárceles del país. Además, se agudiza su vulnerabilidad por el hecho de ser mujeres, ya que estamos en un sistema discriminatorio”. Ésta fue una historia con un final feliz... Pero, no siempre es así.


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