EL PUEBLO SALIÓ A DEFENDER A UN LÍDER DETENIDO EN AYUNO
Nueva Delhi - PL y AFP
Multitudinarias manifestaciones tienen lugar en toda la India en apoyo al activista social Anna Hazare, detenido por iniciar una huelga de hambre para exigir leyes anticorrupción más severas.
En un millón se calculan los focos de protestas que proliferan a lo largo y ancho de la segunda nación más poblada del planeta y la séptima en extensión, lo que según diversos medios configura una situación de virtual guerra entre la sociedad civil y el Gobierno.
Hazare, seguidor de las doctrinas de Mohandas Gandhi, exige un endurecimiento del proyecto de ley debatido en el Parlamento que exoneraría al primer ministro y a magistrados de alto rango de ser juzgados en caso de sospecha por corrupción.
El militante de 74 años fue detenido en la mañana del martes, cuando se disponía a iniciar un ayuno por tiempo indefinido para exigir la creación de una oficina autónoma —del estilo de la occidental Defensoría del Pueblo— y con facultades para investigar delitos de corrupción sin importar los cargos de los ciudadanos sospechosos de cometerlos.
Tan instantánea como espontáneamente, las manifestaciones se sucedieron una tras otra en Nueva Delhi y en las ciudades más distantes, en una reacción en cadena que ha dejado sin aliento al Gobierno y sorprendido a más de un analista.
Pese a que el martes y miércoles ha llovido en gran parte del país, millones de personas de los más disímiles orígenes sociales, étnicos, políticos y religiosos colman plazas y calles para demandar la liberación de Hazare y apoyar sus reclamos de una legislación anticorrupción.
“Por una vez, hemos logrado llevar el tema de la corrupción a las calles de India”, comentó K. C. Malhotra, de 68 años, un profesor de historia jubilado. “Me alegro que los indios se unan en favor de una causa que cambiará nuestras vidas para siempre”, agregó.
Decenas de miles de ciudadanos, además, se han declarado en huelga de hambre, bien por un día o por tiempo indefinido.
Las protestas, sin violencia hasta el momento, revisten las más variadas formas, desde marchas a pie y en motocicletas, hasta procesiones con velas o diyas (lámparas de barro), pasando por plantones ante instituciones gubernamentales y juicios simbólicos al Gobierno.
Hazare llamó a sus seguidores y a la ciudadanía en general a no caer en provocaciones y, si fuera necesario, realizar un jail bharo andolan (dejarse arrestar en masa hasta repletar las cárceles).
El activista social dijo en repetidas ocasiones estar dispuesto a llevar su ayuno hasta las últimas consecuencias. Y en la India, este es un mecanismo de presión de incalculable fuerza.
En los últimos meses, el Gobierno se ha visto sacudido por varios escándalos de corrupción. Una intensa batalla fue librada por los partidos de la oposición, pero el reclamo se ha desplazado a las filas de la sociedad civil que hoy conmueve al país.
Nueva Delhi - PL y AFP
Multitudinarias manifestaciones tienen lugar en toda la India en apoyo al activista social Anna Hazare, detenido por iniciar una huelga de hambre para exigir leyes anticorrupción más severas.
En un millón se calculan los focos de protestas que proliferan a lo largo y ancho de la segunda nación más poblada del planeta y la séptima en extensión, lo que según diversos medios configura una situación de virtual guerra entre la sociedad civil y el Gobierno.
Hazare, seguidor de las doctrinas de Mohandas Gandhi, exige un endurecimiento del proyecto de ley debatido en el Parlamento que exoneraría al primer ministro y a magistrados de alto rango de ser juzgados en caso de sospecha por corrupción.
El militante de 74 años fue detenido en la mañana del martes, cuando se disponía a iniciar un ayuno por tiempo indefinido para exigir la creación de una oficina autónoma —del estilo de la occidental Defensoría del Pueblo— y con facultades para investigar delitos de corrupción sin importar los cargos de los ciudadanos sospechosos de cometerlos.
Tan instantánea como espontáneamente, las manifestaciones se sucedieron una tras otra en Nueva Delhi y en las ciudades más distantes, en una reacción en cadena que ha dejado sin aliento al Gobierno y sorprendido a más de un analista.
Pese a que el martes y miércoles ha llovido en gran parte del país, millones de personas de los más disímiles orígenes sociales, étnicos, políticos y religiosos colman plazas y calles para demandar la liberación de Hazare y apoyar sus reclamos de una legislación anticorrupción.
“Por una vez, hemos logrado llevar el tema de la corrupción a las calles de India”, comentó K. C. Malhotra, de 68 años, un profesor de historia jubilado. “Me alegro que los indios se unan en favor de una causa que cambiará nuestras vidas para siempre”, agregó.
Decenas de miles de ciudadanos, además, se han declarado en huelga de hambre, bien por un día o por tiempo indefinido.
Las protestas, sin violencia hasta el momento, revisten las más variadas formas, desde marchas a pie y en motocicletas, hasta procesiones con velas o diyas (lámparas de barro), pasando por plantones ante instituciones gubernamentales y juicios simbólicos al Gobierno.
Hazare llamó a sus seguidores y a la ciudadanía en general a no caer en provocaciones y, si fuera necesario, realizar un jail bharo andolan (dejarse arrestar en masa hasta repletar las cárceles).
El activista social dijo en repetidas ocasiones estar dispuesto a llevar su ayuno hasta las últimas consecuencias. Y en la India, este es un mecanismo de presión de incalculable fuerza.
En los últimos meses, el Gobierno se ha visto sacudido por varios escándalos de corrupción. Una intensa batalla fue librada por los partidos de la oposición, pero el reclamo se ha desplazado a las filas de la sociedad civil que hoy conmueve al país.
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