Después de surgir como uno de las pioneros en la producción de biogás proveniente de estiércol de vaca, Nepal, encumbrado en los Himalayas, está exportando exitosamente su conocimiento técnico a otros países.
Varios expertos nepaleses han estado viajando a países en el sudeste asiático y en África para introducir esta tecnología "limpia" y casera, que ayuda a reducir las emisiones de carbono de los combustibles fósiles y, además, a salvar bosques.
El biogás del estiércol de vaca se utiliza principalmente para cocinar en áreas rurales y también como fuente de electricidad en los hogares.
Es conocido por haber remplazado los hornos humeantes por fogones o estufas limpias para cocinar, y el modelo nepalés ganó el prestigioso premio Ashden de energías renovables.
El Biogas Partnership Project Nepal, un proyecto de colaboración entre el gobierno, donantes y ONG, ya instaló plantas para casi 300.000 hogares alrededor del país.
El proyecto dice que ayuda a reducir 7,4 toneladas de gases de invernadero por hogar por año y protege 250.000 árboles en ese mismo periodo de tiempo.
Y el conocimiento adquirido con el paso del tiempo ha beneficiado a muchas comunidades en diferentes países en vías de desarrollo, como Camboya, Laos, Vietnam, Indonesia, Bangladesh y Bután, entre otros en Asia y unos 10 países en África.
"El modelo de Nepal"
"Nepal fue el pionero en el desarrollo de esta tecnología y ahora también ha tenido éxito compartiendo esta pericia técnica con muchos países", dice Rem Neefjes, el director para el país de SNV, la agencia de desarrollo del gobierno de Países Bajos, uno de los principales donantes en los proyectos de biogás en muchos países.
"El éxito en Vietnam, en particular, ha sido sobresaliente. Más de 100.000 plantas de biogás han sido instaladas allá".
En Indonesia también hay creciente número de instalaciones y la tecnología incluso se llama "el modelo Nepal".
"Lo llaman así porque saben que ha sido probado y comprobado en Nepal todos estos años", dice Sundar Bajgain, un experto nepalés de biogás que ahora está basado en Jakarta para ayudar a los indonesios con la pericia técnica.
En varios países africanos, expertos nepaleses no sólo están ayudando a las comunidades a que instalen plantas de biogás, sino que también están llevando a cabo entrenamientos en las escuelas.
Theoneste Kaneruka era un simple albañil en la provincia norte de Ruanda hasta hace tres años.
"Entonces escuché sobre este negocio del biogás y después de varias sesiones de entrenamiento y certificación con el programa nacional de biogás, con el equipo de SNV Ruanda y el experto de Nepal, Prakash Ghimire, decidí empezar mi propia compañía".
"Ahora construimos entre 20 y 25 plantas de biogás al mes".
Pero la transferencia del conocimiento a otros países no siempre ha sido fácil para los expertos nepaleses.
"Se vuelve un reto mayor cuando se trabaja en un país que conoce la situación sociopolítica de Nepal", dice Bajgain.
"En Bangladesh, por ejemplo, fue un poco difícil al comienzo porque muchos en ese país conocen la situación política inestable en Nepal y los contratiempos en las obras de desarrollo".
"Entonces, naturalmente, fue difícil para ellos confiar rápidamente en nuestras capacidades, pero a su debido tiempo probamos que valíamos la pena".
Propio contexto
Wim J van Nes, el líder de la red de energía renovable de SNV, conoce bien las diferentes circunstancias locales.
"Es importante hacer énfasis en que cada país tiene su propio contexto y que el éxito del programa depende de diferentes factores técnicos, financieros, organizacionales, institucionales, políticos y socioculturales", dice.
"A pesar de esto, el caso de Nepal fue visto como una inspiración y muchas partes interesadas de otros países visitaron Nepal no sólo para observar hogares que utilizan biogás sino también para aprender de accionistas clave cómo se había desarrollado el sector".
Uno de los expertos del biogás nepalés, Indira Shakya, dice: "En una ocasión, acabábamos de llegar a Etiopía y los habitantes locales ya se estaban quejando de que la planta de biogás que habían instalado no funcionaba".
"Estaban preguntando cómo la tecnología funcionaba en un país 'frío' como Nepal pero no funcionaba en su país tan caliente".
"Así que fuimos al lugar a investigar y encontramos que estaban usando estiércol de vaca seco, que no puede producir el gas. Cuando les demostramos exitosamente la tecnología con estiércol fresco, sus caras se iluminaron".
La tecnología es bastante simple y natural: las bacterias que vienen con el estiércol del estómago de la vaca descomponen los desperdicios en un tanque digestor subterráneo hermético.
Ante la ausencia de oxígeno, la mezcla del estiércol con agua genera una reacción que produce un gas con hasta 70% de metano. El resto es dióxido de carbono.
El estiércol líquido fluye hacia un tanque y termina en un pozo de abono orgánico, mientras el gas se saca por una tubería que termina en los fogones de las cocinas.
Hasta la última década, la tecnología estaba prácticamente reservada a las áreas rurales de Nepal. Pero ahora ha viajado lejos de la mano de expertos nepaleses.
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